ADVERTENCIA: ESTA HISTORIA ESTÁ PAUSADA TEMPORALMENTE ‼️
Madara e Izuna son dos empleados de la empresa Konoha.
Hashirama es un trabajador de una fábrica de esculturas y Tobirama un abogado. La vida normal de estas cuatro personas será guiada a una...
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—¿Has ido a un juicio? — pregunto de forma seria.
—No— le contesto mirando su rostro.
—Bueno, iremos a uno, te necesito de testigo para hacer que Isao y compañía sean encerrados por un largo tiempo— reviso sus papeles y después devolvió su vista al menor—de preferencia será h-
Su habla fue interrumpida por voces afuera de su oficina. Izuna volteo hacia la puerta y esta fue abierta por un adolescente que se le veía emocionado.
—¡Buenas tardes Tobirama-san! —entro el menor escondiendo sus manos detrás de su espalda.
—Lo siento vino corriendo y no lo pude detener— dijo la mujer mayor un poco agitada recién llegando.
—Déjalo que pase— hablo el albino.
—¡Gracias! Miré le traje un obsequio—le mostro lo que traía, era una caja de chocolates y encima tenia pegado una carta—es forma de agradecimiento por haberme ayudado—sonrió entregándole el regalo.
Agarro los chocolates con gusto y los dejo en el escritorio— ¿Cómo has estado, Noa?
—Bien, gracias a usted.
—Me alegro— al no poder formar una sonrisa, como gesto de alegría le revolvió el cabello al adolescente, y el menor respondió con otra sonrisa.
—Lo dejo para que siga con su trabajo— se despidió y salió de la oficina seguido de la secretaria que cerró la puerta al retirarse.
Por otro lado, el Uchiha quedo sorprendido, pero no sabía por qué. Ese es el trabajo del Senju, ayudar a los demás. Justo lo que está haciendo con él.
Se sentía un poco enojado, ¿serán celos?, "Imposible, es solo un niño" pensó.
Dejando ese tema de lado, se quería centrar en lo que le digiera Tobirama.
—Como te estaba diciendo, quiero que de preferencia hagamos el juicio el día de hoy.
—¿Hoy? —tenia nervios, preferiría hacerlo mañana, aun no se sentía listo—¿no podría ser mañana?
—No— lo miro directo a los ojos.
—Puedo, ¿saber la razón? —quería intentar hacerlo cambiar de idea.
—Sí, es porque no quiero que te vuelva a pasar algo similar a lo de hace dos días— su seriedad a la hora de hablar, hizo entender a Izuna que lo decía en serio.
—Está bien— "¿Se preocupa por mí?" un pequeño sonrojo adorno sus mejillas.
—Gracias por comprenderlo.
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—¿Entonces vas a ir? —la pelirroja se encontraba relajada al lado del azabache.
