Capitulo XLVI.

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- fue una pérdida de tiempo meternos ahí - bufo quitándose tela de araña de su cabeza.

- te ayudo - se acercó el peliceleste empezando a quitarle la telaraña con cuidado, sacando un sonrojo al Hyuuga.

- g-gracias - miro a otro lado con ese  en sus mejillas.

- "idiota" - pensó quitándose también la tela de araña como podía, el azabache le miraba atentamente para después mirar de reojo a la escena de la otra pareja, se sonrojo un poco para acercarse al Yamanaka.

- te ayudo.

- yo puedo solo - se alejo del Nara pero había una parte que no se podía alcanzar por si mismo, la maldición de tener el cabello un poco largo y suelto en medio de un montón de plantas - maldición - el Nara dudo en acercarse otra vez en como fue rechazado pero se le acercó de todos modos en su paso perezoso.

- debes dejar de irritarte por ello - se metió Mitsuki dejando solo al otro jalando a su amigo a un lado más apartado - te dije que te amarradas - le empezó a sacar el cabello.

- no me gusta que esté amarrado - se quejo dejándose ser - no me debes decir te lo dije - hizo un puchero, su amigo se rió sabiendo la verdad del porque ese pequeño capricho, se le acercó a su oído poniendo sus manos en su cadera.

- ella no es la única que lo tenía amarrado - se alejo con su sonrisa - listo vamos.

- ahora donde - se cruzó de brazos él Nara - si no está aquí.

- yo que se - se encojio de hombros - Kawaki - miro al mayor que estaba con los brazos cruzados pensando seriamente en lo que pasaba entre esos dos - ¿Hay un pueblo cerca? necesitamos un lugar cercano.

- hay uno a unos kilómetros el más cercano por el oeste.

- ya oyeron a correr entonces - empezaron a saltar por los árboles como si nada todo en silencio, se había puesto una atmósfera singular, el mayor no entendía de lo que pasaba se notaba muy problemático hasta para él, él que no tuvo a quien amar aún se daba cuenta del amor que se profanan esos chicos, ¡Era tan obvio!, Pero no diría nada más, sabía los motivos de bueno ahora en teoría sus compañeros de venganza, en cambio de los otros aun no sabía nada quizás debía de meterse, no, para que lo haría, sería muy infantil.

Saltaron por unas horas hasta llegar a su objetivo, un pueblo rústico con algunas costumbres no tan comunes de la región se podría decir. Buscaron un restaurante donde se sentaron para comer, todos comían en silencio no había nada nuevo eso si que era aburrido, encontraron todas las bases antes de reunirse lo que tomo otro día por qué se les hizo difícil encontrar lo último, ahora no sabía que hacer ya cumplió con lo que debería de hacer. Fue muy fácil la destrucción de las bases muy fácil de echo más fácil que quitarle un dulce aún bebé, acaso había alguien que les ahorro el trabajo dejándolos solo lo fácil, como si alguien más estaba ayudando dejando a ellos lo más fácil y confundir a ellos mismos por la facilidad que tenían pero a la vez un tanto riesgoso, confuso pero una posibilidad, llegando a conclusión eran como.

"Unos peones de juego".

- disculpen - se acercó una chica de cabellos castaños con unos volantes - les gustaría ir a nuestro bar, está abierto las 24/5 - les alcanzó a cada uno - eso todo lo siento por interrumpir - se fue corriendo.

- ni lo pienses - todos miraron al rubio que solo dijo eso a su amigo peliceleste..

- no, estoy cansado - le respondió el otro que siguió su comida.

- irás - miro a su mejor amigo que negó.

- prefiero descansar ya es noche y necesito bañarme.

- yo igual - siguieron su comida, cada quien con pensamientos diferentes.

Una verdad OcultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora