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Llegó el fin de semana y Harry fue a la fiesta.

Louis esperó por él en su casa. Las horas pasaron y él no desperdició su momento de tranquilidad. Había hablado con Harry esa mañana, la ligera advertencia de que su vida corría peligro se había colado en su conversación.

Louis había llamado a Zayn. Su amigo había estado de acuerdo.

Él tan solo tenía que convencer a Harry.

Decidió no irse tan solo porque luego de su conversación Harry parecía tan perdido que le pidió quedarse, Louis no supo cómo decir que no.

A pesar de eso, durante lo que quedó de la semana no hablaron demasiado. Harry se encerraba en su oficina o en su habitación luego de la cena. Louis estaba comenzando a desesperarse.

Esa mañana, cuando salió a buscar a Zayn, se encontró con una de las chicas del bar.

—Marina me envió. —Ella le dijo mirando hacia todos lados, temerosa de que alguien la hubiera visto.

—¿Por qué? —Louis tenía genuina curiosidad, las chicas del bar o de la mansión no se arriesgaban a hacer estas cosas por nada.

Ella estiró su mano y le entregó una nota con una media sonrisa.

—No tienes mucho tiempo, Louis. Debes irte. —Estaban en medio de la calle y lo dijo casi en un susurro. Louis se acercó más a ella para escuchar con claridad—. Marina habría querido entregarte la nota en persona pero desde que te fuiste hay más seguridad en la Mansión.

—¿Cómo supiste dónde encontrarme? —Esa era una gran pregunta y Louis temía su respuesta.

Ella frunció los labios a modo de disculpa.

—No estás seguro en ningún lado. Jason te sigue y monitorea todos tus pasos. Nada es un secreto para él.

Eso Louis ya lo sabía, pero la confirmación hizo que se le erizara la piel.

—Si es así te estás arriesgando demasiado en darme la nota.

Ella sonríe y niega.

—No tengo nada más que perder que mi vida. Y no vale mucho. —No era la primera vez que escuchaba aquello, él mismo lo creía. Eso no impedía que se lamentara porque alguien más lo dijera—. Suerte.

Y con eso, desapareció entre la multitud de la avenida.

La nota quemaba en su bolsillo. Desde que se la entregó no la había tocado siquiera y se debatía sobre leerla durante su vigilia en espera de Harry.

No pudo mucho más así que la sacó del bolsillo de su pantalón y tras un largo suspiro, decidió leerla.

"Mi niño hermoso, tienes que salir de la casa de Styles. J.M. está enojado contigo y piensa hacer una visita".

Louis pudo sentir aquel como el momento exacto cuando su respiración se detuvo y su corazón se aceleró. Tenía miedo. El miedo que había experimentado antes, encerrado en una jaula de oro a la espera de ser objeto de placer de alguien más, no se comparaba en lo absoluto al miedo de ser una presa en medio de una cacería.

Pero todavía tenía tiempo.

Las visitas de Jason solían ser planeadas meticulosamente para no dejar rastros. Falla la mayoría de veces porque tiene una firma en particular que los Federales ya han detectado. Louis sabe que es imposible para él, un maldito ególatra, no firmar a sus víctimas.

Louis calculó los días anteriores al momento en que recibió la nota y los que tendrá luego. Tres días de error, tal vez dos.

Era una muerte anunciada.

Gold Price |L. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora