Capítulo 5

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Yoongi no necesitó un cigarrillo antes del almuerzo ni un café sin azúcares, tan solo disfrutó de la compañía de Jurin y escuchó cada una de sus historias. No importó si las conocía desde antes, él quería saber cómo estaba ella. Hace tanto que no escuchaba de sus relatos, últimamente su vida se vivía en torno a Jimin y el trabajo; siempre es así cuando la idea de algo casi imposible se le mete en la cabeza a Jurin.

Pero hoy se sintió bien estar de nuevo con ella, se sintió como volver a casa después de cientos de días fuera de ella. Fue como regresar a lo cálido, a lo que ya te conoce y te envuelve hasta arrullarte.

Pero Yoongi sigue jugando con fuego al tener esta doble vida, y en cualquier momento, cuando menos se lo espere, terminará quemado y quemando todo lo que le rodea.





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—Muchas gracias por el helado, Jimin. —dice Jurin caminando junto al joven por la vereda cercana al supermercado.

—No lo menciones. —responde él con una sonrisa, y le da una lamida a su cono.

—Es bueno salir con alguien, hace tanto que no lo hago —Jurin niega con la cabeza y frunce el ceño—. Desde que me casé con Yoongi he dejado de salir a reuniones.

—¿Por qué? ¿Él no te deja? —pregunta Jimin alzando una ceja.

Él siente cierto regocijo en su pecho por saber más de la vida de Yoongi, por saber qué es de él cuando no está a su lado. Sabe de él, claro que lo hace, Yoongi le comparte muchas cosas, pero, nunca de su matrimonio o de cómo son sus cosas en casa, además de las ganas que Jurin tiene de tener un bebé.

—¡Oh no, no! —exclama ella alarmada, una carcajada larga acompañando sus palabras— Él es muy buen hombre, es un gran esposo. Nunca me ha prohibido nada, al contrario, es muy accesible para todo. Es solo que, al casarme con él, perdí muchas amistades y...

—¿Por qué? —Jimin la interrumpe.

—No lo sé, él era el casanova de la universidad, siempre fue de muchos ligues y quedantes. Supongo que a las chicas que llamaba amigas no les pareció que yo lo consiguiera de una manera tan íntima y segura.

—Oh, ¿fuiste la que se llevó el premio mayor, entonces? —suelta Jimin con diversión, tirando lo que quedaba de su helado en el cesto de basura que pasaron.

Jurin ríe. —El mejor premio, sí. Yoongi es lo que más he amado, fue mi primer en todo, mi vida sin él sería muy vacía.

Jimin finge una sonrisa viéndola a los ojos, y no puede ver malicia en ellos. Su abuela bien le decía que los ojos son las ventanas del alma; en ellos puedes ver de lo que están compuestas las personas. Y los ojos de Jurin son brillosos y cálidos, solo dejan a ver su nobleza y torpeza. 





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—¡Yoongi, estoy en casa! —exclama Jurin entrando con las bolsas de sus compras— Señora Choi.

—Buenas tardes, señora Min. —dice apresurada la mujer tomando entre sus manos aquellas bolsas.

—Hazme favor de acomodarlas en la cocina. ¿Has visto a mi esposo?

—En su estudio, señora.

Jurin camina por el pasillo con sus manos juntas pero se ve obligada a separarlas para alisar su vestido donde lo ve arrugado. Siente emoción de ver a su esposo, siempre lo hace. Sigue tan enamorada de él que a veces duele. 

—¿Yoongi?

—Pasa.

Jurin abre las puertas deslizantes y asoma solo su cabeza. —¿Aún irás a jugar bolos con Jungkook esta noche?

Yoongi estira su mano para que ella la tome. Jurin sonríe y camina lentamente hasta donde él está en su silla giratoria, se acerca tanto que sus piernas quedan rozando las rodillas comprimidas de su esposo mientras este sigue jalando de su mano para que tome lugar sobre su regazo, pero ella antes quiere convencerlo.

—¿Entonces?

—¿Por qué preguntas?

Jurin se encoge de hombros. —Es el aniversario de mis padres, tendrán una parrillada, te lo mencioné la semana pasada.

—¿Y por qué no me lo mencionaste en la mañana?

—Se me ha pasado.

Yoongi suelta un suspiro dejando ir la mano de la mujer para posar ambas manos en sus caderas delgadas. —Ya he quedado con Jungkook.

—Por favor, cariño. —ella lloriquea aplastando las mejillas que tiene entre sus manos haciendo que los labios de su esposo se vean abultados.

—Te llevo y te recojo cuando acabe de estar con Jungkook. —propone Yoongi jalandola para que quede más pegada a él.

Jurin asiente.





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—¿Dónde estabas? —pregunta Jimin molesto, con aliento a cigarro y una goma de mascar sabor menta.

—He ido a dejar a mi esposa con sus padres.

—Teníamos un acuerdo.

—Aquí estoy, tan solo un poco más tarde.

Jimin bufa intentando liberarse del abrazo en el que Yoongi lo tiene envuelto.

—Vamos, bonito, no te pongas testarudo.

Jimin apoya su frente contra la de Yoongi cuando se ve perdido. No puede ganar esta pelea. No puede ganar ninguna. No puede dejar a Yoongi, no importa cuántas veces se mienta a sí mismo diciendo que solo es una aventura, porque al final del día él es el que siempre regresa y se conforma con sus migajas de amor. 

Min Yoongi es su magia, es en la única magia que cree, de ahí en más es un escéptico más.

—Cógeme. —le dice en un murmuro.









KEEP SPOILING ME. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora