14 ☆ Accidente

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Del poco tiempo que llevaba trabajando en aquel café, Hinata había podido conocer a grandes rasgos, los colegas con quienes compartía normalmente sus tres turnos semanales. Siempre fue una persona sociable y extrovertida, no le era difícil entablar conversaciones, e incluso amistades con personas externas a él. A dónde fuese que llegase, el pelinaranjo lograba irradiar ese carisma tan típico en él. 

Así fue como empezó a hablar más con Yamaguchi, quien si bien, era bastante tímido, también era alguien amable, responsable, y daba todo de sí. A veces sentía miedo, otras que se iba a derrumbar, pero de alguna u otra forma, posaba su vista al frente, continuando hacia adelante.

Con Yachi, todo fue más cómico. Se colocaba nerviosa fácilmente ante personas con apariencias intimidantes; dubitativa, y aunque las palabras se les atiborraban en la boca, lograba realizar su labor de forma diligente, con una sonrisa. Siempre destacaba por la alegría con la cuál atendía.

Puede que aún les estuviese conociendo a esos dos, consideraba que trabajaría bastante tiempo en la cafetería, o al menos eso le había dicho Sugawara unos días atrás, al ver su excelente desempeño. Confiando en ello, sin reproche alguno, comenzó a interactuar más con sus compañeros de trabajos —a excepción de Kita, por verlo muy poco—, adentrándose cada vez más a sus vidas. 

Por supuesto, eso involucraba que Hinata terminase enterándose de las andanzas de Yamaguchi, detrás del alto chico rubio, el mismo que asistía a la universidad del pecoso, el mismo que aparecía a comprar un café expreso cargado, con un trozo de pastel con frutillas.

No era el más indicado para dar consejos amorosos, considerando que pasó por una ruptura solo unos meses atrás, así que cada vez que salía el tema al baile, el chico se mantenía al margen. Eso no quería decir, que no escuchase de forma atenta el parloteo de su compañera. Ella era quien más entusiasmo presentaba a la hora de hablar, sobre temas románticos, relaciones, y todas esas cosas que involucraban, dentro del gran y amplio concepto, conocido como amor.

No quiero saber algo sobre amor, al menos por un tiempo más.

Esa era su ley, autoimpuesta dentro de lo más profundos de sus pensamientos, convenciendo a su cerebro, sobre el actuar en contra de aquellas cuatro letras, que en algún punto se estaban volviendo un temor inaudito dentro de su corazón. 

Hinata no tenía intenciones de ser flexible, ante aquella dura decisión. 

Incluso si Miya le ofrecía salidas en cada ocasión, con la excusa de conocerse mejor. 

Era absurdo. Aún siendo consciente, de que el futbolista no era mala persona, sino todo lo contrario. Una persona interesante, ambicioso, con esa increíble sed de mejorar cada vez más, en lo que tanto le apasiona, y en ocasiones arrogante. Poco le importaba la opinión de los demás, por lo mismo actuaba según sus ideales. Le agradaba eso, mas no lograba verlo más allá de como un futuro buen amigo. 

Aunque a veces, en ocasiones, parecía más querer tener una pequeña lucha de egos con otra persona, que ser alguien cercano.

El ambiente se volvía lo suficientemente tenso, cada vez que quedaba al medio por alguna estúpida provocación hacia Kageyama. La rivalidad que manejaban ambos fuera de la cancha, era increíble. Tanto, que el gimnasta no lograba dimensionar, cuánto sería aún más, dentro de ella, en medio de un partido. Aunque sean del mismo equipo, demostrando quien tiene mayor, y mejor dominio del balón.

No quería pensar en ello, mas, sus pensamientos volaban en esa dirección, al tener al lado suyo al chico de hebras doradas, hablando sobre campeonatos, estrategias, un poco sobre el bar en que trabaja su gemelo, otro toque acerca de ir en cada momento que pueda asistir a aquel lugar, consiguiendo bebidas gratis, sin ser atrapado por el dueño del lugar. 

El lazo del destino 🧡 [KageHina] 💙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora