Capítulo 15. Siempre Contigo

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Llegué al Registro Civil, todavía era temprano, me imagino que Hilary no habrá llegado, típico en las novias, así que me dirigí al lugar que decía la nota.
Cuando entré, lo que vi me paraliza, me confundió; en el escritorio estaba el abogado que dirigiría el matrimonio, un señor delgado y alto, frente a él estaba sentado Jacob, con un traje negro y un lazo en vez de corbata; el lazo era fucsia, detrás de él estaban sentados Harry, el chico que le gustaba nuestra religión, el mismo que un día habló con Hilary, la razón por la que aún no le hablo a mi padre. Al lado de él se veía otro chico que no conocía y, al lado vi a la hermana de Arnold, sí, Ann. No podía creer aquello, por cierto, ella al verme vacilar en sí entrar o no, se levantó y se acercó a mí, tomó mis manos y dijo:

—Lo que dijiste en el cafetín del hospital aquella noche movió los corazones de muchos, las palabras tuyas se regaron como pólvora y muchos Testigos jóvenes están dimitiendo. Tenías razón en todo. Yo me he encargado de regar la voz. Jacob me contó de su relación y lo ayudé a preparar esto junto a Harry, nuestro nuevo amigo.

—¿Y qué es esto? —Le pregunté aún incrédulo.

—Que Jacob te lo diga.

  Me llevó hasta donde se encontraba Jacob, este se levantó de la silla y se arrodilló frente a mi, sacó un anillo en su estuche y me dijo:

—Nathan Park, amor de mi vida. Hombre de mis sueños, mi único dueño ¿Te casarías conmigo?

  Fue una sorpresa. Me puse en blanco, no tenía que pensarlo, así que le dije que sí. Él se levantó y me abrazó.

—Entonces comencemos —Dijo el abogado.

  Nos sentamos, y el hombre comenzó a leer nuestros derechos que otorgaba el Estado a los homosexuales casados legalmente, dijo casi al final que dijéramos nuestros votos, las promesas de el uno para el otro, primero comenzó Jacob.

—Prometo delante de nuestro Dios, y delante de las autoridades, que te amaré cada día de mi vida, que la vejez no será un obstáculo para olvidarte, ni la muerte, porque te amaré más allá de la eternidad y, si un día te falto porque he muerto, seguiré pensándote y esperándote. Porque no habrá nadie que pueda apagar este fuego inmenso de amor que arde en mi corazón. Prometo respetarte, valorarte como ser humano, prometo nunca dejarte sólo, y estaré contigo en las buenas y en las malas. Prometo amarte hasta el fin del infinito.

—Gracias señor Watson. Su turno —Me dijo el hombre. Jacob temblaba al igual que yo. Entonces, lo vi a los ojos y dije:

—Que Dios sea testigo fiel de lo que prometeré. Déjame probar de tu ternura, déjame entregarte el corazón, porque el amor cuando llega es de verdad, lo he sentido cuando te veo, así me digan lo contrario. Seguirás siendo el paisaje más bonito que Dios me regaló. Si un día llegara Armagedón y Dios no aprueba nuestro amor, quiero morir tomado de tu mano, de pie, con la cabeza en alto viendo el cielo. Prometo ser sólo para ti como tú de mí. Prometo no dejarte ni aunque estés molesto, ni cuando estés triste, ni cuando enfermes, ni cuando mueras. Prometo amarte hasta el fin del infinito —Ambos se nos salían lágrimas.

—Gracias. Pueden colocarse los anillos.

Como era costumbre nos colocamos los anillos, primero yo a él y luego él a mi.

—Bien requiero la firma de los testigos.

Se acercaron Ann y Harry, firmaron.

—Ahora ustedes —Nos dijo el abogado. Firmé yo y luego él. El abogado dijo:

—Por el poder que me dan las leyes del Estado, los declaro Maridos. Pueden besarse.

Ahí nos besamos, los tres presentes aplaudieron.

Me sentía feliz. Era como un sueño. Como una locura de niños, de niños que se besan detrás de un árbol de Pino. Todo pasó tan rápido, supe que me amaba de verdad, el amor verdadero se caracteriza porque no solo son palabras, sino que conlleva acción. Jacob, me presentó a Harry y su esposo formalmente.

—Y bueno, ¿Dónde será la fiesta? —Dije en broma.

—No habrá fiesta —Respondió Jacob.

—Okey. Los chicos y yo preparamos una cena especial para ustedes en el restaurante “El Ocaso”, sólo para ustedes dos, espero no rechacen nuestro regalo —Habló Ann.

—Gracias por el detalle, Ann —Dije.

—No es nada comparado con lo que se merecen... —Se acercó a mí oído y en silencio dijo: —Gracias por ser el mejor amigo de Arnold.

Apreté su mano fuertemente, y dije:

—Debemos ir al matrimonio de Hilary, no puedo dejarla, soy su único hermano.

  Harry y Thomas se fueron. Ann, Jacob y yo nos fuimos a donde se casarían Hilary y Harold.
Entramos, ya estaban todos, había mucha gente entre amigos y familiares, vi a mis tíos de Washington y de Oklahoma. Cuando me vieron, algunas caras se volvieron estáticas, como si mi presencia fuera letal. Si Ann decía la verdad, y mis palabras se expandieron y muchos jóvenes estaban dimitiendo, puede que esa sea la razón de esas miradas. Cuando existen mentiras guardadas por mucho tiempo y entonces surge la verdad, esta puede derribar  imperios y causar dolor. Cuando Pilato le preguntó a Jesús lo siguiente: “¿Qué es la verdad?”, Jesús no respondió porque sabía cuáles serían las consecuencias de dar la respuesta. Puede que en mis palabras de aquel día, sacara a flote algunas cosas ocultas de los Testigos que liberó la verdad y por eso muchos ahora se están saliendo de ahí. Se puede amar a Dios sin ser esclavo, se puede orar a Dios sin la boca tapada.

Hilary, me vió cuando por fin se casó, salí corriendo a ella, la felicité desde mi corazón. Mi mamá me abrazó fuerte, mi papá no se acercó a mí, se veía molesto.

—¿Qué harán ahora? —Le pregunté a Hilary.

—La familia de Harold nos ha preparado un cena en su casa y pues iremos. Mañana nos iremos a las Bahamas.

—Me alegro mucho por los dos. ¿Y Harold? Quiero felicitarlo también, ahora sí es mi cuñado legalmente.

—Mira ahí viene —Dijo emocionada Hilary.

Lo vi acercarse, él no se veía muy amigable. Se me acercó y me golpeó dos veces con su dedo en mi pecho diciéndome:

—Mantente alejado de nosotros. Satanás te está utilizando para desintegrar esta congregación.

—Y lo está logrando. Ya son veinte las cartas de hermanos jóvenes pidiendo la Desasociación de los Testigos por tu culpa —Habló el papá de Harold.

—Y no solo eso. En todo el Estado está ocurriendo lo mismo. Si eso era lo que querías lo estás logrando —Dijo otro hermano.

—Todo se cae —Dijo alguien.
Jacob me puso detrás de él y enfrentó a todos ahí, diciendo:

—Explicaré mejor lo que una vez dijo Gamaliel: “Si los testigos de Jehová son una religión de hombres será derribada, pero si proviene de Dios, no podremos derribarlo”, y creo que ya comienza a caerse.

—Hermano Jacob, ¿Está del lado de este desordenado?

—Estoy del lado de la verdad.

Jacob, tomó mi mano a vista de todos y salimos. Ann nos siguió. Amé muchísimo que Jacob, tomara esa posición de defensor, eso demostraba que sí estaría de mi lado en las buenas y malas.
Ya afuera, antes de subir al auto, Hilary nos abrazó, me abrazó muy fuerte y me dijo:

—Que loco no. Lo que nos hace hacer el amor verdadero. Como dice la Biblia: “El amor nunca falla”. A dónde quiera que vayas, no me olvides hermanito, no permitiré que una expulsión te aleje de mi. No te olvides de Jehová.

—No lo haré. Por él es que hago esto, se están haciendo cosas equivocadas allí dentro, como en todas las religiones.

—Por eso Dios destruirá a las religiones y salvará a personas. Sé feliz hermano, yo cuidaré de nuestros padres mientras pueda.

Volvió a abrazarme, luego abrazó a Jacob y le dijo:

—Sé bueno con él, no conseguirás a un chico así en ningún planeta.

  Por fin subimos en el auto y salimos, me senté al lado de Jacob apretando su brazo. Iríamos a mi casa a recoger mis cosas y, luego nos iríamos al apartamento que Jacob alquilaba en el centro, donde comenzó nuestra unión de pieles.

  Salimos del apartamento apenas dejar mis cosas, teníamos una cena como regalo de boda y no lo íbamos a rechazar.

El restaurante era muy lujoso, muy bonito. Como teníamos reservación, nos llevaron a una mesa para nosotros; en la terraza, el edificio tenía veinte pisos y el restaurante se encontraba en el piso diecinueve. Podrán imaginar la vista que se abría ante nosotros, toda la ciudad, al fondo se veía la torre del WTC, iluminada hermosamente junto con otros edificios. El restaurante estaba calentito, muy acogedor, había música en vivo, un hombre tocaba el piano suavemente. Pedimos champagne y comida exótica, un platillo mediterráneo.

—¿Desde cuándo habías planeado esto? —Pregunté después de comer.

—Quería entregarte el anillo la noche que te avisaron lo de Arnold. Después que te fuiste, Ann me abordó y charlamos, ella estaba de acuerdo contigo, así que le conté la verdad y dijo que nos ayudaría, fue la primera en dimitir. Hablamos con Harry de todo y también se nos unió y, aquí estamos.

—Ahora somos esposos, señor Park —Dije.

—Así es señor Watson —Dijo y reímos.
Me levanté caminando a la terraza, viendo el panorama nocturno. Entonces él dijo:

—Si llega Armagedón esta noche que nos tome aquí, tú y yo, tomados de la mano...

“Cuando ya sea tarde, y la luces se apaguen, cuando el día se vuelva noche, y no se pueda volver atrás. Yo estaré contigo, preguntando qué fue lo que hicimos,  y si quedara una sola esperanza, quisiera que fuera de nuevo contigo, lejos de aquí” —Cité.(1)

—Que bonitas palabras.

—Así tiene que ser, Jacob. Sólo Dios lee nuestros corazones, él sabrá que hacer con nosotros.

—No puedo no amarte —Dijo él.

—No puedo no dejarte —Dije.

—No puedo no olvidarte.

Nos amábamos demasiado como para dejar de vernos. Los hombres hemos distorsionado lo que Dios nos dice, la historia lo deja claro. Jacob y yo, nos amamos demasiado como para olvidar a Dios, gracias a Dios es que nos encontramos aquí, como siempre digo: “Las cosas suceden por una razón”. Vienen cosas maravillosas, sólo debemos alzar la cabeza, valientes, porque nuestra liberación se acerca.

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(1) Lejos de Aquí: Kudai

Profundamente Prohibido (Gay. Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora