Drakonius, un dragón con alma. Fue toda una sorpresa toparme con un dragón cuyo pensar y sentir era semejante al de un humano. Tenía curiosidad acerca de dicho dragón y su historia junto a Harry. Sin embargo, mi objetivo estaba claro, volver a Venezuela para salvarla de la destrucción, proteger a los que amo sin importar el precio a pagar. Esa era mi decisión, ser como Harry, y, si fuere necesario, morir protegiendo lo que amo.
— Todo bien pero, ¿Cómo sacáremos a Draco de aquí? – Preguntó Kennith, de una forma un tanto irónica pero correcta. Era una habitación amplia lo suficiente grande para contenerle, pero la forma de entrar era algo pequeña para que el dragón saliera. Medía aproximadamente 4 metros de altura, 2 de anchura y 12 de largo.
— ¿Me lo preguntas a mí? Tú fuiste el de la idea. – Le respondí con un tono sarcástico. Justo en ese momento me preguntaba precisamente ¿Cómo le hizo el dragón para entrar?
— Opino que le piquemos en trozos y que se arme nuevamente con magia. – Claramente no podía faltar un comentario así por parte de Moon, envuelto en una sonrisa maquiavélica.
— Nada de eso será necesario, Maestro, existe una compuerta detrás de mí que se abrirá cuando se forme el vínculo dragón-jinete.
— ¿Puedo reírme? – Preguntó Moon.
— Moon... – Le miró Kennith de forma seria, frunciendo ligeramente el ceño.
— ¿Qué? ¿Me vas a decir que no da risa? – Se encogió de hombros.
— Sea como sea. – Les interrumpí. — ¿Cómo se forma ese vínculo?
— Muy fácil, Maestro, una vez te hayas subido a mi espalda, debes conectar tu espíritu con el mío.
Guardé silencio absoluto, no tenía la mínima idea de cómo hacer tal cosa. No obstante, intentaría algo solamente para comprobar mi teoría.
— Muy bien, estoy listo. – Al decir estas palabras, Drakonius se agachó lentamente para facilitarme la subida a su lomo.
Sinceramente fue complicado, lo máximo a lo que me llegué a fue a un camión de cargas pesadas cuya altura era semejante a la de Drakonius, la diferencia era que constaba de una superficie lisa con diversos agarres. Me sujeté de una de sus patas para tomar impulso y dar un salto pequeño directamente hacia su lomo. Me acomodé en su dorso como si de una moto se tratara y me sujeté de su cuello.
— ¿Nunca antes te habías subido a un dragón, maestro?
— Siendo sincero, no.
— Sí, lo tomé en cuenta.
— Bueno, será mejor que te sujetes bien. – Al decir esto comenzó a levantarse lentamente, si no hubiese obedecido me hubiese desplomado al piso pero me aferré a su cuello con bastante fuerza.
Volteé a ver de momento a Kennith y Moon, ya que no habían dicho una sola palabra desde entonces. Moon estaba riéndose de mí en silencio, mientras que Kennith miraba en silencio a Drakonius, se le notaba melancólico.
— Es hora, maestro.
— Sí.
Había llegado el momento de comprobar mi teoría, por tanto coloqué mi palma derecha en el área de su cuello y cerré mis ojos.
Comencé a visualizar nuevamente aquella pintura en la que se encontraban Harry y Drakonius, esta vez cambiaría la silueta de Harry por la mía. Al instante pude sentir un torrente de poder que entraba por mi palma derecha, como si quisiera apoderarse de mí. El dragón soltó un rugido y comenzó a inquietarse, ¿Qué estaba pasando?
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Destino o Decisión.
FantasyAlgunas personas afirman que el destino no existe, que somos nosotros quienes escribimos nuestra historia. Otros piensan lo contrario, que todo se basa en el destino. Al final siempre están interconectados, pero todo el tiempo termina surgiendo la m...