CAPÍTULO 4. LA PIEDRA DEL TRUENO.

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A veces, solo, algunas veces, la vida decide cambiar tu destino y darte una segunda oportunidad. Poniéndote frente a ti, la vida y la muerte. Mi nombre es Element Thunderstone, y esta es mi historia.

No nací viviendo una vida plena, nací en una tierra donde el fin del mundo ya había pasado, no como estaba predicho, sino peor. La raza humana sobrevivió apenas, y aún así el mundo jamás volvería a ser como antes, el oxígeno era escaso al igual que la comida, el agua y los demás recursos. Por suerte, mis padres junto a mi hermano hicieron lo imposible para que pudiéramos vivir. Por al menos 10 años.

A mis 7 años mis padres fueron asesinados por aquellos seres que dominaban nuestro mundo, quedé yo solo junto a mi hermano. Fueron solo 3 años que logramos aguantar.

A mis 10 años, se presentó otro ataque, mi hermano y yo nos encontrábamos huyendo de aquellos individuos interplanetarios, con esperanzas nulas de sobrevivir. La huida fue inútil, correr entre distintas porciones de terreno era muy difícil. Con el tiempo terminamos por caer luego de toparnos con un terreno i estable, mi hermano hizo lo posible por amortiguar mi caída. Sin embargo sus piernas se fracturaron por aquella caída (se habían vuelto trizas fue una larga caída), ya no podía caminar.

— Element, hermanito, tienes que seguir sin mí. – Fueron sus palabras. Aquellas palabras que terminaron por romper mi corazón en mil pedazos. Ya había perdido a mis padres, no iba a poder soportar perderlo a él, era lo único que me quedaba.

— ¡No! No puedo dejarte, vamos, yo te llevaré hermanito, podemos con esto. – Le imploré envuelto en un llanto inconsolable.

— No funcionará. – Me respondió preciso. — Si no te vas ahora, ambos moriremos.

— Prefiero morir junto a ti, como hermanos. – Me aferré a él.

— No. Quiero que tú vivas que sigas adelante, todo estará bien, te lo prometo ¿Puedes hacer eso por mí? – Fue una decisión dura para mí, aún con 10 años, entendía a qué se refería, siempre quiso lo mejor para mí. Así que acepté, asintiendo con mi cabeza.

— Ok, necesitarás llevar esto. – Se quitó aquél raro collar que portaba, el collar que le pertenecía a mi padre, me lo entregó. Era un collar extraño, mi padre decía que tenía el símbolo de la familia, que fue entregado de generación en generación a los primogénitos de cada uno. — Cuida este collar con tu vida, haz eso por mí.

— Te extrañaré, hermano... – Lloraba en su hombro, inconsolable, pero tomé fuerzas, sujetando aquél collar. Respiré hondo y me despedí por última vez de mi hermano.

Comencé a correr con aquél collar sujetándolo en mi mano. Mientras corría logré atarlo a mi cuello. A lo lejos escuché como mi hermano moría horriblemente en mano de aquellos seres, así como el sonido de aquellas bestias corriendo hacia mí, fue la peor experiencia que pude llegar a tener. Lloraba mientras seguía corriendo con todas mis fuerzas, no pensé en detenerme en ningún momento. Tal vez era mi fin, pero le creí a mi hermano, y a mi padre, por alguna razón ellos nunca se rindieron, y siempre guardaban algo con respecto a aquél collar que colgaba de mi cuello.

Luego de varios minutos, aquellos individuos lanzaron una especie de proyectil, que explotó muy cerca de mí, para mi suerte, el daño fue mínimo, pero dicha explosión me hizo volar por los aires. Gritaba, esperaba no lastimarme al caer, pero el verdadero problema fue que no caí, pasé muy cerca del borde de un gran precipicio. Y sí, terminé por caer allí. Mientras caía, simplemente me desmayé.

Estando inconsciente, solo recordaba a mi hermano, a mis padres. Eran todo lo que tenía, y lo perdí. Yo no pedí nacer así. Realmente, solo quería vivir una vida normal.

De un momento a otro, comencé a tomar conciencia.

Sentí como una brillante luz pegaba en mis ojos. Los apreté para después abrirlos. Al abrir mis ojos, nada era igual, todo había cambiado de un momento a otro, ya no estaba en un ambiente post-apocalíptico, para nada, estaba acostado justo debajo de un árbol, y la luz del sol fue la que me despertó. El ambiente era diferente, tenía vida.

Me levanté rápidamente a mirar a mi alrededor. por alguna razón no sentía el dolor de la caída, ¿Dónde estaba? ¿Estaba soñando, o simplemente había muerto? No había rastro de aquél precipicio del que caí. Terminé por darme una cachetada, para aclarar si estaba soñando o no, o incluso muerto. Pero efectivamente aquella cachetada me dolió.

Comencé a caminar por aquél bosque en el que me encontraba, estaba asombrado. El cielo estaba de un precioso azul brillante, las nubes finalmente eran blancas, y por primera vez en mi vida logré ver y sentir el sol brillante.

Fue una experiencia inolvidable, incluso comencé a correr desbordando felicidad. Encontré un lago mientras andaba, el agua era cristalina, pura. Fue tanta la emoción que grité.

— ¡Midnight, hermano! Tienes que ver esto... – Había olvidado por completo que ya no estaban, solté una lágrima pero en el mismo instante la limpié, y seguí caminando sin rumbo alguno.

No sabía qué hacer, era un mundo totalmente diferente, y no conocía a nadie, tampoco veía señales de algún pueblo o ciudad, pero seguí caminado con la esperanza de hallar algo. Cuando de pronto, logro salir de aquél bosque viendo a lo lejos lo que parecía ser una gran mansión, ¿Una mansión en medio de la nada? No tenía sentido para mí, pero igual me dirigí apresuradamente hacia allá.

Cuando ya estaba cerca, me di cuenta de que era más grande de lo que pensaba, tenía una altura indescriptible, y, se veía como si estuviera hecha de oro. Me detuve a mirarla fijamente, detallando cada fracción de la misma.

— Pequeño niño, ¿Qué haces tan lejos de casa? – Escuché esa voz muy cerca de mí. Al voltear divisé a un joven rubio de aparentes 17 años, de la edad de mi difunto hermano.

— Disculpe, señor, no quería entrar en su mansión, solo, buscaba ayuda. – Me volteé completamente, mirándole muy avergonzado. Me miró de reojo, haciendo un gran énfasis en mi cuello, mirándome con bastante furor.

— ¿¡De dónde sacaste ese collar!? – Me preguntó con un enojo notable, acercándose a mí.

— ¿Este collar? Es mío, me lo dio mi hermano mayor, no le he robado, lo prometo, ni siquiera he entrado, por favor no me haga daño. – Cerré mis ojos muy asustado, de pronto mi collar comenzó a brillar. Escuché como aquel chico se detuvo, al parecer calmándose.

— Tu, ¿Hermano mayor? – Me preguntó con un tono muy confundido.

— Sí, mi muerto hermano mayor. ¡Por favor creame, no se cómo llegué aquí yo vivía en un mundo gris y oscuro y unos seres nos atacaron y mataron a mis padres y a mi hermano y luego iban por mí y yo caí y de pronto aparecí aquí y encontré este lugar por favor no me last-! – Dije todo eso de forma muy rápida, estaba muy asustado.

— ¡Basta, basta! Te creo, no te haré daño, ¿Sí? Calmate. – Se acercó a mi para intentar calmarme.

Yo respiraba muy rápido, más intenté calmarme, inhalando y exhalando cada vez más lento, justo como mi padre me había enseñado.

Una vez en calma, aquél joven se dirigió a mí nuevamente.

— ¿Cuál es tu nombre, niño?

— Element Thunderstone, señor, ¿Y usted?

— Me llamo Kenny, Kenny Rainbowdust. Ven conmigo.

Destino o Decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora