Capítulo 25. Al Abrir los Ojos

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Nos sentimos muy mal por la muerte de Rogelia, era una buena chica, siempre tan atenta, tan expresiva, con razón la vi tan apesadumbrada aquel  día en el supermercado, puede que al verme con Adrián sonriendo, y con tanta libertad, su conciencia controlada por los Testigos la hizo sentirse mal, la atormentaba, esas son las consecuencias de vivir tan reprimidos a causa de una religión extremista, somos pocos lo que logramos salir a tiempo y los que quedan se sienten más presionados. Siento rabia no poder hacer algo rápido, algo que pueda ayudar, mi congregación se caracterizaba porque había muchos jóvenes y eso es más doloroso todavía.
Era urgente parar aquellos suicidios que lastimosamente después de la muerte de Rogelia, cayeron tres chicos más.

Jacob y yo nos sentamos a pensar qué debíamos hacer, porque nos sentíamos culpables o responsables por lo que estaba sucediendo. Así que contratamos la ayuda de un psicólogo muy conocido en Nueva York y nos reunimos todos los sábados en la tarde en nuestro apartamento donde contábamos nuestra experiencia tanto dentro como fuera de los Testigos. A nuestro grupo comenzó a unirse muchas personas que eran antes Testigos, muchos estaban contentos porque por fin se estaban conociendo así mismos, estaban conociendo lo bonito del mundo y muchos aprendían de sus propios errores. Aprendíamos a levantarnos cuando caigamos, a llorar de verdad y no guardar el llanto, a reír sin ser hipócritas. Por ejemplo; un chico llamado Paúl, se hizo un tatuaje en su brazo y eso no lo convirtió en mala persona, era lo que quería, pero dentro de la religión estaba prohibido.

El grupo de apoyo contaba ya con 20 personas donde aparte de contar cómo nos iba, realizábamos una especie de compartir; una comida, unas bebidas. Ann se encargaba de grabar cada sesión y luego la subía a su canal de YouTube donde ya tenía más de un millón de seguidores.

Habíamos planeado por decisión del psicólogo, que el grupo debía durar 6 meses ya que si lo extendíamos podríamos entre nosotros, formarse una nueva religión, lo que al final podía crear problemas. Sin embargo, Jacob y yo tomamos la decisión de que el grupo de apoyo tendría que seguir, ya que todos los días eran expulsados Testigos, y cada uno de ellos necesitaba ayuda, por eso mudamos el grupo de apoyo de nuestro apartamento a un local que alquilamos cerca de nuestro apartamento, allí podríamos realizar muchas más actividades.

Nuestro día a día seguía siendo muy bonito. Jacob y yo nos comprendimos más y estábamos conociéndonos mucho.

Un día; recuerdo, era un día jueves, estaba muy nervioso porque era el momento de que Jacob y Adrián se conociera. Así que fue incómodo pero al mismo tiempo... bonito.

Todo fue en el café frente al apartamento, decidimos que sería en la tarde, casi cayendo la noche. En ese café donde siempre veía Adrián, sería muy especial.
Jacob y yo llegamos. Adrián estaba allí esperándonos impaciente también, anteriormente me había pasado mensajes que estaba nervioso, y que personalmente quería pedirle disculpas a Jacob por todas esas manías de verlo como un psicópata, lo  entiendo, es mi amigo y era su manera de cuidarme.

Cuando llegamos, lo vimos, bueno yo lo vi, Jacob no sabía quién era. Adrián al vernos se levantó y nos acercamos a él. Tenía ese olor tan único, ese olor a ese perfume con aroma a bosque, y pues, no dudé en salir y abrazarlo, era un abrazo muy fuerte, ya teníamos un mes sin vernos, así que no quería soltar ese abrazo.

—Te extrañé mucho —Dije.

—Yo más.

—Oficialmente Jacob, él es mi mejor amigo Adrián. Adrián, él es Jacob, mi esposo.

—Un gusto en conocerte, Adrián.

—Es como si ya te conociera, Nathan habla tanto de ti que ya hasta había dibujado tu rostro en mi mente —Obviamente que lo conocía en fotos y hasta en videos, es solo que no quería ser tan evidente.

Profundamente Prohibido (Gay. Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora