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Harry quería involucrar a la policía, a los federales, a la CIA, a la ONU, a quien sea.

Louis le dejó claro que ninguno de esos organismos podría impedir lo que iba a ocurrir.   Ya lo había visto y no había esperanza antes, las investigaciones siempre comenzaban después.

Harry no quería que Louis se pusiera en peligro de tal manera. Pero no tenían otra alternativa, el tiempo seguía acortándose como el agua que escapa de las manos.

Repasaron lo que harían toda la tarde y gran parte de la noche. Ambos estaban agotados para nada más que dormir.

Estuvieron abrazados. Harry susurró algunas incoherencias mientras trataba de mantenerse despierto y Louis sonreía ante ellas. Y a pesar de todo, Louis apenas durmió. Gastó parte de su madrugada pensando en soluciones alternativas que podrían darse. Gastó otra parte mirando a Harry dormir, como su pecho se elevaba con tranquilidad y su respiración chocaba contra su cuello. Era probable que se hubiera deshecho en suspiros con la mirada fija en sus pómulos de porcelana. Estaba tan relajado entre sus brazos que parecía una criatura celestial.

Y una vez más, Louis pensó que si se hubieran conocido en circunstancias diferente, él se hubiera enamorado perdidamente.

La alarma sonó cerca de las seis de la mañana. El ruido de los carros avanzando hacia la entrada los alertó poco después.

Harry se despertó cuando Louis se removió de manera brusca. Ambos se miraron sabiendo lo que estaba a punto de ocurrir.

Louis se apresuró a enviar el mensaje y obligó a Harry a salir de la habitación. La mansión de Harry tenía varias entradas y salidas, una de ellas en el patio posterior, oculta por un gran árbol y alejada de miradas curiosas. Empujó a Harry para que saliera lastimando su brazo en el proceso, Zayn estaba esperando al otro lado de la puerta.

—Zayn es en la única persona que puedes confiar por ahora, ¿si? —Louis le dijo sosteniendo sus mejillas—. Vete y no regreses hasta que sea seguro.

—¿Cuándo lo será?

—Lo sabrás. —Louis sonrió, su mirada levemente rota y Harry quiso llorar.

—Ven conmigo. —Rogó con el corazón latiendo a mil por hora, tomó sus manos y no dejó de mirar sus ojos con súplica—. Por favor.

Louis había escuchado aquella súplica de manera diferente. Sus mirada desolada tan sólo destrozaba su corazón, quería seguirlo, quería quedarse a su lado. Y se odió a sí mismo cuando soltó su mano y murmuró un: "No puedo".

—¿Por qué no? No sabrán dónde estaremos. Si quieres, nunca volveremos y serás libre.

—Nunca lo seré. Él me buscará por mar y tierra y me va a encontrar. —El ruido de la gente bajando de los autos lo sobresaltó. Miró a Harry tan desesperado y roto. Suspiró y se acercó a sus labios tan rápido como pudo, descargó en ellos sus emociones, su tristeza y su esperanza. Acarició la mejilla del magnate con cariño y sonrió de lado intentando mejorar su ánimo—. Ya vete. Nos veremos pronto.

—¿Lo prometes? —Harry había cruzado el umbral y quería sostener su mano pero estaba muy lejos.

Louis lo miró, como un niño indefenso buscando alguna señal de seguridad, algún indicio de esperanza.

—Lo prometo. —Asintió y cerró la puerta, corriendo hacia el interior de la mansión antes de que los hombres de su verdugo entraran. Harry fue arrastrado por Zayn hasta el auto, que arrancó con el acelerador al máximo cuando escuchó dos disparos, su corazón no pudo mantenerse quieto ni cuando atravesaron la ciudad.

—Estará bien. —Fue lo que dijo Zayn con la mirada fija en la carretera.

Harry no respondió.

Cuando llegaron a un pequeño poblado alejado de todo rastro de tecnología, Zayn se detuvo. Le entregó a Harry un bolso con identificaciones falsas, algo de dinero y un teléfono con un único número agendado. Le dijo que cuando fuera seguro, ese número llamaría. Que sólo atienda a ese número, a nadie más.

Cuando Harry se entró a un pequeño hotel lo miró alejarse por la misma carretera. Suspiró viendo el polvo levantarse y pensó si había sido más sensato quedarse con Louis de todas formas.

No era creyente. Nunca lo había sido.

Pero desde esa noche, rezó para que el castaño de ojos azules y sonrisa coqueta, estuviera a salvo. Ignoró las lágrimas en sus ojos cuando lo recordaba, y dejó de contar los días posteriores.

Las noticias de su desparación llegaron a sus oídos. Había dejado crecer su barba y su cabello, con la ropa que siempre usaba era imposible que le reconocieran aunque tuvieran una foto en alta definición para comparar.

Una o quizás dos semanas después, aquel número llamó. Una voz de mujer, algo mayor le advirtió que se moviera. Un carro iría por él y lo sacarían del país. Harry no recibió la explicación de por qué tendría que irse del país, pero de todos modos esperó por su transporte.

El conductor era desconocido y tampoco habló con él salvo para preguntar el nombre de su identidad falsa.

Y durante el camino desde el muelle hasta algún recóndito lugar del planeta, Harry no dejó de acariciar la marca en su brazo. Una que esperaría no cicatrizara pronto, no la dejaría. Un recordatorio constante de que algún día tendría que volver.

Desembarcó en una isla, después de un par de días. Consiguió un lugar donde vivir e hizo lo que había estado haciendo: esperar.

Había abandonado todo lo que conocía por temor a morir. Había dejado atrás todo lo que había edificado por ese mismo miedo. Y mientras reconstruía una nueva vida desde cero intentando salvar su vida, recordó a quien sacrificó todo por él.

Louis estuvo en sus pensamientos desde que lo abandonó en su casa. Lo último que recuerda de él es su mirada desesperada, una lágrima recorriendo su pálida mejilla y una pequeña nota que Zayn le entregó al dejarlo en el pequeño pueblo y que sólo tuvo el valor de abrir cuando estuvo en la isla.

"Me diste la libertad que estuve buscando y la encontré en tus brazos. Y solo puedo pagarte permitiéndote vivir.

L."

Gold Price |L. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora