Capítulo 1

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Actualidad

Abro los ojos en la mañana, hoy es el día. La tensión de la casa desaparecería para dejarme paso a la tranquila soledad.

Mis padres se irían, como de costumbre, de viaje por su trabajo. Verdaderamente no sé cuántos días, semanas o meses, no habíamos hablado sobre eso. Sobre casi nada de su viaje, sobre casi nada en general. Solo sé que no los veré por un largo tiempo, estaba acostumbrada a eso, su trabajo era duro, lo entendía. Siempre lo hice y así lo prefiero.

Aunque ya de tantos viajes seguidos que tenían me empezaba a preguntar si no le imploraban a su jefe por que los haga trabajar en el exterior, para estar alejados de mí, de la continua tensión de la casa.

Abro la ventana encontrándome con la usual neblina de la mañana e inhalo el cálido aire que entra por ella. Me ducho en el baño de mi habitación, no quiero enfrentarlos todavía. Solo quiero disfrutar por adelantado de la tranquilidad que me brinda que no estén en el mismo cuarto que yo, mis hombros siguen relajados.

Soy para ellos un continuo recordatorio del pasado, y ellos igual para mí.

Bajo a desayunar ya cambiada, a mi mamá no le gusta verme con pijama puesto ni cuando me despierto. Ponerme el corset sola fue un verdadero desafío las primeras veces que ella se fue, pero ahora ya manejaba esa habilidad que adquirí con el paso del tiempo y de sus viajes.

Prefiero hacer las cosas sola, no depender de nadie más que de mí misma. Ya supe lo que te hacía sentir no hacerlo y poner todas tus esperanzas en distintas personas, esperando más de lo que te pueden o quieren ofrecer.

El desayuno está puesto en la mesa y mi taza con jugo está en el mismo lugar que siempre.

-Buenos días. - los saludo cuando me siento y comienzo a comer, el único que me saluda es mi padre, mi mamá analiza mi vestido y sonríe complacida. Su único saludo.

Veo el equipaje a un lado de la puerta, sus valijas son grandes, y confirmo mi pensamiento de que muy posiblemente se vayan unos meses.

-te dejamos la tarjeta para que la utilices en lo necesario. Pero si quieres te puedes dar algún gusto, no me molestaría. - mi mamá se levanta y como es usual en ella revisa la lista con las cosas pendientes. Me quedo viendo su vestido azul y estoy a punto de preguntarle donde lo compro, pero me retracto instantes antes de que las palabras salgan de mi boca. Ya no hablamos de esos temas, ya no hablamos.

-Si, gracias. ¿Dónde se irán esta vez? -es lo único que puedo formular sin necesidad de incomodar el desayuno.

- Viajaremos por unos países de Europa, empezamos por Holanda. No muy lejos de aquí, luego bajaremos. - esta vez es mi papá quien me explica y dirigió mi atención a Aharon.

Holanda, saldrán de Reino Unido. Pocas veces lo hicieron.

Llevamos las valijas al taxi que los está esperando en la entrada de la casa. A pesar de ser pesadas y grandes, no tardan mucho en subirlas.

-Cuídate, llámanos si pasa algo. - se despide mi madre, como si podría hacer algo a kilómetros de distancia.

Le doy un beso en la mejilla como un despido y muestra de cariño. Siempre los amare, son mis padres a pesar de todo.

Mi papá también se despide igual que mi madre. Y sin más, viendo como el taxi se aleja, por fin me relajo. Y decido entrar a casa cuando doblan a la izquierda.

Nuevamente vuelvo a sentir ese vació en la casa cuando se van. Pero no es tan diferente al frío que ronda la casa cuando sí están aquí.

Me pongo a ver una película y al poco rato comienzo a cocinar.

Empiezo a buscar lugares, dentro de mi cabeza, a los que pueda escapar por algunas horas. El vacío de esta casa me va molestando cada vez más. Las grandes pinturas son lo único que puedo observar para tranquilizarme. Las hizo mi padre hace años y siempre me dijo que pintar era su pasatiempo favorito de joven, retrato las bellas manos de mi madre con sus flores preferidas, fue el primer regalo por su aniversario y mi madre aún lo guarda con orgullo. Al igual que solía guardar y colgar fotos mías, haciendo cualquier estupidez de la que ella estuviese orgullosa. Pero en esta casa no hay ninguna.

Despejo esos pensamientos de mi cabeza y decido ir a pasar el rato en una plaza la cual recordaba que estaba escondida de la mayoría de las personas, y cerca de mi casa, para estar más tranquila, menos encerrada. Aunque en esa zona no solía haber mucha gente, el aire fresco me vendría bien.

Antes de salir me peino, me he puesto unas zapatillas para estar más cómoda, mi madre no aprobaría esto. Guardo la comida y elijo un libro para ponerlos dentro de la mochila y me dirigió hacia la plaza.

Recuerdo haberla visitado con mis padres unos días después de mudarnos. Era sencilla y poco conocida entre los turistas, nosotros nos perdimos recorriendo el vecindario y caímos en ese hermoso lugar perdido en el tiempo, como la mayoría de las cosas aquí. Es una de las pocas anécdotas que tengo con ellos, o con cualquier persona, desde que llegamos a Rochester hace unos años.

Tiene unos bancos blancos que ignoro para acostarme a leer bajo la sombra de un árbol, había tirado la mochila con la comida en el pasto, tengo decidido pasar la mayor parte de la tarde aquí. El zumbido de las abejas que rondan por las flores alrededor del lugar no más que tranquilizarme, a diferencia de muchos nunca creí que debiera temerle, son insectos, bichos, nunca podrían hacer más que picarte o rondar alrededor tuyo si no es que molestas. Hay cosas más grandes a las cuales temer.

Pasan unos cuantos minutos cuando logro acomodarme, pero al poco rato me comienzo a sentir incomoda, observada y siento como todos los músculos de mi cuerpo se tensan bajo la intensa mirada de unos ojos negros como la noche, de un chico. Sentado justo en el árbol de enfrente, me estaba viendo fijamente a los ojos, como si no le importara que lo encontré viéndome, me sonríe y baja la cabeza dándole el reflejo del sol en un mechón blanco de su cabello negro.

Con una simple sonrisa me causó escalofríos, pero al mismo tiempo el reglaje de mis músculos.

Cuando me fijo bien en él también estaba leyendo un libro, aunque desde aquí no reconocí cual. Decido ignorarlo y centrar mi atención, nuevamente, en mi lectura.

Comienzo a comer mientras me sumo en la lectura, el efecto que tienen los libros de sacarte de tu realidad y viajar entre páginas a otra dimensión, una paralela donde todo es perfecto es lo que me enamora de ellos.

Cuando vuelvo a alzar la vista, el chico ya no estaba. Decido imitar lo que en algún momento sin siquiera percatarme hizo y me voy camino a casa, ya estaba por oscurecer y el cálido viento de verano empezaba a enfriarse.

Ya en mi casa me llegó un mensaje de mi madre, he abordado el avión y ya aterrizaron.

No conozco Holanda, me gustaría hacerlo, pero lo veo tan imposible como poder volver a lo que alguna vez llamé hogar.

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Nota del autor:

Se que dije que iba a actualizar una vez por semana pero... como llegamos a las 100 leídas lo sentía necesario, además que no me gustaba mucho la idea de actualizar los lunes.

El capítulo original era mas largo, pero decidí dividirlo en dos partes distintas, esa si la tendrán la semana que viene.

Gracias por el apoyo que tuvo la historia :)

Si votan me ayudarían muuucho ;)



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