El entrenamiento formal había finalizado, retirándose la gente poco a poco del lugar, quedándose solo aquellos dispuestos a seguir entrenando. Si bien había practicado durante años, Hinata aun se sentía fuera de lugar, como si estuviese quedándose atrás de sus amigos.
Kenma y Keiji habían logrado ingresar antes a la academia, tenían meses de ejercicios más que Shōyō, frustrándolo todavía más por no haber tenido las condiciones para mudarse al mismo tiempo que ellos, y empezar los entrenamientos a la par.
Ambos le habían ofrecido irse a vivir con alguno de ellos, pero se negó rotundamente. Quería su independencia, demostrar a su madre que puede valerse por si mismo. Trabajando y entrenando desde que salió de la preparatoria solo para alcanzar su meta.
Ahora ya dentro del equipo le faltaba una siguiente cosa, buscar trabajo y mantenerse, porque no estaba dispuesto a recibir más ayuda de sus cercanos. Quería crecer, necesitaba practicar más y laborar, no podía permitirse quedar atrás.
— ¿Ocurre algo Shōyō? — se acercó al nombrado — Hace rato estás haciendo una mueca
— No, nada importante, Kenmi — negó con la cabeza —. ¿Qué me estabas diciendo?
— Que si compramos comida para llevar a tu depa o pedimos una pizza allá
— ¡Ah! Como quieran ustedes — le sonrío — ¿Qué opinas tu Keiji? — sacudió a su amigo — ¡Eu! ¡Kei!
— ¡Ah! ¿Qué? ¡Perdón! — respondió aturdido al pelinaranja — Es que me pareció ver gente en la puerta
— ¿Gente en la puerta? — se dio vuelta, mirando hacia donde el pelinegro estuvo viendo fijo hace unos momentos — No veo a alguien
— Quizás fue mi imaginación — murmuró, sosteniendo su barbilla en un modo pensante
— Iré a buscar mi cinta — habló mientras se giraba, caminando hacia sus pertenencias
— Te esperamos, Kenma — alzó la voz, ocupando su mano como una especie de megáfono, con el fin de que el nombrado lo oyera. Cuando se dirigió hacia su amigo que estaba al lado, escuchó un ruido —. Ahora si los veo, Keiji
— ¡Él es el de la mañana! — apuntó al peligris, gritando en susurros — ¿Y si vino a hacer escándalo? ¿Y si me quiere golpear?
— ¿Qué? ¿Por qué querría golpearte? — una mueca confundida aparecía en su rostro
— No sé, siempre ando serio, quizás pensó que lo vi mal a él a su amigo
— Bueno, pareciera que estuviesen discutiendo de algo — trató de vislumbrar desde la distancia —, iré a ver
— ¡Espera Shōyō! — lo vio irse, sin poder detenerlo — Esto no saldrá bien...
— ¿Y Shō? — regresaba Kenma, con una cinta entre sus manos
— Se acaba de dirigir a la puerta a encarar a esos tipos — hizo un gesto con el mentón, indicando la dirección donde caminó el pelinaranjo
— ¿Qué tipos? — levantó una ceja y los vio en la entrada, sin distinguir quienes eran — ¡Oh! — alargó la o — Esos tipos. Iré a echarle una mano
— Kozume-san, ¡no tú también! — soltó un bufido, al ver como ahora el mencionado iba hacia la puerta. Sin más opción, salió detrás de ellos — ¿Podemos apurarnos por favor? — pronunció una vez que los alcanzó — Aun tenemos que ducharnos, y comprar comida
— Si Keiji, vamos de inmediato — le respondió el de cabellos cobrizos, sin siquiera mirarlo —. Solo que todavía no me responden, que hacen ellos dos acá
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El lazo del destino 🧡 [KageHina] 💙
De Todo~ Shōyō Hinata se ha dedicado a la gimnasia rítmica desde niño, por eso viaja a una academia ubicada en Tokio persiguiendo sus sueños, ser el mejor del país. Sin embargo, no pensó que tendría de vecino a un arrogante futbolista. Como si los problema...