Capítulo Cinco: Primer Asalto.

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— Akaashi, tenemos todo guardado en donde nos dijiste, es realmente increíble que tus padres tengan una caja fuerte. —Habló Konoha viendo donde habían guardado la comida y botellas de agua; todo dentro de unos bolsos que fueron guardados en la antes mencionada caja fuerte.

— Para mí es más increíble que todo quepa ahí, es jodidamente grande. —Komi habló sentándose en el sofá, todos llevaban ropa de Akaashi y se sentían de algún modo limpios.

Akaashi solo emitió un sonido de afirmación mientras sujetaba el cuchillo en su mano, llevaba horas viéndolo, pensando si realmente sería capaz de usarlo y matar a un muerto viviente. Soltó el cuchillo cuando su mente se libró de aquella duda.

Konoha y Komi estaban en la sala, ninguno mencionaba a Bokuto pero era obvio que lo extrañaban y pasaban horas pensando en el.

Akaashi miró la foto que guardaba en su billetera, Bokuto San y él en el parque de diversiones, el mayor besaba su mejilla mientras que él solo veía la cámara con un sonrojo mientras que sus manos se mantenían unidas; claramente nervioso.

Sonrió un poco, Bokuto San no tardaría en llegar con todos y es que conocía a Bokuto más de lo que se conocía a si mimo, aún si no le dijo su plan, Akaashi ya lo sabía; realmente lo dedujo después de haber llorado horas pensando que Bokuto San no lo amaba.

Al oír ruidos de un auto se asomó por la ventana de la cocina, la puerta siendo abierta de una patada, no dudó en tomar el cuchillo y guardarlo en la parte trasera de las botas que llevaba puestas. Asomó la cabeza poco a poco por el borde de la puerta, hombres entre sus treinta y cuarenta; tan sucios. ¿Realmente había pasado tanto tiempo como para descuidarse de ese modo?

Una escopeta. El hombre tenía una escopeta, volvió a su lugar suspirando, la adrenalina recorriendo su cuerpo. Miró a la sala con miedo, Konoha y Komi habían logrado esconderse. En cuanto el viejo se desvió, salió de la cocina y corrió escaleras arriba sin hacer ruido, encontró a sus amigos en el pasillo, les señaló el techo y ellos entendieron. Bajaron la escalera y subieron para esconderse en el entretecho.

Estaba tan oscuro y sucio que ni siquiera con una linterna podrían verlos. De pronto se escuchó un disparo, jadeó en voz baja, asustado.

Komi estaba abrazando a Konoha, otro disparo y fue cuando se dió cuenta. Estaban disparando al techo, ósea donde estaban ellos.

El tercer disparo pasó de su lado, la bala rozando y quemando su mejilla, cuando pensó que gritaría del dolor Konoha tapó su boca. Las lágrimas corrían con rapidez por sus mejillas ante el reflejo del dolor que sentía.

— Me estás Jodiendo, no hay nadie aquí. Comienza el fuego en la sala. ¡Así sabremos que ya estuvimos aquí! —Gritó el hombre, Komi cerró los ojos con fuerza.

Konoha no tardó en poner una parte de su camiseta; la cuál rompió; en la mejilla de Akaashi, tapando la herida que no dejaba de sangrar.

Pudo haber rozado su pierna, su brazo, pero fué un tiro recto a el rostro de Akaashi, un poco más a la derecha y habría atravesado su cabeza.

El humo comenzó a llegar a sus narices, no dudaron en salir de su escondite, cuando bajaron a la sala con la intención de apagar el fuego Akaashi fué brutalmente golpeado en la frente con la misma escopeta. Cayó al suelo entre jadeos de dolor.

Komi no tuvo tiempo de reaccionar, una bala atravesó su cabeza. Akaashi gritó mientras la sangre de su amigo caía en su rostro, Konoha quien estaba atónito por lo que acaba de presenciar se dejó caer al suelo, al lado del cuerpo de Komi. Lo llamó en voz baja, intentando que respondiera.

— Pero mira, éste está hermoso. —Habló uno de los hombres tocando la mejilla sana de Akaashi, éste lo miró, con sus ojos tan abiertos como era posible, el miedo recorriendo cada parte de su cuerpo.

— Me gusta éste, mira que cabello tan sedoso. —Habló el otro acariciando el cabello de Konoha.

¿Cómo supieron que estaban ahí? ¿Por qué habían matado a Komi a sangre fría? ¿El humo de dónde venía?

Se dió cuenta. Habían quemado un sillón como una finta, luego lo apagaron y esperaron por ellos, como si supieran que estaban ahí desde hace días.

— Me quiero quedar con éste, hm, lo follaré aquí. —El mismo hombre que acariciaba sus mejillas se acercó para lamer su cuello, no pudo evitar el salto ante tal repentino acto, miró a Konoha; éste estaba casi en la misma situación, su amigo lo miraba con lágrimas en los ojos, también tenía miedo y poco después el hombre de la escopeta salió sin mencionar nada.

Entonces Akaashi se cuestionó con la misma pregunta que antes con algunos cambios.

¿Podría ser capaz de usar un cuchillo para matar a un ser vivo con pensamientos propios; un humano?

Pasó su pierna por sobre la cadera del hombre, éste riendo y diciendo cosas asquerosas sobre que él también quería eso.

Las únicas manos que podían tocarlo antes de morir eran las de su Bokuto San, bajó la mano por la espalda del hombre fingiendo caricias. Al llegar a la bota sacó el cuchillo y sin dudar apuñaló desde atrás la cabeza del hombre quién cayó sobre su cuerpo, lo sacó con fuerza y se quitó al hombre de su cuerpo, agarró el cabello del hombre sobre Konoha y lo jaló hacia atrás, cortando su cuello con velocidad.

Akaashi fué tan rápido que ni siquiera él mismo se había percatado de los asesinatos que había cometido.

Soltó una pequeña risa mientras negaba con la cabeza, tratando de procesar todo lo que había pasado, Konoha le quitó el cuchillo y lo llevó a la cocina.

— Saquemos los bolsos con la comida y el agua, salgamos por atrás. Ve, Akaashi, voy a incendiar éste lugar, el imbecil del arma debe pensar que ahora estamos siendo... Violados. —Akaashi aún mantenía la mirada perdida, era incapaz de ver a Konoha. — Akaashi, está bien lo que hiciste... fue por nosotros, por Komi... Despierta del trance, mierda. —Le tocó la herida que tenía en la frente, ni siquiera había notado que sangraba de ahí, pero había  logrado despertar a Akaashi del trance. Asintió y corrió a sacar los bolsos de la caja fuerte. Al pasar por el pasillo donde había ocurrido todo, miró la sala, Konoha regaba todo de combustible. Las lágrimas salían de sus ojos y miró a Komi, grabando en su cabeza la imagen de su amigo con la cabeza destrozada por el disparo, sintió ganas de vómitar, tapó su boca y corrió.

Salió luego de unos segundos, saltó la reja a la casa del vecino y miró a su alrededor, libre. Konoha no tardó en unirse y cargar un bolso mientras corrían lo más lejos posible de ese lugar, escuchando como las ventanas de su hogar estallaban. Konoha no soltó su mano en ningún momento.

Akaashi... Jamás olvidaría el primer asalto.

As the world caves in. |Bokuaka|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora