Capítulo 6

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Durante todo el trayecto, desde mi casa al baile, estuve analizando todas las cosas que podrían salir mal, perdí la cuenta en la 35. Iba desde que me tropezaba, tiraba algo, hasta que entren ladrones y decidan llevarme de rehén, haciéndome pasar muchísima vergüenza.

Todo mi cuerpo quería correr, irme, huir. Pero no le podía hacer eso a Cosmo, no lo voy a abandonar. Hoy no. No después del tiempo que gasto en verificar que esté bien, que esté cómoda.

Y apenas noto cuando llegamos.

Mis nervios están a flor de piel y siento todas las miradas en mí, a pesar de no haber ni entrado.

Estar acompañada del hijo de los dueños genera que desde los empleados que están fuera hasta los invitados que están ingresando se nos queden viendo. Algunos amagan con saludar a Cosmo, pero él no les dirige ninguna mirada.

Solo puedo apreciar su casa y mierda es muy hermosa, una mansión victoriana, en el porche hay luces marcando el camino y la puerta era de un color marrón. Cuando entramos para poder estar donde estamos ahora, una doble reja nos impedía adentrarnos en la vivienda, hasta que se abrió automáticamente, o alguien la abrió, no estoy muy segura.

Mis nervios no bajaron cuando abrió la puerta y me encontré con un montón de personas bien vestidas, ahora sí entendía la importancia del vestido, y una casa casi tan lujosa como su exterior.

Parece que me adentre a un túnel del tiempo, llevándome al pasado donde este tipo de bailes, con esta ropa eran muy normales. Aunque nadie más parece pensar lo mismo que yo, no muchos notan nuestra entrada -cosa que agradezco- están bastante entretenidos hablando entre ellos o haciendo negocios. No pierden el tiempo. Si noto unas miradas curiosas sobre nosotros, pero no tantas como antes, eso hace que me relaje inconscientemente.

Cosmo, como es obvio, no pareció sorprendido ante el panorama que tenía delante, vestidos únicos y seguramente hechos para esta ocasión rodeaban la sala, y los iguales, pero a la vez diferentes trajes de los hombres, en cambio parecía aburrido, me tomo de la mano y me lleva hacia una mesa.

Mis manos no paraban de transpirar -Cosa que Cosmo ignora a pesar de estar agarrándome la mano- y la cosa empeoro cuando noto que vamos directo a dos chicos con sus parejas, una era una linda chica rubia que tenía cara aburrida acompañada de un chico bastante alto y con ojos color miel, el rubio de sus cabellos los hacía parecer hermanos. Junto a ellos hablaban una pareja de dos lindos chicos de traje. Supuse que dos de ellos eran los amigos de Cosmo y sus acompañantes.

Cuando llegamos hacia ellos, el chico rubio y uno de pelo marrón nos sonríen, lo cual me pareció muy raro y me incomodó un poco, y luego saludaron a Cosmo. Durante todos los saludos me aferre a la mano de Cosmo para que entienda que no quería que me deje y él en ningún momento tuvo intención de hacerlo, me sentí aliviada de no parecer una carga para él.

-Soy Amycus, un gusto por fin conocerte Emma. – Dijo extendiendo su mano y estrechándola con la mía sonriendo, su acompañante, la rubia no me saludo, solo me miro igual de aburrida y él volvió con ella.

Amycus, el mejor amigo de Cosmo. Se conocen desde que Cos llegó de Estados Unidos, desde entonces fueron inseparables. Cuando Cosmo me hablaba sobre él se me hicieron muy el estereotipo de amistad perfecta al estilo Friends. Y puede que lo sean.

-igualmente Amycus. – le dijo devolviéndole la sonrisa, mientras un chico de ojos verdes sonriente se inclina para darme un beso en el cachete.

- y yo soy Alexis, este es mi acompañante Liam. – Su mirada cálida me hizo relajarme y salude con un asentimiento a Liam. – Cosmo nos ha hablado tanto de ti, me da miedo recién conocernos y saber muchas cosas sobre ti, y, además- Iba a continuar cuando Cosmo, rojo, lo interrumpe.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora