Capítulo 9

102 15 43
                                    

Se corta la luz, y sé inmediatamente que es mi señal. Subo lo más rápido que puedo las escaleras, escuchando de fondo los comentarios de las personas sorprendidas por el repentino corte, las linternas de los celulares no se tardan en prender y solo espero que ninguna enfoque a esta parte de las escaleras.

Consigo llegar al primer piso sin ser vista, y ya más tranquila subo la continuación de las escaleras que dan al segundo piso.

Misión casi cumplida.

Recorro las puertas iluminada solo con la linterna de mi celular, la casa seguía teniendo esa estructura clásica antigua, la cual me hubiera enamorado si mi mente no estuviera en otro lugar, en la plaza, en la cara del hombre sin vida que yace sobre su propia casa. Y por mi cabeza pasa la idea de que en una situación distinta me hubiera quedado a apreciar los detalles de los pisos, los cuadros y las paredes. Pero no hoy, hoy tenía que encontrar el cuarto de la persona que me salvó, muy posiblemente, la vida.

Llegó a la última puerta del pasillo y la abro. Mi linterna se dirige al pequeño escritorio de madera que tiene, al lado una pequeña biblioteca con libros y algunas fotografías. Luego una cama matrimonial y...

Mierda, me tengo que concentrar en encontrar su armario.

Me adentro en la habitación y veo dos puertas más, una debería de ser su vestidor.

Si, claro. Porque el señorito no podía tener un armario como las personas normales tenemos, sino un cuarto dedicado únicamente a su vestimenta.

Estoy nerviosa. No puedo dejar de pensar.

Me adentro en la primera puerta corriendo con la suerte de que ese sea su armario.

Me sobresalto al notar que las luces se prenden de inmediato. Me quedo quieta unos segundos hasta que me doy cuenta que Cosmo ya devolvió la electricidad.

Sabe que subí o lo descubrieron entre los cables con su camisa tan roja como si hubiese matado a alguien.

Y eso es lo que hizo, lo que hicimos.

Veo, entre los trajes cerrados que tiene, el que más se parezca al que lleva puesto.

Por suerte para mí, sabía perfectamente como estaba vestido unos pantalones negros a juego con su blazer y una camisa blanca crema, lo que si no encontré fue otra corbata parecida al color de mi vestido.

Abro la ventana como acordamos, y lo veo esperando entre las sombras, veo que no haya nadie alrededor y le mandó aviso por mensaje que ya estoy en la ventana.

Me alivio internamente al saber que no lo agarraron.

Le tiró su ropa y me dijo que bajara por ahí.

-No, ni lo sueñes. – Moriría si salto de un segundo piso.

¿Me salva para luego matarme?

-Wanda, solo tenés que bajar por la red de al lado, y cuando se termine saltas, yo te voy a agarrar. – Me dice medio desesperado. - ¿No te di razones suficientes para que confíes en mí acaso?

Sí.

- ¡Me salvas la vida para luego hacer que muera!

-No te va a pasar nada, te lo prometo.

Y confió en él. me saco mis zapatos y los sostengo, tiro para que los atrape, uno le da en la cabeza.

-Maldita sea, me tenías que avisar. – Dice recogiendo el zapato que quedó en el suelo.

Me sujetó por la escalera de flores que tiene al lado de la ventana, y salgo completamente del cuarto. La escalera llega hasta el piso de la primera planta. Solo me quedaba pasar a planta baja, donde Cosmo tendría que agarrarme. El maldito vestido se me enredaba entre mis piernas y me dificulta bajar.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora