Capítulo 8

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—¿Quién habla?

—¿En dónde mierda está Yoongi?

—Jimin… —Hoseok suelta un suspiro.

A Jimin le hierve la sangre con cada segundo que pasa. No puede seguir sin saber nada, la duda lo está comiendo vivo. Desde que leyó el mensaje al despertar supo que tenía que hablar con él, solucionarlo, correr y rogarle de rodillas que por favor no lo deje de querer. 

—¡Te hice una pregunta! —exclama Jimin contra el teléfono, sus ojos comenzando a ponerse acuosos ante la sensación de impotencia.

—Ya, no es necesario que grites —contesta Hoseok, su voz autoritaria saliendo a flote pero sin dejar de lado su extrema personalidad pacifista—. Está en el hospital; Jurin se puso grave anoche.

—¿En qué hospital?

—No considero apropiado que vayas, es un momento crítico.

—¿En qué jodido hospital, Hoseok? —dice entre dientes, una lágrima de rabia rodando lento por su mejilla.

—Escúchame, Jimin, entiend-

—¡No, por la puta madre que no lo entiendes! —grita perdiendo los estribos, su voz sale cortada cuando el llanto lo gobierna— Ne-necesito, en serio necesito, que me digas dónde está… Te-tengo que hablar con él...

Lo escucha suspirar pesado, parece que se ha rendido en detenerlo.

—Hospital Saint Peter —responde Hoseok como si le pesara, cosa que al contrario le importa muy poco—, a dos cuadras del centro.

Jimin aprieta sus labios juntos, la carne perdiendo circulación y comenzando a hacerse blanca. No importa cuánto dolor físico se haga, el emocional siempre gana. —Gracias, Hoseok, eres muy amable. —dice con un tono de voz pesado que se va más a lo burlón que a lo sincero. No espera una respuesta por parte del otro, termina la llamada con dedos temblorosos y que pican por destruir algo.

Deja caer el teléfono a la alfombra, no le importa si la pantalla se ha quebrado por la fuerza con la que lo hizo. Quisiera no tener que gritar para sacar el dolor, desearía poder hacer como si nada pasara, como que si Yoongi se fuera no le quitará gran parte de su alma. Lo quiere tanto y no quisiera hacerlo porque pensar en él, aún cuando lo hace sonreír, también lo pone amargo.

Se creyó fuerte en la madrugada, pensó que no lo necesitaba, que Yoongi reaccionaría como siempre llenándolo de esas palabras melosas pidiéndole que se quede, que espere tan solo un poco más, pero no fue así, Yoongi resultó ser más fuerte.

Yoongi es el que no le necesita porque al fin y al cabo si Jimin es el que no regresa, él nunca saldrá a buscarlo porque no le importa encontrarlo.





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—¿Qué haces aquí? —Yoongi pregunta entre dientes.

—Necesito hablar contigo. —responde Jimin en un murmuro, sus ojos rojos por el llanto.

—Tienes que irte, los padres de Jurin están aquí. —Yoongi alza su mano para tomarlo de la muñeca e intenta jalarlo, sacarlo de ahí y no hacer una escena, pero el otro no coopera, se tensa y niega con la cabeza repetidas veces.

—No...

—Necesito que te vayas, Jimin —Yoongi suaviza su agarre, se torna suave y amoroso, hasta comienza a trazar la yema de sus dedos sobre la suave piel—. Prometo buscarte, pero por favor ve a casa. —dice esta vez jalándole de la muñeca de una manera más suave.

Finalmente Jimin accede, se deja guiar hasta el estacionamiento del hospital sin poner alguna queja. 





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—Ya no quieres estar conmigo. —Jimin comenta cuando Yoongi echa su cabeza hacia atrás luego de que le rechazara su beso.

—Jurin puede perder al bebé, no tengo cabeza para esto.

Jimin se traga el siguiente reproche cuando escucha las palabras que acaban de salir de la boca de Yoongi.

—¿Y qué harán? —pregunta después de unos segundos, una de sus manos cayendo justo a un lado de la de Yoongi y siendo sujetada por él para su sorpresa.

—Nada, ya no haremos nada —responde, y su mano libre la pasa por su cara con exasperación—. No hay nada que pueda hacer… —suelta una risa amarga— No hay nada que ella pueda hacer.

—Yoongi, lo siento… —Jimin murmura dando un apretón a la mano que toma con aferro, como si esa fuera su única razón para estar vivo.

—No estamos hechos para ser padres, se lo he dicho cientos de veces, pero ella nunca escucha.

—Lo siento.

Yoongi asiente, deshace el agarre de sus manos, y se acerca más al contrario. —Ve a casa, amor. —le pide en un susurro, no sin antes dejarle un beso en sus carnosos labios.

—Déjame esperar contigo, prometo no causar problemas. —Jimin suplica con una expresión de desesperación, sus ojos se ven miedosos, sus manos buscando más y más del calor corporal que solo él le sabe dar.

Yoongi suspira, sus ojos se ven cansados, el olor a tabaco predomina más que el de cafeína, y Jimin está tan acostumbrado a este escenario que no le importa tener que probar esa saliva amarga y rezagada. Él la puede sanar. Yoongi solo tiene que pedirlo y él lo hará.

—¿Te ha gustado la sortija? —pregunta Yoongi de repente esbozando una pequeña sonrisa.

Jimin asiente con efusividad. —Me encantan las flores, lo sabes. —dice, tomándolo de la nuca para acercar sus labios con los contrarios.

—Lo sé.

A Jimin le encanta el sabor a tabaco, pero más cuando proviene de la boca de Yoongi.











KEEP SPOILING ME. ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora