Capítulo 19. Expulsados

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Los días comenzaron a pasar, y Jacob me amaba más, o por lo menos así lo demostraba, veía su amor para conmigo en cada detalle, en cada palabra, era único para mí, sólo para mí y yo para él.

El 1 de enero volvimos hacer el amor, esa vez yo tomé la iniciativa, lo había amarrado desnudo a la cama, y fui yo, quien fue violento amor. Verlo retorcerse de placer, gemir de éxtasis, apretar sus puños a la sábana, esa era una experiencia inexplicable que me gustaba y a él también, augurio que nuestras relaciones sexuales se volverán así, algo masoquista, con un toque de satiriasis, erotismo y carnalidad, algo muy profundo, estoy seguro que eso nos mantendrá unidos, sin ver a los lados. Desde que nos casamos hemos hecho el amor muchas veces, en todas las formas y a cada hora, es que no podía desprenderlo de mi piel.
….
….

   Nos reunimos con el concejo de ancianos y aunque expusimos nuestras condiciones, ellos no nos aceptaron dentro de la organización, a pesar de que presentamos nuestra acta de matrimonio, para ellos fue una burla, de hecho, mi padre fue uno que gritó con los dientes apretados al igual que sus puños, y sus ojos casi fuera de órbita.

—¡Para Dios no es admirable ese matrimonio lleno de fornicación asquerosa! ¿Qué pasa por tu cabeza Nathan? Satanás te tiene bajo su control.

—Lo amo papá, es algo que nunca vas a entender mientras tengas esa mentalidad cerrada, Jehová se hubiera adaptado a esta situación para que todo salga bien. Eso significa su nombre.

—No blasfemes, Nathan —Dijo un anciano.

—No puedes amar así a un hombre, debes rechazar ese proceder que es de los demonios —Dijo mi padre persuadiéndome.

—Nos amamos demasiado como para separarnos, hermano Park —Habló Jacob.

Mi padre se inclinó sobre su silla y le soltó una cachetada gritando:

—¡Por tu culpa mi hijo está perdido en este mundo de Satanás!

—Salga hermano Oliver, así no podemos concluir esta reunión —Dijo el hermano Patricio, presente en esa reunión por ser un anciano.

Mi papá salió. Yo tomé la mano de Jacob para que sintiera mi apoyo.

—No solo se pierden ustedes, sino que se llevan a cuesta a hermanos jóvenes de mentes débiles. Son una desviación, como las personas de Sodoma y Gomorra —Dijo otro anciano.

El hermano Patricio intervino a continuación.

—¡Basta hermano Sanz! Ya la decisión de estos muchachos fue tomada. Son seres humanos adultos y con libre albedrío, Jehová lee sus corazones y sabrá que hacer con ellos el día de Armagedón, si destruirlos o darles vida eterna. No podemos ir en contra del amor, díganme, ¿Quién puede ir en contra del amor, si Dios es la fuente del amor? Luchar por separar a estos jóvenes que se aman es luchar frente a frente contra Dios. Si Dios los a unido, que no los separe ningún hombre, ¿Quienes somos nosotros para separar lo que Dios a unido? Somos simple hombres bajo el mandato de Jesús, y el mandato de Jesús es: “ámense uno a los otros, como yo los he amado, perdónense uno a los otros, como yo los he perdonado”.  ¿Con qué poder juzgo a ellos? Si consideran que esta unión de amor, entre Jacob y Nathan es un pecado, entonces, juzguémoslos, pero antes de juzgarlos pregunto, ¿Quién de los que está aquí sentado no es pecador? Como dijo Jesús: “si alguno de ustedes no es pecador, que arroje la primera piedra”.  Dios no está en desacuerdo con nada de esto. Somos nosotros los que estamos acostumbrados a juzgar, a señalar. Dios nos ama, y no es sólo a los Testigos, es a todo aquel que demuestra amor, o acaso, ¿No vale para Dios, el amor desmedido de una madre para con sus hijos, sólo porque no es religiosa? ¿No vale para Dios, el amor de un hijo por su padre envejecido, porque no es cristiano? ¿No vale para Dios, el amor de un chico para con un chico, o de una chica para con una chica, solo porque nosotros, los hombres, lo vemos incorrecto?... Saben que debido a organización, deben ser expulsados. Tienen oportunidad de regresar si se arrepienten, aquí los esperarán con los brazos abiertos. Mientras tanto sean expulsados, deben saber que ningún Testigo en la tierra debe dirigirles el trato, porque a partir de este momento son considerados parte del mundo de Satanás, es una medida disciplinaria de la organización. Tienen siete días a partir de hoy para apelar a la decisión, de no apelar a la decisión tomada aquí, transcurrido los siete días, se anunciará delante de la congregación que ustedes ya no son testigos de Jehová. Chicos, pueden retirarse.

Entonces, antes de salir el hermano Patricio nos abrazó a los dos al mismo tiempo y nos dijo:

—Sigan lo que dice su corazón, pero recuerden, no se confíen en lo que les diga el corazón, porque el corazón es traicionero y es desesperado. Piensen bien las decisiones que tomarán. Ustedes son muy capaces, algo que Timo y yo no tuvimos, y miren, él murió, y yo quedé solo. Sigan adelante, sean fuertes y valientes —Nos dio un beso en la mejilla a cada uno. Ahí salimos.

   Créanme, me sentía triste y al mismo tiempo sentía una libertad que nunca había experimentado. En cuanto Jacob, estaba sin expresiones, ese mismo rostro ya lo había visto, era un rostro que me preocupó y al mismo tiempo me daba miedo. Rápido llegaron aquellas palabras que un día me dijo: "Me han pasado cosas, Nathan", esa vez tenía confusión en su mirada, así como en este momento. En otra ocasión me dijo que "habían cosas que eran mejor callarlas", todo eso lo había puesto a un lado porque pensé que era algo pasajero, pero verlo en ese estado de nuevo me tortura. Paró frente al edificio, guardaba silencio, su mirada estaba fija al frente.

—¿Sucede algo? —Le pregunté. Él apretaba el volante con sus puños —Amor, si quieres hablar, aquí estoy yo —Volví a decirle.

—Bájate.

—Pero Jacob, mi amor.

—Sal del auto.

—No puedo hacerlo si sigues así.

—¡Sal del auto, ahora! —Me gritó acercándose a mí, soltando mi cinturón de seguridad, abrió la puerta. Entonces salí. Vi que se fue en el auto acelerando como un Ferrari. Yo quedé con un nudo en mi garganta, no sabía a quien acudir. Lo único que pude hacer fue subir al apartamento y encerrarme en el cuarto, no lloré, sólo pensé y pensé.

Ordené un poco la casa, metí una ropa en la lavadora, barrí el piso, preparé la cena, sólo veía el teléfono desde lejos, tal vez era una esperanza. Esa reacción de Jacob puede ser una forma de drenar todas sus inquietudes, algunos artistas poseen ese mecanismo, es obvio, no debe ser fácil para él, de tenerlo todo en la organización de los Testigos; amigos, trabajo, un puesto encumbrado como anciano, a no tener nada, sólo a mí, sus padres ya no le hablaran, pero, yo estoy pasando por algo similar y me hubiera gustado buscar consuelo en él, de hecho, había pensado llegar al apartamento y sentarme con él en la cama, quizás recordar los buenos momentos que vivimos con los hermanos, nuestros amigos que ya no estarán, tal vez llorar solos, abrazados, pero, me pareció muy tonto, y sí, la realidad es otra, aquí estoy yo, sólo, tratando de disimular mi desesperación, mi dolor, y él, se fue, sin decir a dónde, sin poder leer sus expresiones, sin descifrar lo que guarda en su mente, y eso me frustra demasiado.

Serví la mesa, preparé su comida favorita, espaguetis con carne molida, salsa de tomate y queso blanco. Ya a las siete de la noche estaba nervioso, por eso lo llamé, el teléfono repicaba hasta que salió la contestadora automática, lo volví a llamar y rápido calló la contestadora, lo que medio a entender que apagó su teléfono. Cené mi porción de espaguetis, guardé su comida en el microondas, fui al cuarto, como ya me había duchado, me puse la pijama y me acosté. Luego me acordé que mañana teníamos que ir a dar declaraciones referente a mi mejor amigo, lo que me llevó a buscar mi otro teléfono, ahí tenía fotos y vídeos de Arnold. Ya al tenerlo, lo encendí, de inmediato me llegó una nota de voz, busqué a ver de quién era y para mí sorpresa era de Arnold, me aterré demasiado, respiré profundo al ver la fecha, 16 de diciembre de 2019, el día en que murió.
Sin pensarlo abrí la nota de voz. Arnold se escuchaba desesperado, me daba a entender que huía de alguien, su respiración era acelerada y su voz silenciosa y entre cortada por la falta de aire.

—“Nathan, alguien me persigue, no lo conozco, es un hombre alto y joven, la oscuridad no me permite verle el rostro. Después que discutí con el hermano Jacob, subí en mi auto y este hombre comenzó a perseguirme. Conduce un Camaro negro con franjas rojas en los costados... Creo que lo perdí, yo estoy en la azotea del edificio abandonado cerca al 'Bowling  Draco'. Hay tanto que decirte, discutí con el hermano Jacob porque me dijo que tú eras especial para él y que te amaba, entonces le confesé que yo... (Ruidos de auto llegando) Él llegó, Nathan está abajo, el hombre que me persigue, me quiere hacer algo, yo creo que me vio besándome con... Con un chico, sí Nathan, me gustan los hombres aunque tenga que vivir ocultando mis sentimientos por temor a Dios, sabes que soy un cobarde, si te llegan a decir que el bebé que espera Zara es mío, créeles, estuve con ella en un arrebato de ira. ¿Escuchas? (El ruido de un tubo metálico siendo arrastrado por el piso) Sí, me quiere matar, estoy muy aterrado amigo, no quiero morir, sé que la vida se puede volver oscura pero siempre se consigue salida. Si muero, discúlpame por ocultarte quien soy, es que se me hacía difícil decírtelo, y ahora que sé que tú eres igual que yo, me siento feliz, no dejes al hermano Jacob, se ve que te ama... Desde aquí puedo ver al hombre, son dos, Nathan, no viene solo. ¿Qué?... Jacob” —Ahí terminó la nota de voz.

Lloré, mis manos temblaban, tuve que colocar el teléfono en la cama porque no podía sostenerlo. Repetí la nota más de cien veces, debía descifrar aquel rompecabezas.

Lo que había captado la cámara, lo que me dijo Adrián, era cierto, Arnold y Jacob discutieron, pero no fue esa la razón del suicido de mi amigo, había un hombre que lo seguía en un Camaro negro con franjas rojas en los costados, luego ese hombre llegó con otra persona, y la última palabra que se grabó en la nota fue: "Jacob", Arnold se escuchaba sorprendido, el dijo:"¿Qué?". Concluyó con el nombre Jacob, ese hombre que llegó, ¿Era mi Jacob?, ¿O era otro Jacob? Me doy cuenta que existe la posibilidad de que sea otro Jacob, ¿Por qué lo digo?. En toda la nota de voz, Arnold, al referirse a mi esposo lo llama "hermano Jacob", demostrando así el respeto que sentía por él al ser este un anciano de la congregación, en una ocasión en el salón del reino, yo llamé a mi Jacob por su nombre, sencillamente dije: "Es que necesito hablar con Jacob", y él me corrigió diciendo: “¿Jacob? Querrás decir, el hermano Jacob”. Así que puede ser que no sea mi esposo, tal vez sea ese chico con quien el hombre misterioso lo ve besándose, ese chico que Arnold no revela su nombre en la nota de voz, además la nota fue enviada a las siete y veinticinco de la noche, y a esa hora yo estaba con Jacob en el apartamento. Comparé las horas con el último mensaje que envió Jacob esa noche, donde me decía: "Ya te estoy esperando", y ese fue a las siete y uno, me tardé diez minutos hasta el apartamento y Jacob estaba adentro esperándome, o sea que a las siete y veinticinco, yo tomaba vino con Jacob en el apartamento, mi teléfono ya estaba apagado en el momento que Arnold envió el mensaje. Para mí, y por la pruebas que tengo, mi esposo es inocente de todo, pero si la policía escucha la nota, puede culpar a Jacob de complicidad o algo así, por eso edité la nota en el computador de Jacob que se encontraba en ese cuarto, borré sólo donde mencionan a ese Jacob, lo demás lo dejé, sé que hago bien.

Profundamente Prohibido (Gay. Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora