ADVERTENCIA: ESTA HISTORIA ESTÁ PAUSADA TEMPORALMENTE ‼️
Madara e Izuna son dos empleados de la empresa Konoha.
Hashirama es un trabajador de una fábrica de esculturas y Tobirama un abogado. La vida normal de estas cuatro personas será guiada a una...
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Antes de dormir Izuna acostado en su cama miraba la tarjeta con el número del albino, quería mandarle un mensaje, pero presentía que él estuviera dormido o que estuviera ocupado. Entonces se lo pensó mucho.
Sus manos comenzaron a sudar de los nervios, no sabía qué hacer y al final no le mando un mensaje y se fue a dormir desanimado.
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Por más ganas que tuvo de haberles dicho a sus hermanos que su compromiso se cancelaria y ver a su hermano albino feliz de su decisión.
Su padre le dijo que era mejor esperarse a hablar con los demás integrantes de la familia. Hashirama se marchó a su casa su cuerpo pedía un descanso y se lo daría; llego y se acostó en su cama, navego un tiempo en las redes sociales. Hasta que se le hizo tarde, pero no le importaba, estaba tan feliz que no podría conciliar el sueño.
Se metió a WhatsApp y vio un mensaje de su madre que le decía "buenas noches Hashirama". Él le contesto lo mismo, sabiendo que dentro de unas horas lo leerá. Un mensaje inesperado de Madara, le llego.
Aclaro unas cosas con el azabache y después quedaron de verse algún día junto sus hermanos. Su felicidad subió considerablemente. Por fin su vida tomaba el rumbo que él quería, sabía que esto terminaría bien.
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Poco a poco amanecía y los habitantes de Tokio estaban preparados para comenzar sus rutinas. Madara e Izuna hacían lo mismo, se alistaron y desayunaron tomaron un abrigo y salieron de casa.
Durante el camino el menor se mantuvo cabizbajo, ahora en ese momento se arrepintió de su cobardía y no haber hablado con Tobirama. Que hubiera querido ser más que solo su cliente.
—¿Ocurre algo? —se dirigió al menor con preocupación.
—No, todo está bien—sus ojos brillaban y parpadeó tres veces para disimular—tenía una basura en el ojo—rio nervioso y vio como Madara levantaba una ceja.
—Bueno— observo un rato a su hermano y después llevo su mirada al frente.
"Eso estuvo cerca" Su mente se mantuvo en blanco por un tiempo, sabía que era inútil pensar en una relación con pocas probabilidades de que se establezca. Él debía concentrarse en su nuevo trabajo, ya era un adulto, no quería tener fantasías como en secundaria. Levanto su cabeza ya no había vuelta atrás, con el tiempo abandonaría esos sentimientos; por más difícil que le sea.
Unos minutos pasaron cuando el tren se detuvo en la primera estación, los Uchiha bajaron y se dirigieron a la plaza.
A cada paso que daban, no solo Izuna, también Madara, se sentían nerviosos. La verdad trabajar en ese cine no era mala idea, por supuesto que querían ese puesto. Todo dependía de ellos; se sentían capaces, pero no se confiarían demasiado.
