A comparación de cuando iban camino a Kyoto, totalmente en silencio y sereno, durmiendo plácidamente cada uno en su asiento, a ratos dándose más de alguno un cabezazo contra la ventana, el trayecto de vuelta a Tokio era todo un bochinche a no más dar.
Con la euforia a mil en sus cuerpos, después de ganar los partidos, "el zoológico" como les había apodado Ukai, se encontraba dando gritos y saltos arriba del bus. Toda pizca de sueño desapareció, siendo reemplazada por un exceso de serotonina atravesando cada sensor nervioso. Como si fuese una delgada fibra cruzando de extremo a extremo el cuerpo de cada uno de los jugadores, inyectados por adrenalina, aumentando más el ánimo después de saborear una exquisita victoria.
Y aunque Kageyama estuviese relativamente acostumbrado al comportamiento de sus compañeros, nunca le dejaba de dar gracia ver como Tanaka se quitaba la playera, quedando a dorso desnudo, aún con el frío que hacía, agitándola desesperadamente con su mano, girándola sin parar. O así se mantiene, hasta que aparece Shimizu detrás de él, dándole un pequeño golpe en la cabeza.
Era increíble el poder que ejercía sobre él, sin querer, con un simple toque, o una minúscula palabra. Para su compañero de cabello rapado, le era suficiente cualquier muestra por parte de la bella mánager, no le importaba el tipo de contexto, el solo tener el roce de sus dedos sobre sí, aunque sea en forma de golpe, le bastaba para completar aún más su felicidad.
Ahora es cuando Kuroo saldría con su discurso de neurotransmisores, y hablaría como loro sobre los niveles de oxitocina que se elevan como loco, en el cuerpo de Tanaka
Se sorprendió a si mismo, ante esa clase de pensamiento, recordando tanto el nombre extraño de la famosa hormona del amor, como el recordar que son liberadas por efectos de los neurotransmisores al pasar el mensaje desde el hipotálamo hacia el cuerpo, por la glándula que la secreta.
¿Si quiera sé que es un neurotransmisor?
Las ciencias no eran sus materias preferidas en la preparatoria, pero si había adquirido un curioso gusto por la anatomía humana.
Claro, que era solo cuando fuese palpable para él, en un cuarto, y con una persona de turno.
Considerando que no la había estado estudiando mucho últimamente, no le parece tan extraño el desear aprender sobre otro cuerpo, de uno en específico.
— ¿Qué les parece si seguimos celebrando en otro lado? — la pregunta de su compañero, lo sacó de sus pensamientos — Deberíamos aprovechar que es viernes, y no hay entrenamiento, al menos por toda la semana
— ¡Yo te sigo, Yū! — se acercó, abrazando de los hombros a su amigo — ¿Quién más se suma?
— Suena una buena idea, supongo — susurró lo último para sí mismo, mientras miraba a Tanaka y Nishinoya armar planes, emocionados — ¿Y dónde se supondría iríamos?
— Concuerdo con Tetsu-kun — se arrodilló sobre su asiento, mirando al pelinegro, sentado solo detrás de él — ¿Qué tal el departamento de Tobio-kun? Es amplio, alcanzamos perfecto unos cuántos
— ¿Por qué ofreces mi departamento, Atsumu? — enarcó una ceja, tratando de descifrar desesperado, las intenciones ocultas de su compañero — Podría ser perfectamente en el bar de Sakusa-san
— Omi-kun no nos recibirá de golpe a todos — resopló desganado, levantando parte de su cabello, en la frente, rodando los ojos —. Si no le aviso con anticipación, entonces no lo permite. La última vez, fue todo un desastre, y terminé limpiando pisos hasta el amanecer
— Me alegra no haber asistido esa vez — sonrió socarrón, en dirección del rubio —. Miren, les dejaré esto en claro — captó la atención de dúo de amigos —: primero que todo, si van a llevar alcohol, entonces vomitan en el baño, pero se aseguran de hacerlo, o los echo a patada de mi casa, y les hago limpiar lo que ensucien con la lengua — elevó la comisura de sus labios con satisfacción, al ver la muecas de algunos —, segundo, se controlan, porque no quiero cosas rotas, ni vasos quebrados, mucho menos una queja de los residentes — relamió sus labios, buscando las palabras correctas para decir su última regla, atento bajo las expectantes miradas de sus compañeros —, y tercero, último, pero no menos importante, se las arreglarán para dormir en la noche, porque ebrios no recibo en mi cama. A la mañana se pueden ir cuando despierten, les regalo un tazón con cereal, o qué sé yo. Después de todo, a lo que quede solo, recién podré ordenar su desastre
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El lazo del destino 🧡 [KageHina] 💙
De Todo~ Shōyō Hinata se ha dedicado a la gimnasia rítmica desde niño, por eso viaja a una academia ubicada en Tokio persiguiendo sus sueños, ser el mejor del país. Sin embargo, no pensó que tendría de vecino a un arrogante futbolista. Como si los problema...