THE DARK KNIGHT

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Las hojas de los árboles seguían cayendo lentamente al suelo por el viento de aquella época, Babs incluso tenía que quitarlas de vez en cuando de su cabello pelirrojo, el aroma del aquel lugar y la tranquilidad que en ningún momento era interrumpida hacía que tanto ella como Constantine disfrutaran aquel momento, hace mucho tiempo que no se encontraban con un ambiente como este, —(Constantine) y… ¿Cómo van las cosas en Gotham?— Babs y Constantine caminaban tranquilamente, ambos disfrutaban del aire de otoño que los golpeaba suavemente en el rostro, —(Babs) Son tiempos difíciles, Bruce está pasando por un situación algo delicada, pero de ahí...mmm… todo normal—

—(Constantine) Escuche que tienes una hija, ¿A quien obligaste?— Babs soltó una pequeña risa mientras Constantine seguía fumando, hace mucho tiempo que ninguno había tenido la oportunidad de verse en persona, incluso por otros medios de comunicación, ambos estaban demasiado ocupados llevando sus vidas por delante.

—(Constantine) y… ¿Cuál es su nombre?... el de la niña—.

—(Babs) Allice, y antes de que lo preguntes, tiene 6 meses de edad— el hablar sobre su hija le daba otro aire a la chica, parecía que todo su ser entraba en un estado de calma, e incluso su tono de voz se volvía más amigable y amoroso.

—(Constantine) 6 meses ¿y estás aquí?, que madre tan buena— Babs volteó al ver al mago y sin ningún aviso le dio un golpe en su hombro derecho, Constantine rápidamente lo cubrió con su mano mientras lo empezaba a sobar, hace mucho tiempo que no recibía ningún golpe así de fuerte y nunca se imaginó que ella lo podría llegar a golpear con tal fuerza, Babs solo se rió, ambos siguieron su caminar, estaban a punto de llegar a su destino.

AÑOS ATRÁS...

Poco a poco Babs empezó a reaccionar, sus músculos y su cerebro empezaban a trabajar nuevamente, sentía como si estuviera despertando de un largo sueño,lentamente volvía a recuperar sus sentidos, pudo mover su mano, la estiró y empezó a sentir lo más que podía a su alrededor, el concreto frío despertaba su sentido del tacto, también pudo sentir tierra, uno que otro trozo de cemento y lo que parecían ser bolsas de plástico; su nariz le empezó a hormiguear por el polvo que inhalaba inconscientemente, esto la hizo estornudar varias veces, empezó a sentir frío gracias a una brisa que pasaba por todo su cuerpo, después de unos segundos por fin sus ojos se abrieron aunque no completamente, no sabía cuánto tiempo pasó o en que parte de Gotham se encontraba, solo sabía que ya no estaba en la azotea de aquel hotel.

Con algo de trabajo logró ponerse de pié, sus piernas aun no reaccionaban completamente, se recargo de una viga mientras esperaba que todo su cuerpo volviera a la normalidad, entonces miró a su alrededor, todavía era de noche, pero las luces de la ciudad y la luna iluminaban aquel lugar, estaba dentro de la construcción de un edificio, en el suelo había una gran cantidad de tierra por todos lados y diferentes tipos de escombros, la pelirroja se frotó los ojos y caminó lentamente hacia la orilla de aquella construcción para poder echar un vistazo, pero para su mala suerte no pudo reconocer en dónde estaba, miró hacia abajo, se encontraba a una gran altura, calculó que tal vez estaba en el sexto piso o aún más arriba, por lo cual en aquel lugar hacía demasiado frío ya que no había nada que impidiera que el viento corriera libremente por cada centímetro de la construcción.

Babs se tocó la parte de atrás de su cabeza y rápidamente sintió un dolor muy fuerte, revisó su mano, pero no había ningún rastro de sangre, lo que era una buena noticia, miró hacia atrás, se encontraba completamente sola, no había ningún ruido más que el de sus pisadas, si ella estaba ahí, lo mas seguro es que sus amigos tambien, así que se adentró en aquel lugar para ver si los podía encontrar, pero por más que caminaba en ese lugar oscuro, más sola se sentía, el viento era lo único que la acompañaba, tenía suerte de tener su sudadera o sino estaría muriendo de frío —(Babs) bien hecho, bien hecho, todo salió… como la última vez —, entre más caminaba, su preocupación creció desmedidamente, no había rastro alguno de sus amigos, se paró por un minuto y trato de recordar, pero solo se le venía a la mente el ver a Constantine en el suelo, el grito de Zee y el golpe que recibió, aquella sombra; siguió tratando de recordar pero era en vano, su cabeza le empezó a doler, así que decidió parar por un momento.

UNA LUZ COLOR MORADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora