ADVERTENCIA: ESTA HISTORIA ESTÁ PAUSADA TEMPORALMENTE ‼️
Madara e Izuna son dos empleados de la empresa Konoha.
Hashirama es un trabajador de una fábrica de esculturas y Tobirama un abogado. La vida normal de estas cuatro personas será guiada a una...
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Ya sé que desde hace rato ya había llegado a los diez votos, pero apenas lo pude publicar, porque estuve ocupado esta mañana. Que lo disfruten :)
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Nos ubicamos en la residencia Uchiha donde, Madara e Izuna le contaban lo que había pasado en su entrevista. Por supuesto que sus padres los felicitaron y estos se enorgullecieron de sus hijos, pero todavía faltaba que los aceptaran definitivamente. Eso ya seria para el día de mañana.
Madara llego a su habitación y se recostó con el celular en la mano, revisando cada notificación, nada interesante para él. Deslizaba su dedo por la pantalla quitando los mensajes sin importancia, hasta que se detuvo a leer uno muy específico.
—Hola, ¿cómo estás?
Lo presiono y contesto sin pensarlo dos veces.
—Hola bien y ¿tu?
No hace falta adivinar para saber con quién estaba hablando, pasaron alrededor de diez minutos para que su mensaje fuera contestado.
—Bien también, oye te hablo para acordar nuestro día de encuentro.
—Ok...
Miro al techo pensando en una respuesta.
—¿Mañana en la tarde?
—Sí, me parece bien ¿a las 4pm está bien?
—Sí, ¿en qué lugar?
—Si quieres puedo pasar por ustedes
—No quiero que te molestes en venir, podemos acordar un lugar
—No es una molestia, pero si te sientes más cómodo vernos en un lugar respeto tu decisión
—Entonces acordamos un lugar, ¿Qué te parece en los jardines que estas cerca de Shibuya?
—Está bien, que rápido nos pusimos de acuerdo jeje
—Pues me hablaste para eso
—No seas tan serio :( es que ya te quiero ver :3
—No seas cursi
Escribió con la cara roja.
—Jajaja
Siguieron con su conversación sin sentido con un Madara difícil de conquistar y Hashirama dándolo todo para ligarlo.
Después de hablar Madara se dirigió con calma hacia la habitación del menor, cuando estaba frente la puerta de madera la tocó dos veces, esperó. Y fue abierta por un despeinado Izuna adormilado. —Mmm, ¿qué ocurre? — dijo aun bostezando y tallando se un ojo. —Quiero hablar contigo— menciono en tono neutro y aun así el menor se sobresaltó y una angustia recorrió su cuerpo, puesto que pensó que había descubierto su amor hacia cierto albino.
