Capítulo 18

492 43 188
                                    

Nathalie se rió con encanto de la anécdota de su sobrina, que gesticulaba sin parar y sonreía admirada por su propia pequeña travesía con sus amigos.

El ambiente desentendido era agradable.

El restaurante estaba a rebosar. Pero, como siempre, Carla siempre tenía una mesa preparada para su familia. La hermana de su padre, chef principal del restaurante Kharis, era toda sonrisa cuando veía a su hermano mayor aparecer. Su padre, por el contrario, no podía evitar las muecas debido a los comentarios bufones de su hermanita. Ambos eran más cercanos en edad que el resto del proletariado de la familia Sancouer. A diferencia de Percy y Ed, Carla y Horacio no se llevaban por más de dos años. Por ello, compartían más aventuras juntos y, por supuesto, se jugaban muchas más bromas. Tanto así, que Leo, el esposo de Carla y gerente del restaurante, solía detener con sutileza a su esposa para que las cosas quedaran por la paz.

Y ahora que su tía estaba de vuelta en la cocina y Leo se había retirado para atender un asunto del recinto, solo estaban ellos en la mesa: sus padres, Alicia y Horacio, su hermana, su cuñado y, por supuesto, su sobrina.

El almuerzo había sido más agradable de lo que había supuesto y estaba agradecida con tenerlos a todos reunidos allí. Aún así, todavía no sabía cómo sacar a colación el tema de su ficticia relación con Gabriel y, las veces que había tomado valor, algo la detenía.

Dio un vistazo general a la mesa redonda, en una esquina del recinto, justo frente a un gran ventanal que daba a la transitada avenida. Nathalie le daba la espalda a la puerta, y sus padres estaban sentados uno al lado del otro. Horacio a la izquierda, de espaldas al ventanal y Alicia a su derecha. Al lado de su padre, se encontraba su sobrina y en el siguiente puesto, su cuñado. A su lado izquierdo, estaba sentada su hermana quién le sonrió con simpatía cuando los ojos depararon en ella.

La risas no habían faltado y, con un poco de astucia, había pasado las preguntas sobre su trabajo con gran éxito. Pero, aún ni siquiera sabía cómo nombrar a Gabriel sin que su hermana se erizara ni sus padres la bombardearan curiosos.

—Mamá y papá me llevaron a ver a las nutrias el domingo — informó Marinette con una sonrisita, mientras tragaba la última cucharada de su postre.

—¿En serio? ¿Y te gustaron? — preguntó Horacio con genuino interés en su nieta.

Marinette asintió energéticamente y le sonrió a su abuelo.

Tom, acercó la servilleta para limpiarle la mejilla a su hija.

—Sí. Sobre todo porque jugué con mi nuevo amigo.

—¿Hiciste un nuevo amigo en el acuario? — preguntó Alicia con una sonrisita.

Ella negó y sus trenzas altas, se menearon.

Nathalie se tensó y abrió los ojos desmesurados, antes siquiera que pudiera interrumpir, su sobrina siguió hablando.

—No. Es el niño de mi tía.

—¿Qué niño? — inquirió Alicia, volviendo la mirada interrogante a su hija.

Nathalie fingió sonreír y señaló con el dedo la mesa.

—Nada, mamá. No te preocupes — respondió sin mirarla —Marinette — dijo intentando distraerla —. ¿Has visto la tela de este mantel? ¿Le pedimos a tía Carla que nos dé un poco y hacemos un vestido juntas?

Pero ni su pobre intento de desviar el tema, pudo con la tenacidad de su madre.

—¿De qué niño habla? — volvió a preguntar Alicia.

—Adrien — dijo Marinette sonriendo —. Se llama Adrien. Es hijo de su Gabriel —Marinette apuntó a Nathalie con el mentón y luego miró a su padre —¿Puedo comer más helado?

Lo que él diga [Gabrinath | AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora