XV-Y caí en el abismo.

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-¿Cómo has conseguido mi número, Kimberly?-me espetó con odio. Sonreí con nostalgia mientras me percataba de que estaba a punto de volver a caer en el abismo de hace años.

-Veo que nos quieres visitar-dije con la mayor ironía-¿Cómo has estado, Victor?, espero que muy mal. La verdad es que esperaba que estuvieras muerto.

-Yo también te quiero.

-Ja. ¿Qué quieres, idiota? Dilo, no nos habías molestado desde hace dos años, ¿Por qué ahora?

-Ariane.

-¿Qué con ella?

-Necesito tener una charla con ella, bueno, no quiero acabar con nuestra relación padre-hija.

-Esa relación no existe. No te importamos, eso lo dejaste claro. ¿Necesitas dinero?, ¿Estás en deudas?, ¿Apostaste a Ariane?

-No te incumbe, Kimberly. Debes dejarme hablar con tu hermana.

-Ya jodiste mi vida, ¿No te parece suficiente?, ¿Ahora también quieres destruir a mi hermana?

-Ella es mi hija.

-Yo también lo soy-sin querer se me escapó un sollozo. Respiré hondo-No te nos acerques.  Soy capaz de hacer muchas cosas, papá.

-No me llames así, Kimberly, no soy tu padre.

-Gracias, Victor. Ya te dejé claro: No te vas a acercar a Ariane. Si lo haces prometo que estarás muerto, y sabes que siempre cumplo las promesas.

Colgué mientras dejaba que las lágrimas se regaran por mis mejillas.

-Yo… sigo sola desde aquí, gracias chicos-les dije mientras secaba mis lágrimas y me daba la vuelta, bajado el vestido extremadamente corto que me había visto obligada a usar.

Los tres protestaron pero yo ya estaba corriendo en dirección contraria.

Siempre me había parecido bobo que las chicas en los libros salieran corriendo como locas y se perdieran.

Vale… pues ya no pienso que sea tan ridículo.

Corrí sin pensar hasta que me choqué en el hombro con una pared. Ni siquiera reaccioné en ese entonces, simplemente me dejé caer en el piso mientras jaloneaba mi cabello.

Mi vida era una mierda. Una mierda completa.

Y no, no soy dramática. Victor sólo traía problemas, golpes y gritos.

Bueno, también drogas, alcohol y muerte.

No sé en qué momento paré de llorar. No sabía dónde estaba, qué hora era. Sólo… me había perdido.

Ahogado.

-Kim, eres una idiota por hacer esto-escuché una voz familiar. No había notado al chico que me abrazaba e intentaba limpiar la sangre de mis manos.

¿De dónde había salido ese charco rojo?

Miré el muro en el que reposaba mi espalda. También estaba lleno de ese líquido.

Eso sólo lo hacía de niña, cuando me ponía nerviosa.

-Todo se repite-comenté a quién sea que me estaba acompañando.

-¿Qué?

Esa palabra me sacó de mi trance. Me paré rápidamente y le propiné un puño con toda mi fuerza.

-Arruinaste mi vida, Carter.

-Kim…

-¡¿KIM?!, VETE A LA MIERDA. ¿CREES QUE NO ME ENTERARÍA QUE ENVIASTE TU PRIMERA PREGUNTA JUSTO EN EL MOMENTO EN EL QUE VICTOR SE MUDÓ?, todo fue una trampa, todo lo planeó él. Tú sólo lo estabas ayudando. Y yo que te empezaba a querer.

-¿Cómo lo sabes?

-Te dije que sabía cómo joder a la gente. No puedo creer  que tus padres te dejaran en manos de semejante engendro. Eres igual a él. Los dos me odian. Los dos me hacen sufrir. Los dos me matan lentamente.

-No te odio, Kim, por favor.

-Por favor nada, Carter. Eres un tarado. Aléjate, ¿Quieres?

-Kim…

-Deja de llamarme así. No, mejor deja de llamarme. Ya lo has dicho, soy una perra, ¿Para qué meterse con una perra loca con problemas mentales?, ya sé lo que quiere Victor, no tienes que seguir coqueteando conmigo, ya no funciona, vete con Amanda, o con cualquiera que sea tan estúpida.

Me volteé e intenté ubicarme. Gracias al cielo estaba un poco cerca de mi casa. Volví a bajar el vestido e intenté no llorar por el dolor que producían mis manos maltratadas.

-Kim…

No respondí. Salí caminando del callejón en el que había parado e intenté concentrarme en el camino y no en la montaña de problemas que tenía. Así quisiera evitarlo, tenía que hablar con mamá y Ariane.

El problema es que cuando llegué, ninguna estaba.

Intenté que el pánico no me invadiera. Subí a mi habitación y puse un poco de música. Me di una ducha caliente y luego vendé mis manos.

-Eres una idiota por hacerte eso, ya sabes lo que papá dice sobre rasgar los muros…

Solté un sollozo. No quería admitirlo en voz alta, pero siempre llamaba a Victor “Papá” con la esperanza de que algún día admitiera que tenía sus mismo genes y que se sentía orgulloso de su hija mayor.

Bien, no creía que estuviera a punto de decir mi frase favorita hace unos años:

-Necesito un trago.

Salí de nuevo de casa y fui la tiendecilla que quedaba a unas cuadras. Tomé una gran botella de Vodka y la pagué. Tal vez aparentaba más edad de la en verdad tenía.

Caminé rápidamente a casa y sentí un gran alivio al ver a mamá en la cocina.

-Kim…

-¿Sí?

-Victor está… cerca.

Me congelé. ¿Cómo lo sabía?

-Mami… lo sé, pero no debemos entrar en pánico.

-Kim, creo que es un buen momento para entrar en pánico. Está arriba con Ariane.

-¡¿Lo dejaste acercase a ella?!

-Es su padre.

-No, no es su padre, es un hijo de perra.

-Ese vocabulario…

-El vocabulario me importa una mierda, ese idiota está arriba con mi hermana y lo voy a echar de la casa mientras le pateo esa cara de drogadicto y le quito los ojos con mis dedos. Me vale mierda si me meten a la cárcel, voy  matar a ese…

-Kimberly, es su padre. Debes dejar que hablen.

-Le va a joder la vida como hizo conmigo.

-No, él la quiere.

Eso fue la gota que colmó el vaso. Sabía que mamá no me iba a dejar subir, así que tomé la botella, la destapé y empecé a tomar largos tragos.

-Kim…

-¡Déjame!, ¡Déjame olvidar un momento, mamá!, ¡Déjame ignorar que mi padre me odia y me hizo sufrir de niña!  

Asintió mientras volvía a la cocina.

Me tiré en el sofá y me acabé la botella en unas horas. Fui por otra a la tienda hasta que ya no me podía poner en pie.

-Kim-escuché la voz de mi hermana-Kim, mierda, vamos, te va a dar un calambre si duermes en el sofá.

-Déjame, ¿Sí? , ¡Déjenme hacer una cosa mal, por favor!

Me quedé dormida al poco rato.

Y empecé a soñar. 

Ask (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora