Al día siguiente, Nathalie seguía sin tener noticias de su - malnacido - jefe. Y mucho menos sobre la amenaza de despido que colgaba sobre su cabeza. La única vaga información que había obtenido de Stacy, era que la llegada de Gabriel se retrasaría hasta el lunes por la tarde y no a primera hora, lo cual había corroborado por medio de un escueto e-mail que había recibido poco después. Por ello, con el miedo vagando en su mente intentó contactar a Dante, quién era uno de los principales encargados de la seguridad de la familia Agreste, para poder sonsacarle información. Como era de esperarse, el hombre de pocas palabras apenas soltó prenda sobre la situación y, en cambio, solo le deseo buena suerte. Algo que, por supuesto, no había ayudado demasiado a Nathalie a relajarse el resto de su día libre.
Cuando llegó el lunes, la incertidumbre podía con todo su sistema nervioso. No había miedo más profundo que ser despedida, principalmente ahora que sabía que Adrien la quería. ¿Qué sería de ella si eso llegara suceder? No podría recuperarse, de eso estaba segura. Pero, lo que más le aterraba era lo que pasaría con Adrien. Él debía ser protegido de su padre y de las mujeres como Pinnock. Sin ella en la mansión, sabía que ni siquiera Rosita o Stacy podrían impedir que ese pequeño creciera en la soledad y la hambruna de cariño filial.
Un estremecimiento le recorrió el cuerpo ante la dura imagen que se había colado ante sus ojos; un niño pequeño, carente de amor, perdido en la vida, con una mirada desolada y un aura oscura... ¿Qué sería de él? ¿Viviría confinado en esa casa para toda la vida? ¿Y qué pasaría cuando creciera? ¿se volvería un espectro sin alma ni emociones que no podría comunicarse con los demás?
No. Eso no lo consentiría. Ella había sido una carcasa sin vida por años. Arrastrándose por el mundo sin nada que ofrecerle a las personas. Solo una radiografía social que se limitaba a existir porque era demasiado cobarde para dejar de hacerlo. No permitiría que ese niño se convirtiera en algo roto. Estaba en sus manos interferir y lo haría con todas las ganas que gritaba su interior.
Saludó a Silas y Andrea, dos guardias de seguridad, mientras entraba en la mansión. Sus pasos resonaron en el frío piso de porcelanato veteado. Se encaminó hasta su cubículo sin mediar más palabras, ni siquiera con el alma suficiente para ir a saludar a Adrien como cada mañana.
Se sentó tras su escritorio y prendió la computadora. Mientras esperaba, guardó sus cosas en el cajón inferior y tamborileo los dedos con ansiedad sobre la superficie. ¿Debía enfrentar a Gabriel sin más? ¿Sería bueno dar el primer paso sin saber a qué atenerse? ¿Sería el final de su carrera, su sueño y la vida junto a Adrien?
La puerta del despacho del señor Agreste se abrió y Nathalie dio un fuerte respingón por la sorpresa. El pulso se le alteró unos instantes y el sudor frío la recorrió entera. Sin embargo, cuando vio que era el jefe de seguridad quién salía de allí y no Gabriel, un fuerte suspiro de alivio se abrió paso entre sus labios. Alcanzó a retenerlo a duras penas.
—Dante — se levantó de la silla, para llamar su atención.El hombre alto y macizo, tan intimidante que le había saludado con asentimiento cortés, se detuvo a medio paso.
—Nate — respondió él, en un gruñido.
Pero ella sabía que no era personal, ese era su tono habitual, tan grave que llegaba a dar miedo. Sus ojos claros la miraron a través de sus espesas cejas grises y Nathalie se armó de valor para preguntarle lo que le atemorizaba. No podía ir con Stacy aún y menos separarse de su puesto hasta que leyera todos los correos electrónicos pendientes y se cerciorara de que no había una carta de despido entre ellos que fuera irrevocable. Tragó con fuerza y se irguió, pasando las sudadas palmas de sus manos por el pantalón de traje que llevaba ese día.
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Lo que él diga [Gabrinath | AU]
RomanceNo hay nada que Nathalie no pueda hacer por Adrien, incluso si tiene que casarse con su despreciable jefe para lograr salvar a ese encantador niño que le robó el corazón. Pero, ¿qué consecuencias traerá todo aquello? ¿Podrá demostrarle a Gabriel que...