Capítulo 22 (primera parte)

63 11 5
                                    

Apenas ponemos un pie en mi casa me llega una llamada de mis padres, corro a Gal hasta mi cuarto y lo encierro ahí. Me matarían si se enteraran que alguien está en casa.

-Hola hija ¿Por qué tardaste tanto en contestar? - Es lo primero que escucho de mi madre al contestar.

Ambos están sentados en un sillón de la habitación en la que se están hospedando. Si no me equivoco ahora están en Madrid y mañana partirían para Francia a buscar y firmar unos papeles de propiedades que compró el gerente de la empresa para expandirla.

Mamá está con un vestido largo y mi papá está con una chomba azul, la cual tiene el primer botón abierto.

-No encontraba el celular. – Les miento mientras me siento al igual que ellos. Mi padre comienza a contarme sobre la gran cantidad de trabajo que tenían y que mañana, a pesar del viaje era solo firmar y aclarar unas cosas.

Se iban a tomar el resto del día para conocer Francia, me hubiera gustado estar con ellos, viajar juntos como cuando era chiquita y siempre al final del día comíamos algún postre típico del lugar donde estuviéramos.

Extrañaba eso, los extrañaba.

Nos extrañaba.

-Emma, Te estas portando bien ¿Verdad? – Pregunta mi padre y esperando paciente mi respuesta se arremangó las mangas de su chomba.

No. Hablé con extraños, fui a la casa de ese extraño que ahora resulta ser mi novio, pero ahora mismo no lo es porque es otra personalidad la que está manejando su cuerpo y esa personalidad está esperando por mí en mi habitación. Ah y me olvidaba el detalle de que mate a alguien, escondimos el cuerpo y ahora hacemos como si nada hubiera sucedido. Tengo pesadillas todos los días ¿Recuerdan que antes eran cada tanto? ¿Recuerdan que una vez a la semana las tenía? Esos recuerdos se alejaban de mi mente, el tiempo estaba avanzando tan rápido que no tenía de donde aferrarse para pararlo, para calmar las cosas. Posiblemente se encuentren más decepcionados de mí. Arruine todo lo que estaban construyendo desde que nos mudamos en simplemente en menos de un mes.

Ah y por cierto, alguien del pasado no deja de acosarme. Sabe toda la verdad de ese día.

Siempre arruino todo, deberían de estar acostumbrados. Ellos tal vez lo estén, yo definitivamente no lo estaba. O simplemente vivo con la esperanza que eso deje de suceder en algún momento.

Pero claro que no respondo eso. Nunca se los diría, su confianza en mí estaba volviendo a ser la de antes, no podría volver a decepcionarlos. Los volvería a avergonzar frente a todos.

-Si papá, me estoy portando bien. Intento cuidarme con la comida y estoy estudiando las materias que tendré al fin del verano para estar más avanzada. – Le digo fingiendo contar con los dedos. Dictando como siempre las cosas que los harían estar orgullosos de su única hija.

-Perfecto mi vida ¿Utilizaste la plata que te dejamos?

-Si, solo la uso para comprar comida o libros. -Les afirmo, ya quiero dejar de hablar y solo pasaron 15 minutos. – ¿Ustedes a qué hora van a cenar?

Espero que dentro de 20 minutos.

- Tendríamos que estar arreglándonos o llegaremos tarde, gracias por recordarlo mi amor. – Se despide mi madre, ni un saludo antes de cortar, pero tampoco es que me lo esperase.

Mi padre pareció querer decir algo, pero solo pude ver su cara congelada al término de la llamada.

Yo también los quiero.

Me quedo unos minutos más en la oficina de mi padre encerrada hasta que puedo relajar mi respiración. Nunca me gustó esta oficina, mi papá se pasa la mayoría del tiempo aquí desde que llegamos, solo sale para cocinar o dormir. No quiere que nadie lo moleste y no lo hacemos. Mi madre se pasa gran parte del día viendo televisión o en algún punto en específico, seguro se replantea su vida y piensa, hace mucho tiempo deje de intentar adivinar qué es eso que tanto piensa. Ya no me importaba.

Mi familia es un castillo de naipes, tan frágil que con el mínimo movimiento podría derrumbarse.

Salgo y me encuentro a Gal en mi habitación pintando una hoja. De espaldas a mí.

-Gal, gracias por quedarte aquí. – Le digo viendo su espalda mientras el lápiz iba y venía.

-Cosmo. - Me dice solo esa palabra, tan fría como el hielo y me doy cuenta de mi error, no era Gal. Me acerco más a la hoja y puedo ver que está escrito repetidas veces "quédate aquí"

-Lo siento, tengo la cabeza en otro lado.

- No te disculpes Wanda, ya es mucho que pudieras diferenciarnos anteriormente, mis padres nunca supieron hacerlo. – Dice con un deje de tristeza en la última frase.

-No los culpes...

-No eres la única en esta habitación que dice eso, pero la otra parte me incentiva a culparlos por todo.

Lo ignoro.

Termina de pintar la hoja y me ve sentada en la cama, al parecer mi cara no está del todo normal ya que frunce el ceño y me pregunta que me sucede.

-Nada, solo que hablar con mis padres me deja agotada la mayoría del tiempo. – Le respondo cerrando los ojos y siento cómo se hunde el colchón y se acuesta al lado mío agarrando mi mano.

-Te entiendo, a veces me pasa. A veces solo quiero que seamos una familia normal y no tengan miedo de que el niño queme casas regrese. Pero es la familia que tengo. Ninguna es perfecta. - Me dice intentando tranquilizarme. Nunca le dije a Cosmo que algo iba mal en mi familia, pero lo debió asumir al que no me guste hablar de ellos.

___________________________
Nota del autor:
Holaaa! Tanto tiempo, espero que dentro de la semana pueda subir la 2da parte! Lo dividi en dos pq quedaba bastante largo.

Voten si les gustaa

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora