Varias horas más tarde, Nathalie bajó la escalera de la mansión sintiéndose agotada.
Tras el enloquecido día, había vuelto a casa de Gabriel y no se había separado de Adrien por todo lo que restó de la tarde.
Gabriel, en cambio, al llegar a la mansión, había desaparecido en su despacho sin decir nada y ella no lo evitó. Ambos necesitaban urgentemente espacio tras lo sucedido y, mientras Nathalie se embarcó en enfocar y volcar todo lo que le restaba de energía en el pequeño, Gabriel optó por refugiarse lejos.
Mientras descendía por las escaleras y respondía un mensaje de texto de su hermana, exhaló con desgana. Sabine había sido de gran ayuda esa tarde, a pesar de la tensión, su hermana había jugado un papel fundamental para que no perdiera los estribos. No había palabras suficientes para agradecerle a ella y su esposo, por haberla ayudado, por lo que había dejado cualquier frase insípida de lado y los había abrazado a ambos cuando se habían vuelto a reunir. Por supuesto, mantuvo su decisión respecto a Gabriel en secreto, pero eso no le restó importancia ni sentimiento a la situación. Y, tras despedirse con otra ronda de abrazos y palabras de afecto (de parte de Sabine), Nathalie había vuelto a la casa de la que había salido con el corazón lastimado hacía tan poco. Y la tarde había sido bien aprovechada, incluso la noche, donde Rose les sirvió entre sonrisas la cena, antes de retirarse a descansar.
Nathalie se encargó de acostar al pequeño y tras dos cuentos y una conversación amena sobre dinosaurios, Adrien al final había caído rendido quedándose dormido. Ella, en cambio, se había quedado observándole descansar por casi una hora entera, antes de dignarse a salir del cuarto para ir en busca de Gabriel. Tenían una seria conversación pendiente.
—Nathalie.
Alzó la mirada para encontrar a Dante a unos metros, justo bajo el umbral del salón. El alto hombre hizo una leve inclinación de cabeza y luego le dio la espalda para internarse en el salón principal.
Entonces ella recordó el mensaje que le había mandado la tarde anterior, donde solicitaba hablar de algo urgente. Con todo lo que había pasado, no recordó llamarlo para averiguar sobre el tema, pero ahora le preocupó un poco la gélida mirada que le dedicó cuando le habló. Miró sobre su hombro, guardándose el celular en el bolsillo de los vaqueros y lo siguió.
—¿Pasa algo? — preguntó cuando se detuvo a pocos pasos.
—Toma.
Dante extendió su gran mano hecha un puño en su dirección y Nathalie le observó especulativa y algo confundida.
—¿Qué es? — murmuró, observando el rostro adusto e impasible del jefe de seguridad.
—Solo tómalo — demandó con voz gutural.
Y a pesar de la aprensión, extendió la mano para recibir un pequeño objeto negro del porte de una bala. Entonces se dio cuenta que era una memoria USB, y cerró su propia mano para ocultarla. Ensanchó los ojos, sorprendida.
—Dante...
—Escucha, Nathalie, y escucha bien lo que voy a decir — su voz era baja y ronca—. Sé todo lo que está en juego ahora. Estoy al tanto, incluso, de la situación con Amelie y la propuesta que te hizo.
—Pero, ¿cómo...?
—Sé tu historia, Nathalie — prosiguió ignorando su estupor —. Completamente. Desde que llegaste a este lugar. Cada parte mala de ella. Incluso la que se esforzaron por encubrir.
Nathalie contuvo la respiración de golpe, sintió la sangre drenarse de su rostro y sus ojos a punto de salirse de sus órbitas al escucharlo y el conocido pánico, apretó su pecho.
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Lo que él diga [Gabrinath | AU]
RomanceNo hay nada que Nathalie no pueda hacer por Adrien, incluso si tiene que casarse con su despreciable jefe para lograr salvar a ese encantador niño que le robó el corazón. Pero, ¿qué consecuencias traerá todo aquello? ¿Podrá demostrarle a Gabriel que...