Capítulo 12. Te amo

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Me daba mucho miedo aquello, confío en Jacob, pero el no saber que hará en ese momento transformaba mis sentidos; literal, pues, debía agudizar el oído para descubrir los pasos que daba. Él me guiaba con la mano, me sentó en la cama, las sábanas eran suaves, Jacob colocó una música en su móvil y preguntó:



-¿Reconoces esa canción?



Le presté atención a la música, y por ser una música "mundana", no la reconocí.



-No, para nada.



-Es de "Sam Smith ft Kim Petras: Unholy". Quiero que sea desde hoy una de nuestras músicas especiales, esas que afirmaran nuestro compromiso.



-¿Compromiso? -Le pregunté. Puso uno de sus dedos en mi boca y dijo:



-Guarda silencio, sólo escucha los instrumentos, sus voces. Déjate llevar por el ritmo.



Deléitate con la voz del cantante, descifra la letra...



La música era de esas que te llevan a otra dimensión, de esas que te relajan y te llenan el corazón. De esas que automáticamente te mueven las caderas.


Entonces, dijo en mi oído:



-Te estaba esperando desde hace mucho tiempo...



Mi corazón comenzó a acelerarse, pensé que saldría de mí. Me volteó boca abaja, alzó un poco mi pelvis y empezó a realizarme sexo oral, sacando de mí sendos gemidos, yo arañaba las sábanas. Sentía como introducía un dedo en mi ano, luego dos, luego tres, la estimulación era enorme, algo cremoso comenzó a correr por mis nalgas y, después por mi ano, él untó toda aquella sustancias olorosa a chocolate, entonces habló:



-Voy a penetrarte, pero esta vez no va a ser suave como las otras veces, voy a penetrarte fuerte. ¿De acuerdo?



-Está bien -Mi voz temblaba.



Dije que sí porque quería experimentar cosas nuevas, conocer mi capacidad de aguante.



Sentí la primera estocada, el dolor fue tremendo, dejé caer mi pecho a la cama, apretaba mis labios casi a romperlos, salió de mi boca un sonoro quejido. Jacob dio la segunda estocada con más fuerzas, alargó su mano hasta mi cuello llevándome hasta él, me besó, corría una lágrima por mi ojo izquierdo, la lamió con su lengua. Me liberó el cuello, siguió estocándome más y más fuerte, me dolía, sí, pero era un dolor placentero que me gustaba. Su miembro entraba y salía de mí con gran fuerza y precisión.



Tal vez, parezca un poco sádico porque describo estás escenas de sexo, pero, quiero lograr algo. Que queden registros de lo magnífico que es hacer el amor cuando uno ama de verdad, y dejar claro las prohibiciones tontas que nos imponen las miles de religiones que hay en el mundo. Escuchar decir en muchas religiones que Dios es amor, y al mismo tiempo decir que el amor demostrado entre un hombre y otro hombre, o una mujer y otra mujer es pecado, ¿Por qué? , Dios nos creó con amor, nos dio amor para expresarlo de diversas maneras. Lo que yo siento por Jacob es amor, lo que él siente por mí es amor, no es un pecado morboso lleno de codicia, es un respeto, una sensación única de vivir cada experiencia, cada detalle, cada palabra, de estar con alguien que amo, y amaré, aunque él se vaya, aunque me lo quiten, porque el amor que siento por él es original, y eso me motiva a escribir lo bien que se siente hacer el amor con la persona que estará en las buenas y en las malas, aunque me lo prohíban.



Esa noche hicimos cosas nuevas en el sexo, cosas que nos gustaron y que quedarán grabadas en nuestras memorias como actos llenos de bondad.



Como ya era costumbre, nos quedamos desnudos en la cama, acostados, entrelazando los dedos.

Profundamente Prohibido (Gay. Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora