CAPÍTULO 5. JUSTICIA, PARTE I

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Aún con miedo, decidí seguirlo. Me guió al interior de aquella extraña y gigante mansión, era mucho más grande de lo que aún parecía, con una infinidad de pasillos y escaleras, podía perderme con toda facilidad si entraba solo.

— Dime, Element, ¿Tienes hambre? ¿Necesitas algo? – Se apreciaba su preocupación hacia mí, y sí, tenía hambre, habían pasado dos días sin que pudiéramos comer bien, así que mirándole a los ojos asentí con la cabeza ciertamente avergonzado.

— Ya veo, ¿Qué quieres comer?

— Lo que esté a su disposición, señor.

— Ja, ja, ja. Olvidas que esto es una mansión, aquí hay de todo. Volveré a preguntar, ¿Quieres algo en específico? Pide lo que quieras. – Realmente no tenía idea de qué pedir, estaba acostumbrado a las mismas latas de sopa de tomate, o las de atún, entre otras comidas enlatadas. Le miraba confundido.

— Está bien, yo elegiré, tranquilo. – Dijo esta frase, acariciando mi cabello, guiándome nuevamente por aquella mansión.

Me llevó hasta un comedor muy grande, (la verdad me preguntaba cuantas personas comían allí). Parecía un comedor de los castillos que me mostraba mi hermano en aquellos cuentos que me leía cuando era más pequeño.

Tenía sillas que parecían pequeños tronos, eran doradas, con sus espaldares y asientos de color rojo intenso,  y una grande y  alargada mesa que cubría gran parte del comedor. Además, estaba decorado aquel comedor con pinturas medievales, iluminado con distintas lámparas de fuego, antorchas, incluso un hermoso candelabro en el área del techo, dando perfectamente con el centro de la mesa.

— Siéntate en donde quieras y espera aquí. – Me dijo para luego irse por uno de los pasillos.

Sin más me senté a esperar cerca del medio, en uno de los laterales de la mesa. Los asientos eran muy cómodos, no había sentido comodidad así en mi vida, sin duda era una mansión con todos sus lujos.

Algo que logré notar, (y que me llamó mucho la atención), fue que en el centro de la mesa había un símbolo. Dicho símbolo era exactamente el mismo extraño símbolo que poseía en mi collar, ¿Por qué? No tengo idea, mi padre explicó que era el símbolo de la familia, ¿Acaso esa mansión tenía algo que ver con mi familia? Tal vez ese joven era más cercano a mí de lo que pensaba.

No pasó mucho tiempo cuando de la nada toda mesa fue llenada por aquél joven de cuanta clase de comida exquisita podía existir. Había pavo, pollo, cerdo, res; distintos tipos de ensaladas, bebidas, era realmente un banquete. A mi corta edad no tenía idea de que era cada cosa, solo me brillaban los ojos de la emoción.

A pesar de que estaba seguro que no comería todo eso, al menos haría el intento.

Lo que sí fue curioso fue ver como Kenny se movía a una velocidad indescriptible, eso ya lo había visto antes, pero no en humanos, ¿Qué tan humano era él?

— Buen apetito, pequeño amigo. – Fueron sus palabras antes de que se sentara a comer justo en frente de mí. Tomó algo de ensalada y jugo, y comenzó a comer.

Yo realmente quise probar todo, así que hice eso, tomé un poco de cada cosa en la mesa (y a pesar de ser poco, resultó siendo un gran plato).

— ¿Y qué tal está? – Me preguntó. Yo con la boca llena, disfrutando cada bocado, apenas me salió un "delicioso", él soltó una pequeña risa, pero no paraba de mirar mi collar, se le veía melancólico, como si algo le recordara.

— Entonces... ¿Vienes de otro mundo? – Mirándole asentí con la cabeza.

— De seguro te preguntarás, qué tiene de especial el collar que cargas puesto, el porqué te pregunté de dónde lo sacaste. – Solo asentí con la cabeza una y otra vez, con cierta pena.

Destino o Decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora