A veces, solo a veces tu vida puede cambiar por completo en menos de 24 horas. Pueden ocurrir sucesos que te marcarán toda tu vida. A mí, un simple collar de oro (o lo que parecía ser) me cambió la vida.
Luego de haber sido perseguido por individuos cuyo poder sobrepasaba mi entendimiento, e incluso sobrevivir ante ello perdí la conciencia.
Desperté en otro plano, otro lugar para nada semejante a mi ciudad, ¿En dónde estaba? Abrí mis ojos y observé alrededor, era un bosque, un paisaje hermoso. Aún así, estaba confundido, después de tal encuentro, ¿Cómo sobreviví? ¿Tenía poderes? Noté que aquél collar seguía en mi cuello, al parecer fue el mismo que me trajo a este lugar.
Sin embargo, ¿Dónde estaban esos demonios, esos ángeles, esos individuos que atentaban contra mi vida? Tenía muchas preguntas, que esperaba fueran respondidas.
Me levanté para subirme a uno de los árboles más altos, con la intención de buscar alguna señal de vida, alguna ciudad, algún pueblo. Estando en la cima aprecié dos cosas en particular, una gran ciudad a lo lejos de un desierto hacia mi sur, y una mansión de altura indescriptible a mi norte. Fue curioso como aquella mansión se encontraba aislada de la ciudad, pero cercana a mí, además de su curioso color y brillo dorado, ¿Estaba hecha de oro?
Decidí dirigirme hacia allá, realmente no quería cruzar un desierto entero para llegar a una ciudad, así que bajé del árbol en el que estaba y seguí el camino directo a esa mansión. Tal vez estaba abandonada, o tal vez había una persona muy adinerada viviendo ahí, realmente solo necesitaba una explicación.
Cuando me acerqué lo suficiente no lo podía creer, dicha mansión era exactamente igual a la mansión que observé en mis sueños, ¿Acaso era la misma? ¿En realidad estaba soñando? No lo sabía.
Me acerqué hasta la gran puerta de dicha mansión, dando tres golpes esperé a ser atendido.
Segundos después la puerta fue abierta. Cada vez se volvía más impactante lo que ocurría, no solo la mansión, sino el chico dorado de mis sueños se presentó ante mí. Asustado di dos pasos hacia atrás, era él, era la mansión, estaba seguro. La única diferencia, era que el chico no era tan dorado como antes, estaba pálido su color.
— Drake Daylight, te estaba esperando. – Me llamó por mi nombre, ¿Cómo lo sabía? ¿Qué estaba pasando? Di un pequeño salto hacia atrás por el mismo hecho.
— ¿Eres...? ¡Eres el hermano del rubio de mis sueños! ¿¡Cómo sabes mi nombre!? – Me miró de reojo, soltando una risa.
— ¿Hermano del rubio? Veo que estás muy confundido.
— ¡Pues sí, hace unos minutos era perseguido por entidades demoníacas, elementales, altamente poderosas, todas querían acabar conmigo y de la nada ahora estoy aquí! ¿¡Cómo esperas que esté!? ¿¡Y cómo mierda sabes mi nombre!?
— Calma, calma, te explicaré. Primero que nada, no soy el hermano de ningún rubio, mi nombre es 78. – Sí, un número, todo se tornaba cada vez más descabellado.
– ¿Setenta...? ¿Y ocho?
— Sí, pasa adelante, te explicaré todo con detalle.
— ¿Por qué debería confiar en ti?
— Porque quieres respuestas, y yo soy el que te las dará, además, pude haberte matado desde el momento que tocaste la puerta.
— Eso último era innecesario, pero veo que no tengo alternativa.
— No, no la tienes.
Me dirigí junto a él al interior de esa mansión, era aún más inmensa desde dentro, se dividía en 3 pasillos grandes los cuales se volvían a dividir en más pasillos y múltiples escaleras. Era increíble como estaba decorada, como si cada cosa estuviera en su sitio, como los tonos entre dorado y café del interior combinarán a la perfección. Incluso la iluminación, no había lugar muy oscuro o muy iluminado, las antorchas y lámparas estaban distribuidas de manera perfecta, me pregunté cuantos años se tardó el edificador en construirla.
Me guió por el pasillo principal, hacia unas escaleras, (infinitas escaleras), no recuerdo la cantidad de pisos que subimos hasta llegar a la cima de la mansión. Setenta y ocho no dijo una sola palabra hasta llegar.
Una vez en la terraza de la mansión, miró hacia el cielo, justo como el chico de mis sueños lo hizo, sinceramente esperaba a que no desapareciera entre el polvo, más sin embargo comenzó a hablar.
— Este era su lugar favorito. – Se notaba la melancolía que portaba, al decir cada palabra.
— ¿Lugar de quién? – Le pregunté.
— El de Harry Goldust, el chico dorado que apreciabas en tus sueños. Que a la vez era hermano de Kenny Rainbowdust, aquél rubio del que me preguntaste.
— ¿Cómo sabes todo esto? ¿Por qué te pareces tanto a él?
— Porque fui creado por él.
— ¿Creado? ¿Eres un androide o algo parecido?
— Algo así.
— ¿Y cuál es tu fin?
— Tú. – Mi mente estaba a punto de explotar, recibía respuestas pero no eran suficientes, cada vez tenía más dudas.
— ¿Es esto un sueño?
— Puedo golpearte si tienes esa duda.
— Okay, ya entendí, pero, ¿Qué tengo que ver yo con todo esto? Es más, ¿Por qué yo soy tu fin?
— Porque tú eres el elegido, Drake.
— Por favor para de dar respuestas cortas, y explícame, ¿Soy el elegido de qué? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cómo llegué aquí? ¿Quién realmente eres tú? Quiero saberlo todo, dijiste que me explicarías a detalle.
— Bien. Hace muchos años atrás, existió un héroe, su nombre era Harry Goldust, el caballero dorado. Fue él quien diseñó y construyó esta mansión, el que salvó este universo de catástrofes. Un héroe que decidió usar su fuerza para mantener el universo a salvo, incluso menospreció su vida muchas veces por el bienestar de los que amaba. Anticipó su muerte, pero a la vez anticipó su regreso, no en su cuerpo, sino el de un chico llamado Element Thunderstone, él falló y murió luego de corromperse. El espíritu de Harry seguía en busca del ser perfecto, y te encontró a ti. Él vive dentro de tu ser, pero para ser desatado, necesitaba a alguien que lo entrenara. Ese alguien soy yo, Setenta y ocho, creación oculta que puede sentir su espíritu y alma fluir. Fui yo quien te trajo hasta aquí, fui yo el que colocó el collar en tu camino aquella tarde, y el que te salvó de aquellos seres que te iban a asesinar. Pero ahora todo está en tus manos, en tu decisión, puedo devolverte para que sigas con tu vida, como si nada hubiese pasado. O puedes quedarte, y aceptar la responsabilidad por la que fuiste escogido.
Era complicado decidir, pude sentir como el peso de la responsabilidad caía sobre mis hombros, quería rechazar, pero sería egoísta que rechazara aquella oportunidad por seguir con una vida sencilla e insignificante. Solo pensé en mi Nat, quería volver a verla una vez más.
— Sé lo que piensas, sé que es difícil, puedo llevarte con ella cuando termines de entrenar. Pero no quiero presionarte, te dejaré solo, sabré cuando hayas decidido de todos modos. – Al decir esto desapareció de mi vista al instante.
Me senté al borde de la terraza a mirar el cielo. Aún miles de preguntas resonaban en mi cabeza. Pero no era momento de dudas, el destino de un universo colgaba de mis hombros. No sabía que amenazas habían, a qué me enfrentaría, pero de algo estaba seguro, o vivía siendo un cobarde, o moría defendiendo lo que amaba.
— Él será, la Luz de La Justicia. – Escuché por segunda vez esas palabras en mi mente luego de haberme decidido.
Segundos después el collar que cargaba comenzó a brillar con bastante intensidad, al igual que mis manos, incluso mis ojos brillaban, sentí como el poder fluía en mi ser.
Cerré mis ojos, me concentré aún más, intenté estabilizar tal luz-poder que emanaba.
Finalmente abrí mis ojos, sentí como algo había cambiado dentro de mí, me sentí, determinado.
— Bienvenido a casa, Drake Daylight.
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Destino o Decisión.
FantasíaAlgunas personas afirman que el destino no existe, que somos nosotros quienes escribimos nuestra historia. Otros piensan lo contrario, que todo se basa en el destino. Al final siempre están interconectados, pero todo el tiempo termina surgiendo la m...