— Kenma estará bien, le dimos agua y lo hemos dejado descansar. —Habló Ennoshita con una sonrisa, tranquilizando a Kuroo, éste suspiró y se recargó contra la pared.
— Muchas gracias, Ennoshita. —Susurró, sus ojos estaban llenos de lágrimas y tocaba su sucio cabello, su cuerpo descansando de la tensión que sentía, el menor solo sonrió y metió sus manos en los bolsillo de su pantalón negro de la escuela.
— Puedes tomar una ducha, el agua es fría, pero al menos hay. —Kuroo alzó la cabeza asintiendo, se levantó y se encaminó al baño siendo guiado por Ennoshita. Detuvo su andar al oír gritos y pequeños "Shh, Bokuto San, estará bien. Resista." de Akaashi, quiso ir a ver que pasaba pero Ennoshita le negó suavemente con la cabeza, con un suspiro entró al baño.
— Bokuto, Mierda. Quédate quieto. —Regañó Daichi, Bokuto en el suelo se retorcía de dolor. Sus ojos llenos de lágrimas y su garganta con un ligero ardor de tanto gritar.— Bokuto San, tienen que coser la herida, es muy grande, no dejará de sangrar si no lo hacen, por favor. —Rogó Akaashi, en esa habitación estaban Yachi, Daichi, Akaashi y Kinoshita que sostenía la botella del alcohol.
Bokuto no podía soportarlo, su herida sangraba y el alcohol que le habían puesto para desinfectar solo había provocado más dolor. Estaba al borde de un colapso.
— Akaashi, si sigue así se desmayara, mantenlo despierto. La pérdida de sangre y el corazón acelerado por el dolor y el miedo pueden provocarle un paro cardíaco. —Habló Daichi, sostuvo la pierna de Bokuto y Akaashi rodeó su torso en un abrazo, tan asustado como Bokuto.
— Koutaro, tranquilo, estoy aquí. Estoy aquí, mi amor. —Susurró sobre su oído, Bokuto abrazándolo con fuerza. Akaashi no era demasiado cariñoso, pero Bokuto Koutaro era su todo. Su mundo entero, no podía perderlo o dejar que se derrumbara. — Recuerdas cuando fuimos con mis padres a ver una película, Kou. Cantamos todos juntos mientras comíamos palomitas, reíamos y nos divertíamos... Nunca olvidaré días así, porque estabas conmigo Bokuto, siempre estuviste conmigo. Te amo, te amo, por favor, no me dejes. —Sollozó en el cuello del mayor, tratando de distraerlo, éste poco a poco relajando su respiración y gritos.
Yachi no perdió el tiempo y comenzó a coser la herida como había practicado hace meses, terminó más rápido de lo esperado, limpiaron la herida una vez más de la sangre que había quedado y le dieron pastillas para el dolor. Bokuto quedándose dormido en los brazos de su novio.
— En unas horas comenzará a tener fiebre, tenganle agua y paños, algunas pastillas para sus dolores. —Ordenó Daichi saliendo de la habitación. Akaashi recostó con cuidado a Bokuto en el futon que habían llevado, lo arropó y dejó su cabeza sobre el pecho del mayor. Arrodillado a su lado.
Estaban solos.
— Bokuto San, por favor. Por favor ya no des tu vida por los demás... ¿Qué haré en éste mundo sin ti? —Sollozó tomando la mano fría de su pareja. — Te dejé una vez atrás y volví a hacerlo, saliste herido las dos veces. La herida de tu cabeza y tu muslo, es mi culpa, Bokuto San. —Lloró mientras su respiración se acortaba, dolía ver a la persona que más amaba de ese modo.
— No es tu culpa. —Giró su cabeza ante la voz, Kageyama estaba parado en la puerta de brazos cruzados. — No es culpa de nadie, fue un accidente esta vez pero nos contaron que mataste a cuatro personas tú solo. —Akaashi se secó las lágrimas entre hipidos. Kageyama se acercó y se sentó a su lado, ignorando la sangre que había quedado por la herida de Bokuto San antes de ser cosida.
— ¿Qué sucede? —Preguntó en voz baja, la mirada atenta de Kageyama intimidandolo.
— Te vi antes y no me refiero a los partidos de práctica. Te vi en el bosque, de pequeños. —Akaashi quiso negarse pero Kageyama le estaba sonriendo, un escalofrío recorrió su espalda. — Eres el niño que no quería estar ahí, nunca mataste a nadie, solo animales y sobrevivías a base de tu fuerza de voluntad pero perdías la cabeza cada vez que intentaban acercarse a ti.
— ¿Tú eras uno de esos niños? —Susurró, mirando a Bokuto, dió pequeñas caricias en su cabello que estaba cubriendo su rostro, tratando de calmar su respiración. — Podría decirlo por la postura y la rapidez en la que te armaste y usaste tu rifle.
— Lo era. Pero a diferencia de ti, yo estaba ahí porque quería. —La sonrisa de Kageyama le dió escalofríos una vez más, no se sintió amenazado, pero sí supo diferenciar la atmósfera de un hombre feliz de tener un arma en sus manos y la de un hombre que era obligado. — Bueno... Venía para informarte que la ducha se desocupó, todo Nekoma se duchó y lavó su ropa. Ve a lavar la tuya y luego toma una ducha, la ropa quedará secando afuera, todos están usando batas.
— ¿Cómo es que asesinas por querer hacerlo? —Preguntó ignorando todo lo demás, Kageyama quién en ese momento estaba parado giró su cabeza un poco, viéndolo de reojo.
— Jamás maté a nadie, Akaashi San. —Se encogió de hombros, su voz tan fuera de ánimo como siempre. — Yo iba por placer y porque me hacía feliz no ver a mi madre. Estar cuatro días en un bosque con armas y solo, eso era espléndido. —Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón, encogiendose de hombros. — Tú y yo tuvimos el mismo pasado, Akaashi San, y ambos tenemos algo que proteger ahora, es normal sentirnos amenazados y actuar sin pensar. —Akaashi miró a Bokuto y luego a Kageyama, éste se giró y afuera de la habitación lo esperaba un pequeño chico de cabello anaranjado, quién lo interrogó para saber cómo estaba y si quería comer algo.
Akaashi comenzó a pensar, todos ahí tenían un pasado, pero jamás se habló de ello, él jamás le dijo a nadie sobre su pasado, menos a Bokuto San. Temía que se asustara con esa forma de ser y como perdía el control. Claro que ya lo había visto, pero... si sabía que era así desde antes... podría perderlo.
Frustrado y cansado se levantó, iría a ducharse y lavar su ropa. Salió de la habitación encontrándose con Konoha, éste lo miró, llevaba una bata blanca puesta.
— ¿Cómo está Bokuto? —Akaashi murmuró un pequeño "Bien" y caminó al baño. Giró su cabeza viendo en una esquina de la casa a Kageyama acariciando la cabeza de una pequeña; la hermana menor de Hinata; mientras que el mencionado veía con amor al más alto, daba discretas caricias en su espalda.
"Ambos tenemos algo que proteger ahora, es normal sentirnos amenazados y actuar sin pensar."
Entró al baño, suspirando una vez más. Se sentía ahogado, sentía que todos debían saber de su pasado o moriría asfixiado con el peso de sus pecados del pasado.
Y una pregunta se formó entre tantos pensamientos, ¿Kageyama les había dicho a todos? ¿Y si fue él quién entrenó a todos los de Karasuno?
El en todo ese tiempo pudo haberle enseñado a los demás como sobrevivir, pero sólo se escondió detrás de Bokuto. Era obvio que tenía miedo de morir, claro que con el pasar de los años había cambiado, su personalidad no era la misma. Pero sabía lo básico como para enseñarle a los demás.
Entró a la ducha quitándose toda la suciedad, su ropa lavandose en la lavadora que gracias a la electricidad de esa milagrosa casa, seguía funcionando.
Las lágrimas corrían por sus mejillas, mezclándose con el agua fría que cubría su cuerpo. No llevaban más de un año viviendo así, pero todo se salía de control. Bokuto se estaba dañando tanto para proteger a los demás y mantenerlos unidos.
¿Qué podía hacer un miedoso como él para ayudar a la persona que más amaba sin perder el control?
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As the world caves in. |Bokuaka|
Fanfiction"¿Acaso ese era el final de Akaashi? ¿Vería morir en algún momento a Bokuto o Bokuto lo vería morir a él? Miles de preguntas recorriendo su cabeza mientras sus piernas corrían a un ritmo que no podía soportar para poder sobrevivir, Bokuto no soltaba...