Discordia | SpainRP Fanfic | Pogo

22. Desliz

Capítulo dedicado a todos ustedes.
Gracias por seguir aquí 💕

No olviden cerciorarse de no saltar ningún capítulo, pues puede ser un error en el algoritmo, pero hay unos capítulos más leídos que otros.

Pogo extrajo el celular de su pantalón.
Comprobó nuevamente que el GPS le daba la dirección correcta y avanzó.

Se hizo pasar por un peatón común y corriente, como cualquiera que sale a trotar y se topa una bonita casa.

Cualquiera que lo viese podía jurar que el joven hombre de aspecto bonachón paseaba por el vecindario por mero hobbie y que aquella casa le gustó tanto que le tomó múltiples fotos para compartirlas con sus amigos, para mandarse a hacer una igual o adquirir una similar en el barrio... Nadie nunca hubiera deducido que aquél acosador había dado finalmente con la casa de su víctima, de Sandra, y esa sonrisa que presumía era una de júbilo por todas las razones contrarias.

━Eureka.

Dijo para sí mismo a las afueras de esa casa, guardándose las fotos en la galería.

Se veía un espacioso apartamento. Una cerca blanca protegía el jardín de entrada, mismo que era adornado por flores amarillas y azules, colores realzados por el verde vibrante del pasto bien recortado. Había estacionamiento para dos autos y un pequeño camino de piedra labrada que conducía a la entrada. Más allá de las paredes blancas y ventanales verdosos modernos no se podía distinguir más, pero sin dudas por dentro resultaría más acogedora.

Una silla flotante de dos plazas descansaba sobre el césped y le pareció extraño no ver algún juguete o algo que pudiese pertenecer al pequeño de la casa.

Le dio curiosidad por saber qué estaba haciendo su amigo en esos momentos. Era su tercer y último día de vacaciones, seguramente lo estaba disfrutando antes de volver tanto como Pogo disfrutaba de por fin haber logrado sus cometidos. Las cosas con La Mafia ya habían sido atendidas.

Ingresó al perfil del pelirosa en Instagram, mismo que mantenía bajo el nombre de Dann, más no su identidad de Subinspector. Miró las historias destacadas. Eran muchas y estas contenían todas las bebidas tropicales y platillos que había degustado en algún restaurante caribeño, presumiendo de una jugosa y apetecible gastronomía que incluso lo hicieron relamerse los labios al ver algunos caldos, ensaladas, gratinados, filetes de pescado entre otros mariscos y acompañamientos bien preparados. Los cócteles, mojitos y diversos tragos realzaban la estética con sus colores, pero igual se antojaba refrescarse con ellos.

Las últimas imágenes eran de Sandra, posando a su lado con una amplia e impecable sonrisa.

Oh, su sonrisa hermosa y cautivadora. Una que jamás había presenciado de ella, mucho menos dedicada para él.

El payaso liberó aire por la nariz a la vez que esbozaba una pequeña sonrisa ladeada, apreciando la fotografía que capturaba la esencia de la morena en, quizá, uno de sus mejores momentos, deleitándose al lado de sus seres queridos.

En instantes como este, se preguntaba si valía la pena su cometido, aquello que estaba maquinando con tal de cobrar venganza con el traicionero amigo de Gustabo. Pogo había jurado proteger a su anfitrión únicamente, la venganza venía como síntoma de la traición, de querer acabar con él. ¿Valía la pena destruir a Horacio? Arrancar cada vestigio de su absurda felicidad hasta dejarlo tan malditamente miserable al punto de empujarlo a ser él mismo quien se quitaste la vida. Flagelarlo como si no fuese más que un animal.