Capítulo 10

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Pasadas las cinco de la madrugada, llegamos a mi casa, ambos manchados de tierra y en la mayoría de las partes de nuestro cuerpo sangre.
 
Estoy cansada, quiero bañarme y dormir por horas, hasta que todo desaparezca, hasta levantarme y darme cuenta que todo lo que sucedió no fue más que una pesadilla, que no fue más que otra pesadilla. Y estoy segura de que Cosmo siente lo mismo, porque por más que no lo diga con palabras, todo su cuerpo y sus movimientos lo indican con claridad. Ambos queremos que esto no sea más que un estúpido sueño.
 
Porque esta noche acabamos de arruinar nuestras vidas.

-Tu idea de ponernos base antes de entrar a mi casa fue muy buena, estoy seguro que nadie se dio cuenta de tu ojo y de prácticamente toda mi cara. – Me dice en un tono cansado.
 
Quiere hablar de algo, cualquier cosa, que no sea lo que acabamos de vivir, que no sea lo que acabamos de hacer.
 
Tiene la camisa remangada y los tirantes puestos, la otra parte de arriba se la sacó para poder tener más movilidad.
 
-Si, lo sé. – Cambiando de tema le digo que suba a mi habitación, mientras le iba a traer algo de ropa de mi papá para que se pueda bañar y poner algo limpio.
 
No estoy segura de cuánto tiempo podré aguantar viéndolo así.
 
Hace mucho no entro al cuarto de mis padres, hace mucho no pasaba por este pasillo. Pero cuando lo hago intento no pensar en eso, intento centrar mi atención en la ropa que mejor le quedaría a Cosmo, que no use mi padre para que no se dé cuenta que ya no la tiene.
 
Entro a mi habitación y lo encuentro parado mirando algunos cuadros que tengo colgados.
 
-No tienes ninguna foto tuya o de tu familia.

-No tengo muchas fotos con familiares por eso no las cuelgo o algo.
 
-¿Y tuyas?
 
-Me veo todos los días al espejo como para tener alguna foto mía.
 
-Pero joder, las fotos son para cuando las mires de viejo recordar el momento en el que fueron sacadas. Imagínate, si nos sacamos una foto ahora recordaremos por siempre que fue luego de enterrar un cuerpo.
 
-No creo que me haga falta una foto para recordar eso. – Le digo mientras le doy la ropa de mi padre. – Toma, para que te la pongas luego de bañarte.
 
-Gracias Wanda, por todo.
 
-Gracias a ti estoy viva. Esto no es nada. – Por más que sea verdad, duele saber que gracias a Cosmo y no gracias a mí estoy aquí.
 

Quisiera no haber necesitado su ayuda, quisiera que no hubiera pasado nada. Pero es imposible y ahora él está metido en este puto problema.

 
-Si que lo es ¿Quieres bañarte primero? – Dice mientras me echa una mirada, sabía que estaba muy sucia. La sangre, transpiración, tierra y el asqueroso olor que tenía esa casa son suficientes para agradecer que me dejara bañar primero.
 
-Si, por favor. Necesito un baño de mil horas para sacarme esta suciedad que siento. – Ahora no me refería a la ropa, desde que ese hombre se puso encima mío me siento sucia.

 
Necesitaba alejarme de él, de lo tenso que se siente el aire a nuestro alrededor.
 

En la ducha lloro, lloro todo lo que no pude llorar al estar en el baile, todo lo que no pude llorar por estar concentrada cavando, todo lo que no pude llorar por hacerme la fuerte ante Cosmo. Mis lágrimas se mezclaban con el agua de la bañera, la cual se encontraba de un color rojizo, haciéndolas insignificantes, pequeñas ante la gran cantidad de agua que salía.
 

Cuando termino de bañarme no puedo evitar notar el gran alivio que siento al haberme sacado de encima el maldito vestido, es irónico pensar que cuando me lo puse lo amaba y ahora lo odio.
 
Pero tampoco puedo evitar notar que el gran peso que siento en mi cuerpo no disminuye ni se va, supongo que me di cuenta de lo pesada que soy, que me di cuenta del espacio que ocupa mi cuerpo. Que el peso de la culpa al no sentirla es mayor a cualquier otro peso.
 
-Ya puedes ir a bañarte. – Le digo mientras salgo del baño con el pijama puesto, es uno de mi madre, y con una toalla en el pelo.
 
Cosmo levanta la vista rápido del álbum de fotos que le había dado, luego de mucha insistencia de su parte, para que se entretuviera. Y se dirige al baño.

 
Evito ver las fotos del álbum y lo cierro cuando escucho el ruido de la regadera. Lo vuelvo a guardar al fondo debajo de la cama, junto con otras cajas que quisiera no abrir más, pero no puedo evitar hacerlo algunas noches solitarias.
 

En los cortos minutos que tarda en bañarse no puedo evitar volver a pensar en lo que pasó. Esconder el cuerpo no fue tan complicado como pensaba, pero sí le quitamos todas las huellas de lo que tocamos de esa casa y del cuerpo, habíamos averiguado que no tenía familia, y posiblemente tampoco tenga amigos. Creo que lo más difícil fue mover el cuerpo, al paso de las horas se ponía más pesado, más rígido y nos costaba trasladarlo, limpiarle nuestras huellas.
 
No me saco esas imágenes de la cabeza, estuvimos en silencio todo el rato.
 

Me miro al espejo, esperando que algo en mí haya cambiado. Pero no veo más que mi pálido rostro, y mi mirada vacía, la cual no puedo evitar comparar con aquel día, aquellos días en donde no existía ningún brillo en mis ojos.

 
-La ropa de tu padre es cómoda. – La voz de Cosmo detrás de mi me hace sobresaltar.
 
Cuando volteo en su dirección veo como me lanza la tira de condones.
 
-Que pretendes que haga con esto.
 
-No sé, pero no los voy a dejar dentro del otro pantalón y estos no tienen bolsillos.
 
Los dejo dentro de la mesita de luz y prendo el aire ¿soy yo o está haciendo más calor?
 
Nos acostamos en la cama, nuestros cuerpos estaban cansados y seguramente mañana despertaremos con dolor en los músculos por el esfuerzo de enterrar.
 
-Hoy fue un día peculiar. - Dice mientras me mira.
 
- ¿Estuvo bien lo que hicimos? – Cuestionó volteándome para enfrentarlo.
 
-Eu, no había opción y sí, de cierta forma estuvo bien. Seguramente si salía con vida iba a intentar hacer lo mismo con otra persona. Los hombres así deberían extinguirse.
 
Tiene razón, intento no sentirme tan culpable y verdaderamente no se me hace muy difícil cuando Cosmo se arrastra como una serpiente hasta estar más cerca mío.
 
- ¿Y si dejamos alguna huella? ¿Y si nos equivocamos en algo? – Las dudas salen de mi boca sin siquiera pensarlas antes.
 
-Revisamos y limpiamos todo decenas de veces. No hay forma que algo nuestro quede en esa casa. Emma desaparecimos, nadie nos vio y no estuvimos ahí. No sabemos nada. – Intenta hacerme seguir la coartada.
 
-No parecías la misma persona. – Le digo y veo que me mira confundido.
 
-En la plaza, no parecías ser vos mismo. Es raro como si fuera una parte de ti que recién hoy salió a la luz, o que recién hoy conozco. – Lo miro a los ojos y me abraza perdiéndolo de vista.
 
Quedamos en silencio algunos minutos y dándome por vencida empiezo a intentar dormirme, sigo junto a su pecho y él tiene la barbilla en mi pelo.
 

-Es porque no lo era. – Escucho que me susurra cuando estoy a punto de dormirme, no sé si pensaba que estaba dormida o sabía que estaba despierta, pero sin ánimo de preguntarle a qué se refería.
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Nota del autor:

HOLAAA!

estoy muy contenta por las 900 lecturas, y eso que recién es el principio de la historia :D

Gracias a todos los que leen a diario y a los que se van sumando. Lxs quiero mucho :)

Gracias a una personita especial que me ayudó a editar este capítulo y siempre me apoya y da ánimos para seguir ♧

Si les gusta la historia me ayudarían mucho si votan.

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