Capítulo Tres: Nekoma.

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— No dejes a ninguno con vida, Lev. —Gruñó el ex libero de Nekoma, su mano aferrándose a un cuchillo mientras apuñalaba en la cabeza a un zombi.

— Hemos estado caminando por horas, mis piernas ya no dan más, por favor. Paremos. —Rogó Inuoka, sus piernas dolían, llevaban cuatro semanas caminando, deteniéndose solo unas tres horas en el día para descansar.

— Tengo que llegar con Bokuto lo antes posible, ese hombre podría morir si no le damos algo de comer. —Respondió el capitán del equipo con una pequeña mueca, sabía que estaba presionando a su equipo pero... Temía por su mejor amigo. Miró el camino, quedaban menos de cinco horas de caminata.

— Kuroo, sabemos que estás preocupado, pero nos estás matando, a estas alturas la comida no llegará a Bokuto así como nosotros tampoco. —Regañó Kenma, deteniendo su caminar. Todos pararon en cuanto él se detuvo, incluyendo a Yaku quién seguía a Kuroo a ciegas aún después de sus constantes peleas.

— Kenma tiene razón, como vicecapitan les doy un descanso de cuatro horas. —Habló Kai, viendo a Kuroo, éste no dijo nada y solo se dejó caer en el suelo. Su respiración estaba agitada y su cuerpo pesaba, él llevaba el bolso más lleno de todos.

Todos soltaron un suspiro y se sentaron a la sombra de un árbol, no habían zombis en ese lugar para la suerte de todos.

— Éste es el mejor juego que he jugado en mi vida. —Comentó Kenma haciendo reír a todos, incluyendo a Kuroo, su novio era un maldito sádico. — Solo tengo una vida, resistencia limitada y lo mejor, puedo matar a cuantas personas quiera.

— No les digas personas, son zombis. —Murmuró Yamamoto. — Te hace ver de manera psicópata el decir... "Matar personas." —Imitó como pudo la voz de Kenma, recibiendo una piedra en su cabeza. — ¡Aush!

— Cállate, Yamamoto. No queremos llamar la atención de las mierdas esas. —Regaño Kuroo, su cabeza dolía, miró a todos sus compañeros de equipo, agradeciendo tenerlos a todos junto a él. Habría perdido la cabeza si uno de ellos moría.

— Cuando encontremos a Bokuto iremos en busca de algún bus o auto para ir a Miyagi, necesito que Hinata esté con vida. —Comentó Kenma agarrando su cabello en una cola.

— Claro que estará con vida, ese pequeño monstruo tiene resistencia ilimitada al igual que todos ahí, el que me preocuparía sería Tsukishima. El puede dejarse morir cuando quiera. —Respondió Kuroo, suspirando.

— Creo que... Mientras Yamaguchi quiera seguir con vida, Tsukishima vivirá. Además... Son Karasun, son cuervos que se alimentan de todo, ellos ya deben de seguro tener armas y formas de matar a los zombis. —Murmuró Yaku, mirando a Fukunaga, éste seguía sin hablar desde que empezó todo.

— Hm, la última vez que hablé con Hinata dijo que Ushijima llamó a su capitán para informarle que Shiratorizawa era zona segura. —Habló una vez más Kenma, secando el sudor de su rostro.

— Shiratorizawa debe tener todo. Debieron cerrar las puertas antes de que entrara algún infectado. Debemos ir por los de Fukurodani, luego de eso encontrar un bus o una camioneta donde podamos ir todos sin separarnos y luego...

— Puedo buscar el medio de transporte mientras ustedes van a buscar a Bokuto San, sería más rápido. —Habló por primera vez Fukunaga, se levantó mientras se quitaba su bolso. — No iré con el bolso, sería peligroso si no vuelvo, perderían toda la comida de ahí.

— Hey, espera, Fukunaga Senpai, es peligroso, déjame ir contigo. —Lev no evitó hablar, no querría perder a nadie y si él podía hacer algo, lo haría.

— Denegado, irá Fukunaga. Tu te quedas, Haiba. —Habló con determinación Yaku. — Fukunaga es silencioso, es casi invisible, lo logrará. —Confío Yaku, los demás asintieron, Yamamoto tomando el bolso de Fukunaga.

— Vuelve por favor, hermano. Kenma y yo no somos nada sin ti. —Pidió el del moicano, Kenma solo desvió la mirada pero no lo negó, Fukunaga era su mejor amigo pero para pasar de nivel siempre se debían tomar todas las medidas necesarias. Incluyendo el sacrificio de vidas.

— Bien, me voy. Los voy a recojer por la noche, tienen el tiempo de descansar y llegar allá. —Esas fueron las últimas palabras de Fukunaga de ese día, esperarían poder oírlo más una vez los fuera a buscar.

As the world caves in. |Bokuaka|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora