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— ¿Edward?

Parpadeó atónito todavía.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —la mirada del magnate reflejaba confusión y Louis la comprendía totalmente— Pensé que Connor te había sacado de aquí, desapareciste luego de su muerte y yo... lo siento, no esperaba verte aquí.

Louis asintió entendiendo a lo que se refería.

— ¿Te molestaría ir a otro lugar? —le preguntó acercándose con cautela a Harry, o como él lo conocía, Edward— Te lo explicaré.

Harry lo miró con desconfianza. No había esperado que tras la puerta estuviera el viudo de su amigo por el que había pagado dos millones. Aunque siendo sincero consigo mismo, sabía que habría pagado eso o más de haberlo sabido antes.

Asintió.

—Vamos a mi casa, ¿está bien?

Louis sonrió y lo miró con aquel brillo que Harry no supo descifrar pero siempre estuvo ahí.

—Podemos ir a donde tú quieras, Styles —por primera vez decir el apellido en voz alta le supo amargo— Después de todo, tú pagaste por ello. Un día entero si así lo deseas.

—Si, es verdad pero —lo miró durante un momento y luego miró sus manos— no te llevaría a un lugar si no lo quisieras tú también.

—Tan caballeroso como siempre —le sonrió de lado. Caminó hacia la puerta por la que Harry había entrado y se giró para dedicarle otra sonrisa— ¿No vienes?

Harry parpadeó asintiendo.

Lo siguió a través del pasillo oscuro que había recorrido antes. Se sorprendió a sí mismo al darse cuenta que no se fijó en el camino cuando entró.

Louis los guió hasta el salón en donde Harry había estado antes de iniciar la subasta. Atravesaron el exceso, la lujuria y la corrupción que habían forjado El Diamante con paso tranquilo y sin mediar palabra. Una vez afuera Louis esperó que Harry lo guiara hasta su auto y el de mirada esmeralda se preguntó de dónde sacó Louis el abrigo que llevaba, concluyó que estaba cerca de la salida del bar justo como el suyo y no se lo preguntó más, era sólo un abrigo. Subieron en silencio, así como el camino hasta la residencia del creso.

Los delgados dedos de Louis tamborileaban sobre su pierna cuando dirigió su mirada al camino. De repente, lo que sucedía al otro lado de la ventana se volvió de lo más interesante para la mirada añil.

Harry desviaba su mirada de vez en cuando para comprobar que el chico mantenía su movimiento constante y nada parecía perturbarle. Un fugaz recuerdo del día que Connor los presentó asaltó su mente.

Connor había sido su amigo más cercano después de Jhon pero su sentido de moral era un tanto más elevado que él. Era junio, el calor abrasador derretía los helados y calentaba las cervezas que no se bebían de inmediato, todos reían y disfrutaban de su momento cuando el chico de piernas torneadas y la mirada alegre entró en la habitación sujetando el brazo de su mejor amigo.

Harry se preguntó quién era y antes de que la pregunta se formara en su garganta siquiera, su amigo ya estaba presentando a su esposo. La cerveza en su mano casi cae al suelo tras la noticia. ¿Esposo? Muchos se preguntaron, tenía sentido.

Connor no había tenido una relación seria en años y aparecía de la nada tras dos meses desaparecido con un esposo.

Cuando despertó del shock al igual que el resto de los presentes y se acercó a la pareja, Harry pudo comprobar por qué Louis había tomado el corazón de su amigo. Que luego de eso haya envidiado mucho a Connor por tenerlo entre sus brazos era algo que nadie más sabría.

Gold Price |L. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora