Capítulo 22. En el supermercado

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Me levanté a las ocho de la mañana, descubrí que Jacob, no se encontraba, se había ido a trabajar sin despedirse de mí, cosas que hace, que sigo sin comprender.

Me arreglé para ir a la entrevista con el señor Alí Mohamed, no desayuné ya que en la casa no había víveres. En el estacionamiento ví mi auto y me alegré mucho, subí en él con rumbo a mi entrevista, encendí el teléfono y recibí mensajes emitidos de mamá y de Hilary preguntando por mi salud, no respondí de inmediato porque iba conduciendo.

Llegué a la dirección acordada, era un edificio residencial muy lujoso, en el centro de New York. Estacioné y bajé, estaba nervioso porque esta sería mi primera entrevista de trabajo. Entré en el ascensor con rumbo al Pent-house, aproveché la oportunidad para responder los mensajes de Hilary. El Pent-house se encontraba en el piso 40. Al abrirse el ascensor ya estaba dentro del Pent-house, había un pasillo con las paredes llenas de cuadros abstractos, este pasillo llevaba a una amplia sala de estar, un hombre venía acercándose a mí con una cara seria, estiró su mano y la estrechó con la mía.

—Bienvenido Nathan, soy Alí Mohamed.

—Lo recuerdo, estaba en la fiesta.

—Sí, yo fui el organizador de aquello, la empresa que dirijo se encarga de organizar ese tipo de eventos, desde la presentación de una marca, hasta mega conciertos en cualquier parte del país... Ven tomemos asiento.

Nos sentamos en unos cómodos sofás.

—Tiene una bonita casa, no veo que deba hacerle un cambio.

—Porque solo has visto este sitio, luego te muestro que quiero hacer. ¿Quieres algo de tomar: un café, jugo, agua, una cerveza?

—Un café.

—Bien —Se levantó y salió a la amplia cocina, desde ahí seguía hablando conmigo. El muchacho; porque era un joven de tal vez treinta años, era muy elegante y conservaba ese toque jovial —Y dime, ¿En que universidad estudiaste diseño?

—No estudié en universidad, sólo realicé cursos, cada curso de seis meses.

—Quiere decir eso que no eres un profesional como tal. ¿Por qué no estudiaste en una universidad?

—Fui criado con los testigos de Jehová y, ahí se insta a realizar cursos breves ya que las universidades pueden enseñar malas costumbres y alejarnos de Dios.

—De lo que te perdiste, los estudios universitarios son un mundo maravilloso —Se me acercó con el café —Mis éxitos a mi treinta y un años, se lo agradezco a los estudios superiores. ¿Qué edad tienes?

—Veinte años.

—Todavía tienes tiempo. ¿Que estudiarías si tuvieras la oportunidad?

—Arquitectura.

—Inteligente. Es una manera de sobrellevar esa transición de Testigo a “mundano”.

—Si, algo así, y de muchas cosas que me están pasando últimamente.

—No pierdas esa chispa de querer ser lo que quieres. Ya eres libre, Nathan Park —Sonrió por fin porque no lo había hecho —Ven, sígueme, te mostraré lo que quiero que hagas. Sólo tengo un mes aquí así que quiero pintar, quitar algunas cosas y colocar otras.

El hombre me llevó a varios puntos de la casa, no era gran cosa lo que se haría, ya tenía en mi mente el diseño que realizaría. Todo lo podía hacer solo, sin la ayuda de alguien más, podría terminar todo en un mes, algo que le gustó a él. Me ofreció su ayuda para cualquier cosa que yo necesitaba. Se veía una buena persona, un joven triunfador y exitoso, estuve con él hasta las doce del mediodía.

Entonces, me fui a un pequeño restaurante a almorzar, tenía mucha hambre. El restaurante estaba cerca, me senté y pedí comida, mucha comida, el hambre que tenía era enorme. Llamé a Adrián, quería compañía y necesitaba que supiera que no estaba molesto con él. Como siempre, él llegó de inmediato, algo que apreciaba de él, dejaba lo que estaba haciendo para estar conmigo. Cuando ya me había comido la mitad de la comida lo vi llegar. Él se acercó, me levanté y le di un fuerte abrazo, entonces nos sentamos. Él me vió comer todo aquello y dijo:

—Veo que tú esposo te está dejando morir de hambre.

—Algo, en el apartamento no hay nada de comer.

—Lo supuse. Ya empezó mal tu matrimonio. ¿Sabías que es de mala suerte no tener Luna de Miel?

—Que tonto eres —Sonreí un poco.

—¿Qué querías contarme?

—Debes esperar que termine de comer, lo que te contaré es muy extenso y complicado.

—Entonces te ayudo —Dijo él comiendo porciones directamente de mi plato, me causó mucha risa aquello.

Que extraño es el mundo de los humanos, existen personas que te torturan sacando lágrimas y causando dolor, y existen otras que te alegran la vida con tan solo estar presentes. Jacob se encontraba en medio de ambos comportamientos humanos, porque me sacaba lágrimas y me alegraba.  Adrián era de los que me alegraban, mis deseos de acabar con mi vida desaparecieron en esa mesa, junto a Adrián, él las borró con solo hacer acto de presencia.
Le conté todo lo que me había pasado, desde mi expulsión, hasta mi encuentro cercano con la muerte, se compadeció de mí y mostró su apoyo, me preguntó:

—¿Qué piensas hacer? —La pregunta estaba relacionada con mi relación con Jacob, con ese misterio aterrador.

—No sé Adrián, todo se ha vuelto tan complicado. Es que, de verdad, si supieras cuanto lo amo no me juzgarías, es algo tan extraño, es loco todo esto.

—Estás como las mujeres que son maltratadas por sus esposos, nunca lo dejan, dicen que lo aman a pesar de los golpes. Eso no es amor, es miedo a la persona, miedo a quedar solas. Veo que sucede lo mismo contigo, ves a Jacob como alguien misterioso, cubres sus errores con una capa de amor.

—¿Piensas que tengo miedo a quedar solo? —Pregunté.

—Es lo único que llega a mi mente, la única respuesta. Crees que es tu alma gemela por un recuerdo del pasado que no logras olvidar, como aquel beso detrás del árbol de pino.

—Tu fuiste el segundo recuerdo, fuiste a la segunda persona que besé por voluntad propia, y es un beso que me acompaña siempre —Le dije.

—Me alegra saber que no lo olvidas.

—Fue el momento perfecto, aquella playa...

—¿Se puede repetir? —Preguntó.

Tímidamente asentí con mi cabeza, él se acercó y me besó por segunda vez en ese tan poco tiempo. Nos separamos. Luego le pregunté para cambiar de tema.

—¿Qué has investigado acerca de Jacob?

—Tengo al mejor detective de la ciudad tras él, me entregará un informe detallado de lo que oculta el señor Watson.

—Es tan extraño y al mismo tiempo tan adorable —Me refería a Jacob.

—Entonces, este jueves quedas oficialmente expulsado de los Testigos.

—Así es. Créeme, si pudiera haber una forma de llegar a los cientos de jóvenes que aún están ahí adentro para que salgan, lo haría y los sacaría, así no pierden su juventud dedicada a una organización capitalista y mentirosa.

—Claro que existen, están las redes sociales, YouTube, canales de televisión, la radio, el periódico, revistas, libros, sólo debes usar las palabras perfectas para tener éxito.

—¿Me ayudarías?

—Claro, podrías crear un centro de apoyo a los expulsados, la gran mayoría entra en un mundo desconocido, muchos quedan solos, deprimidos, por eso los suicidios.

—Suena interesante tu propuesta, la comentaré con Jacob.

—Con lo cerrado que es, dudo que te escuche, pero si quieres intentarlo, hazlo.

—Debería escucharme, es mi esposo.

—Si tú lo dices. ¿Qué hacemos ahora?

—Acompáñame al supermercado, debo comprar víveres o, de lo contrario moriré de hambre.

—Okey y, Nathan, quiero que sepas que aquí estoy yo para ayudarte, y por favor, no intentes morir, prométeme que te mantendrás a flote como Rose la del Titanic.

—Te lo prometo.

Salimos del restaurante con rumbo al supermercado, ahí estábamos comprando cosas cuando nos topamos con Rogelia y, dos muchachos Testigos. Ella se detuvo frente a mi, fue incómodo, todos nos petrificamos.

—Vámonos Rogelia —Dijo uno de mis ex amigos.

—Deben salir de esa organización, de lo contrario se aprovecharán de ustedes, mira lo que pasó con Arnold y con los demás chicos. Son jóvenes, no permitan que trunquen su futuro —Les dije para persuadirlos.

—Eres un pecador Nathan, te espera destrucción eterna —Dijo el otro chico, también mi ex amigo.

—¿Quién eres tú para juzgarlo? Te crees perfecto, ¿Verdad? Deja ver si un golpe mío no te destruye la cara —Adrián saltó sobre él, yo lo detuve separándolos.

—¡No Adrián, no lograremos nada golpeando a la gente! —Ellos se fueron— Haremos que se den cuenta en el error que están, pero sin violencia.

—Es que no soporto a la gente que se la da de santurrones y son más crueles que el Diablo.

—Ya, sigamos comprando, además, yo lo inicié —Él estaba muy molesto.

—No eres un monstruo para que huyan de ti, y él no tiene el derecho de decirte que vas a hacer destruido.

—Ya pasó —Lo tomé de las mejillas y le dije —Él no me lastimó, más bien me siento fuerte. Sigamos comprando.

Logramos cambiar de tema. Compramos los víveres y, después nos despedimos afuera del supermercado, tomando rumbos distintos.

Al llegar al apartamento, ordené los víveres en sus respectivos lugares, luego me duché y me puse a ver una película comiendo una taza de helado, esperando que llegara Jacob. Ese chico Jacob, el chico que me trae loco pero que aún no logro comprender, es tan profundo, tan inescrutable, tan tímido, no puedo comprenderlo, pero... No quiero dejarlo.

Profundamente Prohibido (Gay. Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora