—¿Qué ocurrió? ¿Dónde están ahora? — preguntó con las cuerdas vocales comprimidas, ni siquiera ella reconoció su propia voz.
Su respiración se había vuelto errática y a pesar de que todas las extremidades le temblaban violentamente, debido a la repentina descarga de adrenalina, salió del apartamento y corrió escaleras abajo mientras, terminaban de acomodarse la chaqueta de un tirón, se cruzaba el aza del bolso sobre el pecho y escuchaba la voz temblorosa y asustada de Stacy, explicándole la salida de Adrien esa tarde y como desapareció del parque sin que nadie se diera cuenta. El miedo, el pánico y la rabia recorrían sus venas y, para cuando empujó la puerta del portal de apartamentos y saltó a la orilla de la calzada en un intento de encontrar un taxi, sin importarle la imagen que proyectaba al verse desesperada, alguien gritó su nombre y todo a su alrededor detuvo su movimiento frenético. Perdió la respiración y giró lentamente sobre sus talones, sus ojos ensanchados viendo al pequeño niño correr en su dirección y arrojarse sobre ella para rodear su cintura con los brazos, haciendo que se tambaleara.
El cuerpo de Nathalie se quedó estático cuando bajó la mirada al rostro contento de Adrien. Podía escuchar los gritos desde el otro lado de la línea del teléfono que aún sostenía contra su oreja, pero estaba paralizada. Y aún cuando los pulmones quemaban y rogaban por oxígeno, Nathalie no se atrevía a tomar ni una bocanada de aire por miedo a despertar. Por temor a que el niño que se aferraba a su cintura, y cuya sonrisa se volvió brumosa formando una imagen caleidoscópica de colores sin forma, se esfumara. El pánico y sus pesadillas continúas se entremezclaban frente a sus ojos, confusa y herida no podía reaccionar y no fue hasta que el claxon de un auto a la distancia resonó fuerte, haciéndola sobresaltar bruscamente, es que respiró y parpadeó... y pudo ver que él niño que la abrazaba era tan real como sí misma. Dejó escapar el aliento contenido y tomó bocanadas de aire con violencia, casi ahogándose con desesperación y se dobló hacia adelante ligeramente, intentando que sus temblorosas piernas la sostuvieran.
—¿Nate?
Su voz. Aquella voz infantil y preocupada la hizo rendirse.
Nathalie se derrumbó por completo al oírlo. Al escuchar a Adrien por primera vez en varios días y al ver que las pesadillas que alimentaban sus miedos y penas, no se habían repetido.
Cayó de rodillas contra la acera, con un fuerte golpe que de seguro habría dolido si no hubiera estado tan saturada de sentimientos. Y lo abrazó, dejando caer el teléfono contra el suelo. Se sostuvo a Adrien mientras las lágrimas se deslizaban sin restricción por sus mejillas. Oh, cómo abrazó a ese pequeño, escondiendo el rostro en la curva de su pequeño hombro y aferrándose a él con fuerza. Mientras sollozos incontrolables y dolorosos salían de sus labios y llenaban el ambiente. Y no le importó nada; ni la gente que seguramente la observaba, ni el espectáculo que estaba formando ni siquiera el continuo sonido de su móvil que se repetía una y otra vez, anunciando una llamada.
—¡Oh, por Dios! Estás bien. Estas con vida — dijo contra su cuello, acariciándole el pelo con desesperación y también la espalda.
Estaba agradecida. Después de mucho tiempo, Nathalie estaba tremendamente agradecida, sosteniendo a Adrien entre sus brazos y sintiendo una ola de alivio que a su acelerado corazón le hizo bien.
—Nate...
La voz bajita e insegura de Adrien, le hizo alejarse, sin soltarlo, para mirarle el rostro. Le acarició la mejilla y, al parpadear, otras gotas pesadas de lágrimas volvieron a caer. No perdió detalle de su dulce cara, suave y cálida en comparación con la frialdad de sus manos.
—¿Por qué lloras? — preguntó Adrien, con el rostro arrugado de la preocupación.
Nathalie sacudió la cabeza, sin poder hablar. Los tremendos nudos en la garganta se lo impedían, y aún cuando tragó, esos nudos dolorosos en la base de su garganta no se deshicieron.
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Lo que él diga [Gabrinath | AU]
RomanceNo hay nada que Nathalie no pueda hacer por Adrien, incluso si tiene que casarse con su despreciable jefe para lograr salvar a ese encantador niño que le robó el corazón. Pero, ¿qué consecuencias traerá todo aquello? ¿Podrá demostrarle a Gabriel que...