Capítulo 11

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Abro los ojos y veo confundida un brazo abrazándome por la cintura. Y recuerdo que Cosmo está durmiendo a mi lado, y caigo en cuenta que el horrible sueño que tuve no fue tan solo un sueño.

Me separo pesadamente de él y me dirijo al baño, intentando hacer el mayor de los silencios para que él no despierte. Veo en el reflejo del espejo mi rostro y sus partes golpeadas, no era un golpe muy fuerte, solo estaba ligeramente morado y un poco hinchado mi labio. Supuse que los golpes no podrían ser más fuertes, aunque él lo hubiese intentado, el hombre estaba lo bastante drogado y todas las fuerzas que tenía las estaba usando para que no me escapara.

Espero que los golpes de Cosmo estén igual o mejores que los míos.

Por mi culpa él está lastimado y eso me hace sentir culpable. Él me importa y no quiero que resulte herido gracias a mí, y solo lo que logro es lo contrario. Como siempre.

Estoy preparando el desayuno cuando escucho a Cosmo bajando las escaleras. Aparece con un aspecto bastante desarreglado, tomando en cuenta como estaba ayer, y sacándose las lagañas de sus ojos.

- ¿Qué es ese olor? – Dice haciendo mala cara a mis panqueques.

- Te estoy preparando el desayuno, nunca hice esto por lo general como cereales.

- Y se nota, pero no hace falta que me prepares nada. – Me dice sentándose en la mesada.

-No es molestia, ayer hiciste mucho por mí, de verdad. Es mi forma de darte las gracias.

- Pensé que me querías envenenar. – Al ver que lo miro raro agrega. – No es por nada Emma, pero tiene un olor horrible y que ese color...- me dice mientras se acerca a la mezcla.

-No lo sé, así decía la receta. Y ahora por criticar mis pancakes te quedas sin ellos.

-Gracias a dios. – Dice mientras mira al techo. – Pero tampoco voy a dejar que te intoxiques comiendo eso.

-No están tan mal... - A mi madre le salen mejor.

-Wan, la mezcla no tiene que tener un color verdoso. -Arruga sus cejas y presiento que las mañanas no son lo suyo.

Apaga el fuego y guarda la mezcla en la heladera, me dijo que era por si quería probar lo mal que estaban y entendiera porque lo estaba haciendo.

-Iremos a desayunar, yo invito. – Me dice mientras me arrastra hasta la puerta.

-Estás en pijama.

Cambiamos de dirección y subimos las escaleras.

-Pero si no tengo ropa. – Me mira confundido cuando entramos a mi habitación

Busco ropa de mi papá que le quedara relativamente bien y se cambia. Yo me había puesto un vestido corto blanco con flores cuando fui al baño.

Si mi madre supiera...

Al cabo de 30 minutos salimos de mi casa y me guía hasta el restaurante.

- ¿Qué tal mis amigos?

-Bien creo, son muy simpáticos.

- ¿Creo?

-Bueno no pude pensar mucho sobre ellos ¡PORQUE DESPUES MATAMOS A UN HOMBRE!

-Uhm tienes razón, creo que hicimos las cosas bien, espero que no nos descubran. – Me comenta con un tono preocupado.

-Tenemos coartada y en la plaza no hay cámaras de seguridad, muy pocas personas la conocen.

Al no recibir contestación le digo

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora