Capítulo 2. Incómodo

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En el momento que terminó la reunión, me levanté de la silla, traté de no despedirme de nadie. Llegué al estacionamiento, subí en el auto y salí con rumbo a mí casa, me encontraba nervioso, mis manos temblaban, y al mismo tiempo tenía una alegría indescriptible. Llegué a mi casa, subí a mi habitación, me puse ropa para dormir y me arrojé en la cama.



Le oré a Jehová para que alejara de mí malos deseos y tentaciones pecaminosas. Escuché llegar la camioneta de papá, ahí venían mamá y Hilary, ella había dejado su auto, encendí el televisor, estoy seguro que mi mamá entrará a preguntarme porqué salí así, sin despedirme de nadie. De inmediato ella entró.



-Quiero una lógica razón de por qué saliste así del salón -se detuvo frente al televisor, la luz estaba encendido.



-Me sentí mal del estómago, por eso salí corriendo, pero tranquila, ya tomé algo -tuve que mentir.



Luego Hilary entró con el celular de ella en el pecho para que el receptor no oyera lo que ella me diría:



-Tengo en el celular a, Carlos. Te estuvo llamando a tu celular pero...



-Si, lo tengo apagado -Le dije levantándome y contestando la llamada, ellas salieron -¿Cómo estas Carlos? Disculpa que no pude hablar contigo en el Salón es que me sentí mal del estómago... Muy bien Carlos... Yo voy mañana después del trabajo, así me invitas a la cena con tu familia... Bien Carlos que tengas buena noche.



Colgué y salí a llevarle el celular a Hilary, todos estaban en la cocina comiendo algo ligero, y entonces había una persona más, era un hombre, su espalda lo delataba, al escucharme llegar volteó a verme y se levantó, mi papá me dijo:



-Oh, Nathan ven, me imagino que te acuerdas de, Jacob Watson.



-Creo que no papá, ¿tendría que? -Mentí, claro que lo recordaba, por él es que descubrí que los besos de un hombre son gloriosos... Alargué la mano y la estreché con la de él.



-Yo sí me acuerdo de ti, nos la pasábamos jugando a las escondidas, recuerdo que eras bastante tímido.



-Aún lo es -Dijo mi mamá.



-Mamá -Le dije avergonzado. Él todavía apretaba mi mano, aunque yo ya había aligerado la mía, me estaba poniendo sonrojado, sentía lo caliente de la sangre en mis mejillas -¿Y qué hace aquí, hermano? -Le pregunté, él frunció el ceño como extrañado por mi indiferencia. Ahí soltó mi mano.



-Se quedará alojado en el sótano durante unos días mientras el hermano Patricio se recupere de la caída -Dijo papá.



-Pero en el sótano hay un desastre. -Comentó Hilary, y sí, era cierto, teníamos el sótano lleno de objetos inservibles, para que alguien pudiera dormir ahí habría que limpiarlo a fondo.



-Mañana Hilary y yo podemos ordenar.



-Ay mamá, mi papá me pidió que comprara unos materiales para el nuevo proyecto y estaré afuera todo el día.



-Y necesitamos esos materiales urgente, pero tú puedes ayudar a tu mamá, Nathan.



-Tengo que trabajar.



-Mañana solo estaremos midiendo el lugar, eso lo puedo hacer con los muchachos, te doy el día libre para que ayudes a tu mamá y a Jacob.



-De acuerdo, espero no me descuentes el día.



-Claro que no -Hubo risas -Bien, por hoy dormirás en el cuarto de, Nathan.



-Oh no, hermano Oliver yo me puedo acomodar en el sofá.

Profundamente Prohibido (Gay. Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora