Capítulo 3. Confusión

187 22 7
                                    

Se me hizo imposible dormir con la presencia de Jacob en mi cuarto, a tan solo centímetros de mí. Pasé toda la noche preguntándole a Jehová por qué estaba sucediendo eso, sé que la Biblia dice que cuando estamos expuestos a tentaciones Jehová da la salida a ella, pero todavía no sé cuál es la salida.

No bajé en la mañana a leer el texto diario en familia porque como no saldría a trabajar, preferí leerlo a solas en mi habitación. Jacob si estuvo con ellos.

Como a las ocho de la mañana entró mi mamá al cuarto, yo ya estaba despierto, es solo que aún no quería bajar.

—Buenos días —decía mi mamá mientras corría las cortinas de la ventana —Levántate, tu desayuno se encuentra en el microondas, y Jacob está trabajando en el sótano...

—¿Por qué no avisaron con tiempo que ese hermano se quedaría con nosotros? —Pregunté levantándome, como
tenía el texto diario en las manos porque lo acababa de leer, lo puse en la mesa, comencé a desvestirme colocándome ropa de casa.

—Fue una sorpresa, nadie sabía que el hermano Patricio tendría ese accidente, así que necesitaban a alguien que lo suplantara con sus labores en el salón y casualmente Jacob se puso disponible, solo necesitaba un lugar donde quedarse, los ancianos hablaron con tu papá y conmigo y nos pareció bien.

—Pero ¿Por qué él? Ahí está Harold, y él es un siervo ministerial ejemplar, pudo suplantar al hermano Patricio (Los Siervos Ministeriales, son los colaboradores de los Ancianos)

—Harold tiene muchas cosas que hacer con lo de la boda, eso le ocupa el tiempo. En fin, si Jehová lo envío aquí es por una razón. El hermano Jacob es muy aplicado, lleva tres años como Anciano en su congregación, además, su papá es superintendente viajante, viene de una familia ejemplar en sentido espiritual y fue tu amigo cuando eran niños (Un Superintendente Viajante, es un anciano que se encarga de animar y dar consejos, también organiza congregaciones en
varias partes del
mundo)

—Yo ni me acuerdo de él... Bien, bajaré a trabajar.

Fui a la cocina,
desayuné, mamá estaban en el lavandero. Luego bajé al sótano, nuestro sótano era amplio, cómodamente se podía hacer un apartamento ahí, tenía su baño, un cuarto, una sala-cocina, sólo había que sacar todos los objetos que ocupan el espacio.
Entonces lo vi, estaba corriendo unos muebles, llevaba puesto un pantalón de mezclilla azul y una camisa blanca, la camisa estaba mojada por el sudor que salía de sus poros, se le pegaba a su cuerpo dejando ver su pecho musculoso y un abdomen definido, su cabello rubio también se encontraba mojado, le caía por su frente sensualmente.

—Buen día —Dije —¿Te ayudo en algo? —Pregunté.

—Buen día, si quieres rodar esa mesa al centro, por favor.

Rodé la mesa como me dijo, trataba de disimular no viendo su cuerpo.

—Hace calor aquí abajo —dije para que él no se sintiera incómodo.

—Si, tu mamá dijo que tenía un aire acondicionado en un depósito, que iría por él.

—Si, pero ese depósito está en la ciudad, tal vez llame a Marco para que lo traiga.

—¿Quién es Marco?

—Es un hermano que trabaja para nosotros, él administra el depósito en la ciudad.

Mi mamá habló desde arriba.

—Chicos me voy, volveré en unas horas, terminen de arreglar ustedes.

—¿A dónde vas? —le pregunté.

—Voy a la ciudad, iré al depósito a traer un aire acondicionado para colocar en el sótano y compraré unos víveres

—Bien, nos vemos.

Ella se fue, oí cuando salió su auto. Terminé de ayudar a Jacob, ya todo estaba listo, sólo había que barrer el piso, pulirlo y listo, todo quedaba como nuevo.

Comencé a sentir calor y más cuando Jacob se desprendió de su camisa dejando expuesta su piel brillosa y blanca, pasó la camisa por su frente y dijo:

—Realmente aquí hace falta un aire acondicionado.

—Si, todavía me pregunto porqué papá no hizo ventilación a este sótano.

—Me contó tu mamá que tú hermana se casa en unos días.

—Si, con un siervo ministerial de nuestra congregación, está muy feliz.

—Lo imagino. Y tú, ¿Piensas casarte?

—No está en mis planes casarme todavía, he visto como muchos jóvenes se casan y luego se les hace difícil acostumbrarse a su pareja.

—Pero, ¿sí tienes novia? —Preguntó viéndome a los ojos.

—No, hay una chica del salón que está enamorada de mí, se le nota a leguas, pero yo no siento nada por ella, y sí, no hay que negarlo, es linda, trabajadora y muy espiritual, pero es solo que no es mi tipo.

—¿Cuál es tu tipo?

—Es difícil de explicar.

—¿Eres tan exigente?

—No, no lo soy, creo que no exigiría mucho de una pareja, sólo amor y respeto. Y cuéntame de ti, ¿Tienes novia?

—No, ando confundido en cuanto qué haré con mi vida.

—¿Eres un Anciano hace tres años y no sabes que hacer con tu vida? Hasta donde yo sé, los Ancianos tienen principios claros de su vida.

—Me han pasado cosas, Nathan, cosas que te las contara si tú te acordaras de quién fui yo en tu vida. —Se levantó del sofá, se detuvo frente a mí y dijo —No puedo obligarte a recordar... Subiré a tomar agua, aquí abajo hace calor —Salió.

Yo quedé ahí, con una palidez en mi rostro. ¿Qué cosas le han pasado? Le vi mucha confusión en su mirada, le vi miedo, creo que fui un tonto al decir que no me acordaba de él. ¿Qué debo hacer? Ahora es raro sentir esta explosión de emociones, sobre todo cuando desde niño se me ha inculcado principios que se basan en la Biblia. Me crie en un mundo amurallado donde todo era perfecto y al mismo tiempo nada real, el mundo real se encontraba detrás del muro.
No veo la homosexualidad como un mundo depravado; aunque hay muchos que así lo transforma, yo me veo libre al lado de un hombre que me ame y me respete, casarme con él, adoptar niños, salir a la calle sin ser señalados, tener una religión donde no te digan que Dios te destruirá por amar al género equivocado. Creo que se puede ir a una iglesia a adorar a Dios sin recibir una condena, creo que se puede orar a Dios sin miedo a que no escuche.

Pero cuando llevas veinte años en una religión, escuchando que Jehová odia los actos homosexuales, o sea, Dios odia que dos hombres, o dos mujeres se demuestren amor mutuo, y no hablo de un amor de padre e hijo, o de amigos, no, hablo de un amor de pareja, de una convivencia, de sexo, todavía me pregunto porqué estoy en una religión? Es que he aprendido amar tanto a Jehová que alejarme de su religión es como alejarme de él, como decirle en su cara: "tu enseñanza durante estos veinte años no me sirvieron de nada".

Como dije al principio de este libro, todos mis amigos, mi vida, está con los Testigos, salirme de esta religión sería perderlo todo, todo por lo que he luchado por estos veinte años; mi trabajo, mi familia, mi personalidad, mis principios, mis creencias, hasta la forma de hablar, de peinarme, de caminar, en absoluto está aquí. Con estos sentimientos que tenía y que al ver tan cerca a Jacob, todo en mí colisiona, explota estrepitosamente y no sé qué hacer, que camino elegir...

  No es nada fácil.

Quisiera correr y correr sin detenerme, hasta que mis piernas colapsen y mi corazón se salga con un grito atronador que haré desde la epiglotis, y mis pulmones revienten como un globo, creando un derrame de mi cerebro, hasta que se apague mi alma.

Profundamente Prohibido (Gay. Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora