𝖥𝗅𝖾𝗎𝗋 | Haikyuu!!

capítulo veinticuatro.

— ¡Maki, Mattsun! —Es lo primero que exclamo y veo al entrar al gimnasio de Aoba Josai.

No me culpen, soy fan número uno de esos dos, y cuando están juntos es como un derrame nasal.

— ¿Por qué cada que haces eso me siento acosado? —Abrazó con fuerza a Mattsun que me sostiene firmemente de las caderas porque como estoy pendeja seguro de alguna manera termino partiendome la mandarina

— Porqué los acoso, dah —Ahora mis brazos rodean a Maki que suelta una risa ante mí respuesta.

— ¡Hanako–Chan es injusto que sólo los saludes a ellos!

— Tienes razón —Apuntó a Oikawa–San, me acercó a él que abre sus brazos sonriente pero paso de largo y me abrazo como koala a Iwaizumi–San.

Escuchó que ríe en un tono bajito, solo para mí, me separo de él y voy a saludar a todos los demás, incluso a Kyotani que se negaba a abracito pero tras unos mimos se dejo hacer.

— Listo.

— ¡Hanakooooooooo!

Ruedo los ojos con una gran sonrisa, amaba hacerle bullying a ese hombre, me acercó a él y lo abrazó, sus brazos se aferran a mí cintura y su aliento choca contra mí cuello, erizandolo.

— Te extrañe.

Siento mis mejillas tomar un gran sonrojo, su agarre se hace más fuerte pero finalmente se acaba una vez escucho como Iwaizumi–San se aclara la garganta.

— ¿Qué haces aquí, pequeña?

— Vine porque los extrañaba —Hago un corazón con mis manos— y porqué me corrieron del gimnasio después de que me golpearan la cara veinte veces.

Los veo sonreír y no mostrar sorpresa alguna, me sorprende que no haya quedado pendeja despues de tanto golpe.

...

O quizás ya estoy pendeja y no me he dado cuenta

— Siempre sucede

— Tengo hambre ¿quieren ir a comer? —Ofrezcó— Oikawa–San paga.

— ¡¿Yo porqué?!

— Porqué yo soy pobre.

— Oh que buena idea —Maki sonríe— justamente estaba pensando en que tenía hambre.

— Estoy de acuerdo —Afirman los demás, volteo a ver a Oikawa–san y hago mí rostro de manipulación extrema.

— ¿Nos dejarás hambrientos, Oikawa–Senpai?

Y pues ¿qué puedo decir? tengo mis dones

Al acabar de pedir la comida siento como todos me miran, al voltear a verlos los encuentro con una cara de horror.

— ¿Qué?