Capítulo 5. Confesiones

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Dormí supongo hasta tarde, porque la luz del sol se colaba por mi ventana. Abrí los ojos lentamente, vi una figura parada viendo mis dibujos que había dejado la noche anterior, no sabía quién era, por eso estrujé mis ojos para aclarar mi vista, y lo vi, era él, Jacob curioseaba mis pinturas, salté rápidamente de la cama, tomé los dibujos ocultándolos de su vista, me alteré demasiado, no era justo que hiciera eso, es una intromisión a mis cosas.



-¿Qué haces? ¡No puedes hacer eso! ¡Estas violando mi privacidad!



-Cálmate. No lo veas de esa forma, no tengo la culpa de que tú puerta estuviera abierta, pasé y me llamó la atención tu dibujo y quise verlo.



-La puerta estaba cerrada... Y así estuviera abierta, no tienes derecho de entrar a mi cuarto. ¿Quién te crees?



-Soy curioso por naturaleza.



-Sal de mi cuarto, o llamo a mis padres.



-Todos salieron, ya son más de las once de la mañana, imagínate, yo acompañé a tu amigo Arnold en la predicación, fui a comprar unas cosas y, ya estoy de vuelta...



-Sólo, sal de aquí.



-Tienes bonito cuerpo -me dijo.



No me había dado cuenta que me encontraba en ropa interior, rápido me cubrí con el dibujo, él dio la vuelta saliendo de mi habitación por fin, se detuvo en la puerta, sin voltear a verme y antes que yo cerrará la puerta, me preguntó:



-¿Por qué me dibujaste? ¿Qué sientes por mí ahora?



Lancé la puerta en un sonoro golpe, él no tenía que saber lo que escondía mi mente, él no tenía que curiosear mis cosas, sobretodo mis hojas de dibujos, ahí hay dibujos muy privados, muy secretos; chicos con chicos besándose, hombres tomados de la mano, un dibujo de Adrián, hasta un chico mostrando su pene erecto. Me pregunto: ¿Pudo ver todos los dibujos, o solo el de él?



Siendo él un Anciano, puede que les cuente a mis padres y entonces me meteré en problemas. Guardé mis dibujos en donde siempre han estado, en un rincón secreto de mi armario, me vestí y bajé, necesitaba decirle que guardara mi secreto, hablar con él del asunto, explicarle porqué esos dibujos, lo que siente mi corazón. Pero tendría que ser discreto, todavía no sé si vio todas mis pinturas.



Toqué la puerta del sótano y escuché que venía subiendo las escaleras, entonces abrió la puerta, tomó mi brazo y me haló llevándome afuera.



-¿Qué pasa? -Le pregunté algo confundido. Yo corría tras él mientras tiraba de mi brazo. Llegamos al estacionamiento, me preguntó:



-¿Las llaves de tu auto?



-No, no las tengo -Tembló mi voz.



-¿Dónde están? -Volvió a insistir.



-Cuelga en la pared de la cocina -Le dije, me soltó y entró a buscarla. Realmente no sé porqué me quedé ahí, parado como no sé qué iba a pasar... pero mi cerebro me petrificó esperando ver qué iba a hacer, Jacob. Salió con las llaves, subió al auto y lo encendió, luego me dijo:



-Sube -yo no reaccionaba -Sube por favor.



Subí, cuando "por favor" lo dijo con una voz pacífica y eso hizo que subiera al auto, me coloqué el cinturón y salimos, ni idea a dónde.



-¿Qué tratas de hacer? -Por fin pregunté.



-Quiero mostrarte algo -Dijo.



Estacionó frente a la cafetería donde yo solía ir con Adrián. Jacob bajó y me dijo:

Profundamente Prohibido (Gay. Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora