Final

49 7 4
                                    

El cuerpo de Rogers fue retirado por los padres de Montserrat, quienes le dieron cristiana sepultura en un lugar que sólo ellos sabían. Se supone que temían su tumba fuera profana y partes de él, ser usado para actos diabólicos.

No lo dudaba, sin duda, el hombre estaba más cerca del diablo que de Dios, si es que no era el mismo satanás. Toda su vida, se basó en el daño a los demás y al acto se vivir a costas del sufrimiento de terceros.

—¿Nos vamos? —pregunta Jade en la puerta y asiento.

Hoy nos dirían el sexo de los bebés y es su último control y nos darían la fecha del parto. Sentía en mi estómago mis viseras hechas un nudo y la bilis en mi garganta, el sudor frío correr por todo mi cuerpo y el temblor en mis manos. Dirán que era una conducta cobarde, nada que ver con el hombre que planeó la destrucción de David y sus cómplices. No obstante, esto era algo totalmente diferente, se trataba de aquello que creí, no volvería a suceder.

Tener un hogar, hijos y alguien a quien amar, en este punto de mi vida, era consciente que como a Agatha, no volvería a amar. Hizo parte de una época mágica de mi vida y fue más que una esposa, fue mi mejor amiga, mi confidente, mi todo. Jade, era la mujer que logró vencer la barrera del odio que había erigido en torno a mí. La que, con su paciencia, amor y devoción, me volvió las esperanzas para creer de nuevo en la humanidad.

—¿Todo bien? —me pregunta al llegar a mí y verme retraído.

April me observa en silencio, lleva en sus manos a Sasha, con quien ya no habla, pero se niega a dejarla a un lado. Sus hermosos ojos color violeta me miran preocupados e imagino que mi rostro no es el mejor.

—Perfecto —le respondo.

April envuelve con dificultad un papel, que me causa cierta intriga, pero que luego de unos minutos reconozco como la lista de los nombres que encontré. Jade sonríe al verla doblar minuciosamente la hoja, acto seguido guardarla dentro del bolsillo de su muñeca.

—Cuídala, Sham la olvida siempre—dice.

Si bien, no mira en mi dirección de reojo lo hace y niega, con falsa indignación. Lo cierto, es que esa criatura de 80cms fue la que hizo el milagro. Antes de April, mi vida era oscura, monótona y solo vivía para encontrar y matar a quienes destruyeron mi vida. Fue ella y mi extraño parecido con el hombre que visitaba a su madre, la que trajo luz a mi vida y me acercó a su madre.

—Estoy nervioso —le confieso a Jade, avanzando hacia la camioneta.

—Es normal —me reconforta con una mano en la mía—tú lo dijiste, en diez años no te preparaste para vivir.

Sonrió con vergüenza, porque no sólo le decía aquello, también, que no podía llegar a amarla, no como ella lo merecía. Trae puesto una braga blanca, con un elegante rosa bordado en el pecho, que le obsequió Kendal. Nos visita los fines de semana, juega con April por algunas horas, pero casi todo ese tiempo se va al sauce y allí permanece, hasta que cae la noche. La tarde de los domingos un helicóptero llega y lo recoge. No hemos hablado sobre, nuestra situación, es decir, de padre e hijo, tampoco ha tocado el tema de cambiar mi apellido a Dewand, aunque lo tengo planeado.

Cuando me case con Jade ya debería llevar el Dewand. Porque sí, me casaría con ella por la iglesia y empezaría a ser el esposo que ella merece. Jamás podré devolver el tiempo, revivir a Agatha o a mis hijas, por más que lo desee, pero si la vida me da esta segunda oportunidad, planeo agarrarla con todas mis fuerzas, avanzar en mi camino, ya no solo, sino con la mejor de las mujeres.

La llegada a la clínica y la espera por el turno fue en silencio, miraba de vez en cuando la puerta, porque había invitado a Kendal y se había alegrado por la invitación. Que no llegara puntual, no era algo que el soliera hacer, el tipo era bastante puntual.

CONFUSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora