Capitulo LX.

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Padre e hijo caminaban en silencio con ese ramo de flores recién cortadas, posiblemente fueron recogidas por ellos mismos a las afueras de la aldea dónde crecían esas flores rojas, azules, moradas y verde claro de un tono frío.

Metal miraba de reojo en vez en cuando a su padre quien desde muy temprano en la mañana había estado distante, serio, angustiado, inusual para alguien que vivía de gritos y risas.

No sabía la razón de ello, hace unos días había estado diciendo que deberían de hablar a solas pero con las misiones dadas y estando en código rojo eso no se podía hasta ahora que tenían un tiempo.

- ¿Papá? - este le miro de reojo - ¿A dónde vamos? - las manos en las flores fueron un poco más fuertes.

- Metal, hay algo que no te conté de mí vida - su hijo le miro extrañado - un capítulo que no puedo dejar pasar o tiene un final para que pueda superarlo.

- ¿Que capitulo?.

- bueno, es uno muy bello para recordar pero el final no es lo que esperaba, cada que lo vuelvo abrir no es algo que me gustará recordar como un motivo para seguir, no es algo con una sonrisa y es más como una cárcel.

- fue tan importante.

- si.

- ¿De que se trata?.

- ya te contaré.

Ambos empezaron a caminar en silencio algo no normal entre ellos, las aves volando, la brisa soplando y los rayos de sol palpando contra sus pieles, caminaron un gran tramo hasta llegar donde habían enterrado al séptimo Hokage, al Kazekage, al padre de Inojin y a otro ninja más, ese lugar prohibido de entrar para aquellos que no son de la familia de estos.

- papá no podemos entrar.

- le pedí a Sakura-chan permiso para poder hacerlo - suspiro - vamos.

- hai.

Los dos entraron a ese lugar un tanto marchito, no era de sorprender estaban entrando a época de Otoño dónde las hojas secan y caen como el final de la vida donde envejecen y duermen por siempre, con cuidado emprendieron sus pasos hasta llegar frente a las tumbas para sentarse frente a ellas dónde rezaron un poco a las cuatro tumbas por respeto a los difuntos, el rezo termino y la mirada de ambos se dirigió a una en específica, más por una coincidencia que por querer.

- está tumba es......

- así es, del Kazekage.

- se que el Hokage era un amigo tuyo papá ¿Pero él Kazekage? Nunca me hablaste de ello.

- no éramos amigos, tampoco éramos algo más que compañeros de aldeas es más, no se si era un compañero ya que, él como Kazekage se podría decir que pues no, no lo sé.

- papá.

- verás hijo, hace años cuando yo era aún joven él, fue mí primer amor - los ojos de su descendencia se abrieron en grande - pero uno no correspondido.

- acaso.

- él estaba enamorado de alguien más, alguien que pensé que no sería ningún rival puesto que a él no le interesaba ese tipo de cosas, o eso pensé.

- ¿Quien?.

- es la misma persona que se encuentra a su derecha en estos instantes - su hijo reviso la tumba cayendo la boca en instante.

- él papá de Inojin - susurro.

- Gaara fue una flor del desierto que encontré mas no fui su salvador en el principio como en el final.

- ¿Disculpa?.

- cuando nos vimos por primera vez Gaara fue ayudado por Naruto, el séptimo y cuando estaba perdido por qué Sai se casaría no fui yo, fue alguien más, ¿Quien?, Es la pregunta que no sale de mí mente y al final de todo, antes que muera te puedo asegurar una cosa - agarró las flores que trajo para quitar ese papel que las juntaba - fue quien lo destruyó antes - arrojo las flores cayendo en la tumba del Kazekage y él ninja de la hoja.

Una verdad OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora