I. Cita

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Tobirama se encontraba en casa de sus padres festejando el cumpleaños de su querida madre, junto con Butsuma su padre y sus hermanos

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Tobirama se encontraba en casa de sus padres festejando el cumpleaños de su querida madre, junto con Butsuma su padre y sus hermanos.

Todo fue muy agradable, el albino ya extrañaba convivir con su familia, pasar el rato sintiéndose feliz.
Tobirama estaba sentado en el sofá encerrado en su mundo e inesperadamente se acerca su hermano menor Itama.

—Nii-san

— ¿Qué pasa?

— ¿Tienes novia?

— No... A qué viene el tema

— Madre me dijo que ya estas grande y quiere conocer a su nuera.

—No lo sé. No hay ninguna mujer que sea mi tipo.

— ¿Enserio no te gusta nadie?

—No

—Le diré eso a madre

—Di lo que quieras

El albino pensó "¿una novia? "
Enserio su madre lo veía tan solo.
Esos temas no eran de su interés es por eso que nunca pensó en tener pareja.

Eran las 7:00 de la noche y ya estaba oscureciendo, Tobirama estaba algo cansado y mejor decidió en irse no sin antes despedirse de sus padres y de sus hermanos.
Salió de la casa y camino hacia su departamento, el cual no se encontraba lejos.

Cuando llegó se quitó los zapatos dejándolos en la entrada después se adentró a su departamento camino hacia su habitación y se tiró en su cama. Se quitó la chaqueta, se acomodó en su cama y cerró los ojos por un momento.

No pensaba en nada, no quería hacerlo, aunque su cabeza estaba llena de enigmas. Solo quería dormir dejar descansar su mente. Al cabo de unos minutos quedó completamente dormido.

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Hashirama estaba despidiéndose de su madre y su padre, sus hermanos ya se habían ido y él había sido el último.
Después se fue feliz de haber estado con su familia.

Llegó a su casa y eran alrededor de las 8:46 de la noche las estrellas estaban brillando y el cielo completamente negro, con la Luna iluminando lo oscuro de la noche.
Era viernes lo que significa que al día siguiente por la tarde vería a aquel azabache que conoció a primera vista en la cafetería.

Solo queda dormir y esperar el mañana. Pero primero se cambió su ropa a una más cómoda, lavo sus dientes y finalmente se acomodó entre las cobijas. Segundos bastaron para el castaño cayera en las manos de Morfeo.

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Los rayos del sol molestaban la cara del albino lo que lo obligó a despertar. Se levantó con el ceño fruncido, eran las 8 de la mañana y este día no asistiría a su trabajo, tenía el día libre.

Se dirigió a la cocina a preparar su desayuno que consistió de un huevo frito y un café, después se sentó en el comedor y empezó a leer el periódico mientras daba sorbos a su bebida.
Dejo a un lado el periódico y recordó el día de ayer, recordó haber estado con su familia. Y aquel hueco que estaba presente en su corazón, se había llenado, pero no del todo.

Aún lo sentía, era como si solo se hubiera llenado a la mitad y la otra mitad permanecía vacía.
Tobirama no le quiso dar importancia pues según él nada hacía falta en su vida, solo la existencia de su familia era suficiente para sentirse feliz.

Terminó de comer y lavo los platos para luego tender su cama y hacer aseo general en su departamento. No quería seguir pensando en aquel vacío.

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Eran las 9 de la mañana Hashirama ya se encontraba en su día laboral y sus compañeros lo veían más entusiasmado de lo normal.
Lo que no sabían era que la emoción del castaño se debía a que tendría una "cita", con un hombre que apenas y lo conoció de vista.

El día transcurrió normal eran cerca de las 15:50 de la tarde, Hashirama caminaba por las calles de la ciudad, se dirigía al lugar donde pasaría a recoger al Uchiha no faltaba mucho para llegar. Así que discretamente apresuró el paso y cuando por fin se encontraba en la entrada vio a Madara despidiéndose de sus compañeros.

—Hola— saludo alegremente el mayor dándole paso al azabache.

—Hola— Madara lo miraba fijamente a los ojos y los dos se quedaron perdidos en los ojos del otro.

Era cómodo estar así, no se querían dejar de ver era algo adicto.
El pelinegro fue quien rompió eso conexión con un rubor en la cara, apartó su vista a un lado.

—¿Cómo estás? — mencionó con nerviosismo Hashirama, pensando que aquella acción incómoda al menor.

—Bien, hay que caminar— respondió Madara ignorando el momento tan "cursi" Que pasaron.

El Senju no dijo nada y comenzaron a caminar, en el transcurso del camino ninguno dijo nada ya hasta que llegaron al cine uno de los dos se vio obligado en hablar.

—Madara ¿qué película vemos?

—De terror

—Ok

Compraron los boletos y era momento de elegir las palomitas.

—Mantequilla o naturales— el castaño le preguntaba mirándolo con una sonrisa.

—Mantequilla está bien— el azabache se mantuvo serio.

—Dos de mantequilla y dos refrescos. Por favor

Cuando su pedido les fue entregado se fueron a la sala donde sería reproducida la película.
Se sentaron en las butacas con el número correspondiente y acomodaron sus palomitas y los refrescos en la porta vasos. Las luces se apagaron dando inicio a la función, Madara dio un sorbo a su bebida.

—Espero que no tengas miedo Madara

—Claro que no— el mencionado le sonrió con orgullo y confiado de que no le daría miedo. Después de todo solo era ficción.

—Eso lo veremos....

La película empezó y todo iba normal, el Uchiha estaba demasiado seguro de que es valiente y que a quien vería temblar de miedo era a su acompañante, hasta que....

La película empezó y todo iba normal, el Uchiha estaba demasiado seguro de que es valiente y que a quien vería temblar de miedo era a su acompañante, hasta que

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¿Cuándo volveré a verte? (TobiIzu)(HashiMada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora