3. Tu Mirada ⁴

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Pero su tono tan arrogante era horrible. En ese momento se dio la vuelta y salió de la oficina, tal como había llegado.
Me quedé perpleja, qué había sucedido? En fin, nada de eso iba a apartarme de mis obligaciones para realizar un trabajo impecable.

🌟🌟🌟


Antes de las ocho me encontré con Sebastian en la puerta, él llegaba por sus cosas y yo iba de salida. Me pidió que lo esperara para irnos juntos, iba a verse con unos amigos muy cerca de mi departamento. Me invitó a acompañarlo, sería una cena informal en un bar, y aunque me hubiera gustado ir, prefería descansar para estar en las mejores condiciones al día siguiente, ya que tenía una clase muy temprano. Le platiqué sobre mis encuentros con el tipo desagradable, y Sebastián quiso que se lo describiera.

-Es Dylan -dijo-. Dylan Farré el hijo de Olivia.
Qué? Su hijo? No se parecen mucho. Este hombre es. ¿Hermoso? Sí, hermoso es la palabra. ¿Arrogante? Puede ser. Es nuestro dolor de cabeza, pero es la penitencia de su madre. Antes que nada, si te llamó la atención quítate a Dylan de la mente. Es un junior fiestero, se la vive de viaje, va por aquí, por allá, nadie sabe a dónde, ni su madre. Te apuesto a que acaba de regresar de una sus aventuras. Ella le da dinero de vez en cuando, aunque él tiene toda la fortuna que el papá le heredó. Ha querido incorporarlo a trabajar en la galería, pero no ha funcionado, Dylan no tiene el carácter ni el interés para permanecer al frente de un negocio como este. A veces se pierde semanas, que digo semanas, se ha ido meses sin que se sepa su paradero, y luego regresa como si nada. Despilfarra la fortuna, ve tú a saber, pero no lo tomes en serio, aunque sea muy atractivo. ¿Y mujeriego? No lo sé, nunca le hemos conocido a nadie, pero qué se puede esperar de tanta belleza y dueño de una fortuna.

Sebastian exageraba, Dylan era muy guapo, pero defnitivamente lo que llamaba la atención de él era su carácter ligero, totalmente opuesto al semblante serio de Olivia. Talvez se parecía a su papá, ya fallecido. Quizás esa información
no me habría interesado, porque en realidad no era algo que tuviera que ver conmigo, si al día siguiente no hubiera sido testigo de una conversación bastante desagradable.
Necesitaba unos catálogos de obras del año pasado y fui por ellos al archivo. Caminaba de regreso a mi oficina cuando escuché voces un poco lejanas en el pasillo, que se acercaban a mí. Identifiqué la de Olivia. Me coloqué cerca
de una pared y los oí claramente:

-Es que siempre es lo mismo, Dylan, ya estoy cansada de tu actitud -decía Olivia.

-Es lo mismo contigo, mamá. Para qué me hiciste
venir a nada? Tú sabes que no me gusta estar aqui, no me gusta el trabajo en la galería. Puedo acompañarte a donde quieras, estar contigo, revisar piezas, pero no me des responsabilidades que no me interesan. Esto va a salir mal.

-Este es tu patrimonio y nunca has hecho nada por cuidarlo. No sabes de qué se trata el trabajo en la galería. Entiendes lo mínimo, te la pasas fuera todo el tiempo, no sé de ti en semanas, incluso meses. Es momento de que te hagas cargo.

-Vaya, me suena familiar que no sepas nada de mí en semanas, incluso meses. Veamos.... es como mi infancia no crees?

-No salgas con eso ahora. No me digas de nuevo el cuento del niño que sufre. Has tenido mucho más que cualquiera gracias a esta galería.

-Pues gracias, madre, estoy muriendo de felicidad por eso.

-Dylan, hijo -Olivia suavizó mucho más su tono de Voz. Ahora se le escuchaba preocupada, incluso parecía el tono dulce de una madre-, me preocupo por ti. Tu herencia está en la galería, es lo que tu papá también hubiera querido, por lo que él y yo decidimos hacer de este un lugar de importancia mundial y...

-No, mamá -interrumpió Dylan, sin levantar la voz
pero con un tono firme, casi reflexivo-, no es lo que él hubiera querido, es lo que tú quieres.

-Sabes qué? Es inútil discutir -respondió Olivia.
Noté algo de dolor y a la vez firmeza en sus palabras-. Te quedarás aquí el tiempo necesario hasta que hayas aprendido como se maneja todo. Es el colmo que ya hayas cumplir veintisiete años y no hagas nada por involucrarte. Estoy ya al límite de mis fuerzas.

Escuché los tacones de Olivia perdiéndose por el pasillo. Ella se fue y dejó a Dylan ahí parado, y unos segundo después, él también se fue. Era la primera vez que oía a Oliviahablar de ese modo, ir de la molestia a la vulnerabilidad y después estar molesta de nuevo. En verdad Dylan era un dolor de cabeza para todos, incluso para su madre? Era obvio que se preocupaba por el, pero no sabía si ella tenía razón, hasta ese momento no conocía mucho de ninguno de los dos.

Cuando se hizo un silencio absoluto, me fui a mi oficina. Mientras caminaba senti un poco de pena por Dylan. Me imaginé al niño sin padre, con una mamá que nunca estaba en casa porque tenía que trabajar.

Yo había pasado por un episodio horrible, mis padres falecieron cuando era muy pequeña, me educó mi tía abuela Susan, no tuve una mamá a quien abrazar ni un papå con quien jugar, no tuve hermanos y quizá Dylan tampoco los tenia. Nuestras soledades fueron similares y a la vez distintas. Tuve el carifño de mi tía, de amigos, de Pablo cuando nadie más se preocupaba por mi bienestar, pero siempre hubo un vacío que no pude llenar y solo maquillé con algo de arrogancia, hasta que me descubrí a mí misma y la pasión por el arte.

Olivia había dicho algo muy cierto, Dylan tuvo más suerte que muchos niños, pero eso no significaba que su infancia hubiera sido feliz. Tal vez ni siquiera sabía si el tenia la pasión, algo que le interesara, porque la galeria definitivamente no.
Aparté esos pensamientos de mi cabeza, no era momenpara estar triste, me había propuesto no caer en ello, aunque con historias parecidas a la mía era imposible no pensar en mis padres, sobre todo cuando me encaminaba por el mismo rumbo que mi mamá y había heredado de ella la pasión por la pintura.
Cuando entré como asistente a F-24 supe que tendría retos, y quizás ahora uno de ellos sería ser mucho más fuerte ante las adversidades de otros, pero las historias de todos ellos tarde o temprano terminarían por tocarme.

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Finalmente Soy Yo • Lesslie PolinesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora