Capítulo Dieciocho: Traidor.

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— Sabía que Oikawa estaba loco, pero no sabía que podía llegar a éstos extremos, luego hablaré con él. —Susurró Kageyama sentado en la camilla, tenía la mitad de su rostro vendado y llevaba un uniforme de Aoba Johsai.

— Nos parece bien. Lo que decía se escucha preocupante. —Susurró Akaashi, Kageyama sólo asintió. — Tú ojo... ¿Estará bien? —Preguntó después de un silencio.

— Oh sí, sólo vendaron todo para evitar la infección por la cicatriz. ¿Hinata estaba bien en casa?

— Sí, algo preocupado, pero bien. —Kageyama asintió, Kenma apretaba la chaqueta de Akaashi. Los tres armadores quedando en silencio.

Un año después del tratado entre los dos grandes

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Un año después del tratado entre los dos grandes.

Akaashi suspiró mientras se volteaba en la cama, dos años desde que llegaron a Karasuno, todo iba relativamente bien.
Karasuno había progresado muchísimo y cada vez eran más los sobrevivientes, el trato con Oikawa fué difícil pero se llegó a un acuerdo que no involucraba muertes.

Bokuto dormía a su lado, se acercó a dejar un beso en sus labios mientras se acomodaba entre sus brazos.

— ¿Quieres mimitos? —Susurró Bokuto, su voz tan ronca como cada mañana, Akaashi sólo asintió. Los mimos llegando a su cabeza con cariño.

— Buenos días, amor. —El saludo fue respondido por su pareja, era un día libre para los chicos de búsqueda, después de que hace unos meses se dió a conocer que Kiyoko estaba embarazada reducieron las salidas para ese grupo por Tanaka.

— Hm, amo los días libres, puedo pasar tanto tiempo contigo como quiera. —Habló Bokuto con la emoción cargada en su voz, Akaashi soltó una leve risa y asintió.

— Aún que deberíamos levantarnos y ayudar a Kenma con la cuenta, ayer dijo que tenía unos problemas en reacomodar números. —Bokuto soltó un quejido, Akaashi negó con la cabeza, divertido. — Eres un flojo.

— Quiero quedarme con Akaashi. —Hizo un puchero, mientras se sentaba en la cama. — ¡Cerraré con llave para que no salgas! —Antes de que pudiera llegar a la puerta, Akaashi lo jaló de la camisa y se levantó para saltar a su espalda y abrazarlo como un Koala a un árbol. — ¡Akaashi deja de saltar a mi espalda!

— ¡Jamás! —Gritó entre risas, ambos eran sólo risas y bromas en esa habitación.

Luego de un rato de bromas y juegos, Bokuto terminó sentado en el regazo de Akaashi mientras éste estaba acostado y tocando aquellos muslos que tanto amaba de su Bokuto, la cicatriz que había quedado de la vez que se cayó en el bosque seguía ahí, pero estaba curada muy bien gracias a los cuidados de Yachi San.

— ¿Por qué me miras así? —Murmuró Akaashi sonriente, Bokuto no apartaba su vista de su novio.

— Quiero vivir hasta los ciento treinta años, Akaashi. Solo tengo veinte, pero hasta que llegue a esos treinta años, te quiero a mi lado. —Akaashi solo soltó una risa y se sentó, acercando a Bokuto desde sus caderas, sus pechos tan juntos como se podía.

— Vamos a vivir hasta la edad que desees, no voy a morir y tú tampoco. —Le prometió, besando sus labios con cuidado, Bokuto rodeó el cuello de su novio mientras se besaban.

El mayor comenzó a mover sus caderas sobre las de su pareja, ambos jadeando por el beso que los dejaba sin respiración, Akaashi se separó y apretó sus dedos en las caderas de Bokuto, obligándolo a crear movimientos más rápidos. Sus labios atacando el cuello del mayor, mordiendo y lamiendo, asegurándose de dejar marcas, sintiéndose en el paraíso por los gemidos de Bokuto.

— Kuroo, hay un problema, necesito que hablemos un segundo

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— Kuroo, hay un problema, necesito que hablemos un segundo. —Murmuró Kenma entrando a la habitación que compartía con su esposo, jugaba con el anillo; en su dedo anular; que le había traído el otro en una de sus búsquedas. Kuroo soltó un quejido mientras sacaba su rostro de entre las almohadas. — Perdón por molestarte tan temprano, cariño.

— Está bien, amor. Ven. —Susurró llamando al menor, éste se acercó para sentarse en el regazo del más alto. — ¿Cuál es el problema? —Preguntó admirando a su chico, su cabello largo y atado en un especie de coleta, no dudó en dejar besos en su hombro y cuello.

— Llevo casi una semana haciendo cuenta de armas, cada día van bajando diez. —Susurró preocupado, tratando de no emitir sonidos raros ante el placer que Kuroo le daba por los besos. — Ayer habían cien, luego noventa. Y antes de ayer habían ciento diez.

— ¿Tratas de decir que alguien de nosotros está robando armas? —Kenma asintió, Kuroo suspiró y estiró su mano tomando su camisa, se la puso con cuidado. — Vamos a reunir a los líderes para solucionar el problema, encontrar al traidor y asesinarlo.

Kenma se levantó viendo a su esposo salir de la habitación, lo siguió sin antes colocarse la sudadera negra de Kuroo, se encontró a Akaashi en el camino y elevó su mano para saludarlo, éste imitó su gesto y siguió su camino, no pudo evitar recordar el día de su boda, fué muy emotivo. Bokuto lloraba a mares y era el padrino por parte de Kuroo, Hinata siendo su padrino.

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Yo, Kuroo Tetsurou, te tomo a ti Kozume Kenma como mi esposo, prometo amarte y hacerte feliz, eres todo lo que necesito para vivir una vida llena de alegría. Voy a respetarte y darte todo mi apoyo, hasta el último día de mi vida en éste mundo cruel.

Yo, Kozume Kenma, te tomo a ti Kuroo Tetsurou como mi esposo, prometo amarte y hacerte feliz, te daré todo mi ser sin importar nada, siempre he pertenecido a tu lado y jamás me iré de éste. Quiero que ésta noche acompañada de estrellas sea testigo de mis palabras, te amo Tetsurou y lo he hecho desde que nos conocimos. Gracias por apoyarme siempre y darme la valentía de seguir luchando diariamente, eres mi mejor amigo en el mundo y con eso prometo respetarte y darte mi incondicional apoyo, hasta el último día de mi vida en éste mundo cruel.
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No olvidaría jamás ese día, y el como todos después hicieron promesas, en la caminata a la junta con los líderes tropezó con Hinata quién enseñaba a su hermanita como tomar un arma, Natsu había crecido más rápido de lo que todos esperaban. Kageyama estaba saliendo con un bolso, iría a Aoba Johsai para una revisión.

El tratado había sido que Kageyama debía ir dos días por cada dos semanas a Aoba Johsai solo para evitar una guerra por la locura de Oikawa, Hinata aceptando a regañadientes la petición del loco líder de Aoba Johsai.

— ¡Te amo! —Gritó Kageyama a Hinata, su ojo estaba bien y su brazo igual gracias a los cuidados de Yachi San, aunque la cicatriz era muy visible, todos ahí habían crecido tanto en altura como experiencias. Hinata pertenecía al grupo de rescate después de meses intentando demostrar que podía seguir el ritmo y era actualmente uno de los líderes en entrenamiento de menores.

De tanto pensar no evitó chocar con la espalda de su novio, volteó a verlo mientras pedía disculpas por su distracción.

— Kenma... —Kuroo cayó de rodillas frente a él, en su pecho un cuchillo enterrado, solo era capaz de ver la sangre que corría sin parar. Alzó la cabeza con pánico, uno de los recién ingresados a Karasuno lo había apuñalado y le apuntaba con un arma en la cabeza.

Alzó sus brazos mientras Kuroo maldecía en el suelo, sangre saliendo de su boca. Kenma en un movimiento rápido tocó la alarma, alertando a todos de un traidor.

Así inició la revuelta en Karasuno, por un traidor.

As the world caves in. |Bokuaka|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora