XXXIII-Hi, Kayle.

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Los últimos días habían sido terriblemente aburridos. Lauren me daba clases de vez en cuando y el Internet estaba restringido totalmente. Los libros no me interesaban y mis intentos por encontrar a Blake eran fallidos.

-Deja esa cara de amargada, Kim-me susurró Carter mientras se acercaba a la cama-Debes confiar en mí.

-Lo hago, Carter, pero es horrible estar aquí. Tú puedes salir, yo no. No hay nada que hacer.

Se quedó callado unos minutos y luego una gran sonrisa se expandió por su cara.

-Tengo una idea.

Lo miré de reojo e intenté taparme la cabeza con  la almohada. No, no, no.

-Carter…

-Vamos, será como una cita.

-La última vez que tuvimos una cita no salió nada bien.

-Mala. Prometo que no será mala. Vamos, acompáñame, Kim.

Suspiré y me levanté de la cómoda cama. Salimos de la habitación y nos adentramos en el gran ascensor que quedaba a unas cuantas puertas.

-Te va a encantar.

Sonreí ante su entusiasmo. Pulsó el primer botón y empezamos a subir. Cuando las puertas se abrieron sentí la calidez del aire libre invadir mis pulmones. Estábamos en la terraza del edificio y era perfecto. Estaba fuera, por lo menos.

Caminé por el pasto falso y me acerqué a la baranda. Podía ver toda la ciudad y varias construcciones.

-¿Y?-escuché la voz de Carter detrás de mí.

-Es perfecto.

Respiré hondo, perdiéndome en ese pequeño momento de libertad.

-Estamos a veinte pisos, así que ni se te ocurra ponerte en plan suicida.

Sonreí por un momento y luego me volteé para abrazarlo. Era mucho mejor tenerlo conmigo, cerca. Sólo deseaba que saliéramos ya de ese lugar aterrador. Nada tenía sentido.

-Carter, te quiero, te quiero y vamos a salir de esto juntos-solté de repente y me di cuenta del gran aprecio que había desarrollado por ese chico que era más un hombre.

-Es bonito escuchar eso.

Negué mientras sonreía. Estaba aprendiendo a ser mucho más fuerte y sólo había una clave para ello: Pensar que tus problemas no eran nada comparados con los de otros. Era sólo una táctica.

Estaba prohibido llorar ahora. Totalmente prohibido.

-Kimberly, ven conmigo. Carter, fuera-la grave voz de Blake interrumpió el pacífico momento y yo me quedé congelada. Había intentado buscarlo, pero no estaba lista para entablar una conversación directa con él.

-No voy a dejarla sola contigo-espetó Carter afianzado su agarre en mi cintura.

El hombre de ojos azules suspiró y se acercó lentamente a nosotros. Daba miedo, tenía que admitirlo.

-Como quieran. Sólo tengo que aclararle unas cosas a Kimberly.

-No seas tan hijo de…

-Carter, silencio, no son tus problemas.

-¿Quién eres?-interrumpí por fin-¿Qué quieres?, ¿Por qué estás aquí?, ¿Por qué me has hecho esto?, ¿Por qué te llaman Blake?

-Primera regla: Yo mando aquí. Segunda regla: No tienes derecho a hacer preguntas, tendrás la información que yo quiero. Tercera regla: Debes seguir mis órdenes siempre.

Ask (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora