¿Cómo fue que llegamos a esto?
El primer día de competencia regional, Hinata ingresaba al gimnasio con grandes expectativas, como un niño pequeño yendo a un lugar por primera vez, el cual anheló por tanto tiempo; desbordando alegría, escapándose el entusiasmo por los poros, con ojos brillantes, caramelo fundido, cálido, recorriendo de esquina a esquina, todo lo que le permitiese ver por el rabillo del globo ocular.
— ¡El aroma a air salonpas! — expresó abiertamente, soltando destellos en los alrededores
— Me alegra verte así de emocionado, Shō — se paró a su lado, viéndolo con una mirada felina —. Demos lo mejor de nosotros hoy
— Para mi es un sueño estar con ustedes dos aquí — se giró, tomando de los hombros a ambos chicos —. Por favor, pasemos juntos a las nacionales
— Lo haremos, Shōyō — una curvatura en sus labios aparecía, en señal de calma —. Hemos practicado todas las mañanas, incluso Kozume-san se sumó a nosotros en última instancia, así que estaremos bien
Llenos de esperanzas, se esforzaron cada día de esa competencia, desligándose a todo problema externo, o cosa ajena a la gimnasia rítmica. La concentración era algo fundamental en esos momentos, dándose unos segundos solo para inhalar profundamente, botando todas las preocupaciones, formando una enorme sonrisa, y saltando por las colchonetas.
"Tú puedes volar aún más alto"
Fue una de las cosas que le dijo Kageyama después de la usual práctica matutina, los dos solos elongando en el gimnasio. Bokuto se había retirado para cambiarse, Akaashi fue a los camerinos con Kozume, alistándose al entrenamiento real.
Quizás fue el impulso del momento, el aura que los rodeaban en el suelo, pero Hinata seguía recordando esas palabras cada vez que saltaba. Habían calado profundamente en su corazón, inundándolo de fuerzas en ocasiones que solo quería desistir.
Como una inyección de nitro, en medio de una carrera de vehículos, sintiéndose el mismo Toretto manejando; la corta y simple oración dada por el pelinegro, activaba todos sus sentidos. El cansancio en sus piernas se perdía mágicamente, el público se iba desenfocando, hasta ver manchas borrosas; sus pupilas se dilataban, su vista fija en un punto exacto, en donde debía de aterrizar.
Cinco pasos largos hacia atrás, una carrera corta hasta la línea blanca marcando el inicio, su mundo giraba tan veloz como si de pronto mercurio hubiese adquirido una mayor capacidad de movimiento, rotando alrededor del sol a máxima velocidad. Sus manos se volvían en sus pies de forma intermitente, siendo el soporte de su cuerpo en cada salto, manteniendo su balance en cada pirueta.
El esfuerzo realizado cada día desde que arribó a Tokio, no había sido en vano, y Hinata ahora lo estaba comprobando.
A medida que iba pasando competidores, superándolos en cada competencia, lograba ver de más cerca su ticket en primera clase, hacia las nacionales.
Todo era gozo y satisfacción el viernes por la tarde, en la pantalla gigante se anunciaba su nombre, junto al de sus dos mejores amigos.
No podía creerlo, le era irreal, extremadamente soñador.
Haber dejado atrás a su madre, su hermana, y su ciudad natal, fue todo un reto, empalagándose en nostalgia y melancolía los primeros días, cuestionándose muchas cosas, mas todo lo había valido, estaba un pasito más cerca hacia su meta final.
No pensó más allá al momento de comprobar los horarios del próximo tren hacia Sendai, comprando el pasaje de inmediato, calculando su llegada a la estación, para tomar el bus hacia Yukigaoka.
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El lazo del destino 🧡 [KageHina] 💙
Random~ Shōyō Hinata se ha dedicado a la gimnasia rítmica desde niño, por eso viaja a una academia ubicada en Tokio persiguiendo sus sueños, ser el mejor del país. Sin embargo, no pensó que tendría de vecino a un arrogante futbolista. Como si los problema...