44 ☆ Momento Perfecto

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Era una mañana invernal, más cálida de lo normal. Tal vez esa era la única diferencia ese día, o eso creía Kageyama por un instante.

Revisaba atento el calendario, revisando los últimos días de enero, febrero pasaría en un santiamén y en marzo tendría su siguiente juego importante. Muchas cámaras, muchos flashes, muchos representantes. Mucho de todo.

La taza con café ya no se encontraba hirviendo, su contenido iba desapareciendo en cada sorbo inconsciente que bebía, mientras sus azulados ojos seguían día a día las filas del mes siguiente. Hubo un día que le llamó la atención, recuerda su casillero atiborrado por sobres en esa fecha en específico. Nunca fue de celebrar aquello. De hecho, ni siquiera le interesaba.

Sigue sin interesarle. Solo fue una coincidencia que pasara a hacer un círculo en el día catorce con plumón rojo.

Porque en su mente y autoconvencimiento, nada había cambiado.

Mantenía el pensamiento, mientras echaba llave a su puerta, al segundo que sus pies tomaron carrera y por el rabillo de ojo vislumbraba unas hebras anaranjadas brillantes.

Sus pasos se detuvieron dentro del elevador. Las puertas se cerraron. Un beso sellaba sus labios, acompañados de un "buenos días" murmurado.

Sí, nada había cambiado.

Porque la sonrisa del conserje era igual de amplia al saludarlos, y continuaba incluso si con el chico que iba a su lado, lo tenía tomado de la mano.

El mundo del futbolista se había expandido de tal manera, que la mera presencia de Hinata le hacía sentir que todo era normal, que todo era paz, que sus días siempre han sido así de esponjoso. Como los labios del gimnasta cuando lo besa, como el cabello anaranjado que acaricia.

— ¿No vamos a hacer una carrera hoy hasta el gimnasio? — le preguntó el más bajo con sincera curiosidad — Kageyama-kun... — una sonrisa cálida se formó en su rostro — Desde que salimos del ascensor, estás radiante

— Tus ojos están viendo cosas que no son — apresuradamente le tapó los ojos con su mano libre — Debe ser porque tu cerebro sigue igual de idiota

— ¡Tú eres el único idiota aquí, Bakageyama! — se libró como pudo de la mano que le tapaba la cara, y le sacó la lengua — Mis ojos están perfectamente bien

El pelinegro solo giró su rostro, en un fallido intento de ocultar su rubor. Las comisuras de sus labios se volvían a elevar sin su permiso, justo como lo ha hecho desde esa tarde cuando oficialmente ha conseguido su primer novio de la vida. Y su corazón latía aún más, al darse cuenta que en toda a discusión infantil, jamás sus manos se soltaron.

— No quiero hacer carrera, porque por primera vez, quiero hacer una mañana distinta con mi novio

Ahora era Hinata quien sentía que su rostro iba a explotar de lo rojo que se encontraba. Nunca pensó escuchar salir de la boca de su malhumorado vecino esas dos palabras, y menos que fuese en referencia a él.

Si al conocerlo, solo quería golpearlo.

Mi novio.

No sonaba mal. Para nada.

Y así fue como su recorrido habitual, tuvo un toque más especial. El desayuno fue distinto, entre risas y magdalenas. Los relatos de entrenamiento eran más extensos, los pasos más lentos, las sonrisas más sonrojadas, las manos más cálidas.

— Kegayama... Todavía me estás siguiendo — soltó seguido de una suave carcajada —. Te siento detrás mío

— No es así — evitó el contacto visual —. Solo estoy estirando las piernas

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2023 ⏰

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El lazo del destino 🧡 [KageHina] 💙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora