Capítulo 11. Preocupación

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Me desperté muy temprano al día siguiente, me duché, leí el texto diario y bajé, mamá preparaba el desayuno, como la vi sola me puse a ayudarla, hacía panqueque, yo andaba alegre, algo que notó mi madre.



-¿A qué se debe tu alegría?



-El hermano Patricio, me dejó muy animado anoche.



-Qué bueno hijo. Quería decirte que lamento la pequeña discusión de ayer, es que aún pienso que eres mi chiquito, no asimilo que ya eres un hombre.



-Descuida mamá... Por cierto, ¿tu ayudante de cocina?-Me refería a Hilary.



-Se quedó en casa de unas amigas, estaban ensayando unas cosas para la boda.



-Esta semana va hacer de locos para Hilary y Harold, ya el viernes se casan.



-Si, es una bendición -Se puso algo nostálgica así que dije:



-¿Y revelaron donde será la Luna de Miel?



-Creo que en las, Bahamas.



-Esa degenerada no me dijo nada.



-Bueno, yo sé porque escuché hablar a Harold con el hermano Carlos, pero Hilary a mí no me ha dicho nada.



-Entonces, me imagino que hoy no salgo de casa, que la oficina es toda mía?



-Es así, desde hoy y hasta que Hilary se incorpore, tú serás el administrador y yo tomaré el puesto de Hilary y, me tocó duro, porque como están con el nuevo proyecto hay que comprar de todo y, con la boda de Hilary... Estoy deseando que todo pase rápido para descansar.



-De saber que sería el administrador, duermo hasta tarde.



La oficina la teníamos ahí mismo en la casa, en un anexo en el patio de atrás. Me sirvió el desayuno y le dije a mi mamá:



-Voy a bajar a donde el hermano Jacob, quisiera saber cómo le fue en casa de Rogelia.



Salí con mi plato lleno con tres panqueque y mermelada de durazno.


Toqué la puerta y no abrió, lo que supuse que todavía dormía, busqué en el manojo de llaves y abrí la puerta, luego la cerré, bajé las escaleras, encendí la luz de la sala-cocina, coloqué el plato en una mesa y me dirigí al cuarto de Jacob, abrí la puerta y pasé.


Ahí lo vi, dormido como un ángel, cerré la puerta, me metí con él en la sábana, él despertó y me preguntó:



-¿Qué haces aquí?



-Buenos días, ya amaneció dormilón.



-Me asustaste, pensé que había pasado algo.



-Sí, pasó algo, que estoy más enamorado de ti que nunca antes.



Comenzamos a besarnos. Entonces, hablé con él de lo que me contó el hermano Patricio, quedó boquiabierta al igual que yo, compartí mi desayuno con él mientras le narraba los hechos.



-Tu y yo deberíamos hacer así, dejar de pensar en hacer una revolución e irnos a un lugar donde solo estemos los dos, sin miedos, sin ataduras.



-Okey, suena lindo, cualquiera le gustaría esa idea, pero, Jacob, esto que está pasando con nosotros no es nuevo, para un ejemplo, el hermano Patricio, deben existir miles de casos de chicos o de chicas dentro de las congregaciones en todo el mundo que viven este martirio y, que sólo callan por miedo, porque está terminantemente prohibido... Debe haber una forma en que podamos ayudar.

Profundamente Prohibido (Gay. Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora